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Una walkiria en los jardines del palacio de Aiete

wRichard y Parsifal han mantenido diferentes criterios sobre la presencia de criaturas mitológicas, en los jardines del palacio de Aiete.

Afirmaba Richard que, en las noches oscuras, los jardines ingleses son visitados por hadas, gnomos y diablillos. Y continuaba diciendo que en el jardin-palacio y desordenado bosque de Aiete, no hay gnomos, ni hadas. Con esta afirmación no sabemos si Richard quiere decir que los jardines del palacio de Aiete no son jardines ingleses o que lo son sin gnomos, ni hadas ¿ni lamias?. Pero los jardines del palacio de Aiete llevan la firma de su autor, Ducasse, luego ingleses son, y muy principales.

Parsifal, por su cuenta señalaba que, siempre se ha hablado del fantasma del palacio de Aiete y que si los duendes se echan a faltar, no es porque no habiten en estos bellísimos jardines, sino porque los responsable municipales tiene las farolas, de luz escasa, apagadas por los recortes.

Por mediar, un reportero de Lantxabe se ha echado al monte -bueno al alto- y cámara al hombro, esta noche, muy cerca de la madrugada, cuánto más profunda era la oscuridad, ha tomada esta, por su nitidez y claridad, sorprendente foto.

¿Quién hace retroceder despavorido al guardián petrificado de miedo? ¿Quién arma la espada con tanta decisión y acierto? ¿Es una lamia? ¿Es una moderna sorgina? ¿Un gnomo disfrazado? ¿Una walkiria que se trajeron de Bayreuth los viajeros curiosos?

Familia de Ana Etxeberria Urreta en la exposición “Arbela Beltza”

Se subtitula “Los años oscuros en la educación vasca”. La muestra estará en la Casa de Cultura de Aiete K.E., hasta el 15 de Marzo.

URRETA

El muestrario trata de ser una mirada a la enseñanza en Euskal Herria, desde el inicio de la guerra civil, hasta la muerte del dictador, atravesando las líneas oscuras del franquismo.

En una de las primeras fotos que aparecen en el folleto de la exhibición, página 13, encontramos un homenaje a Arturo Campión.

Fue el año 1930, cuando Arturo ya contaba 76 años de edad, y se realizó en Villa Mirentxu, convertida hoy en la villa Mirentxu es ahora Centro de bienestar social, empleo y servicios culturales de Lasarte-Oria

En la foto que se muestra en esta web vemos a Campión, escoltado por unas simpáticas niñas y niños. A su izquierda, los tres más altos, dos chicas y un chico, son ama eta iseba, osaba de nuestra incansable -y admirada- Ana Etxeberria, generosa activista en diversas actividades culturales que se desarrollan en el barrio y en la ciudad, especialmente de las que tienen base musical, en cuyo árbol genealógico encontraremos al Padre Donosti. Es profesora del colegio Alemán y colaboradora habitual de Lantxabe.

En la exposición podemos ver objetos como la hucha del Domund, el costurero y el bastidor para la costura de las chicas, la “chasca” -con la que algunos maestras y maestras propinaban golpes al alumnado-, testimonios, libros, pupitres con sus tinteros, castigos escritos, actas de colegios, carteles, manuales para ser una “buena mujer” o fotografías nos transportan a una de las épocas más convulsas, también para la enseñanza, en Euskal Herria; la que va del inicio de la guerra civil a la muerte del dictador, atravesando las líneas oscuras del franquismo.

La exposición “Arbel beltza”, nos muestra un periodo de nuestra historia en el que la “educación” se convirtió en uno de los pilares básicos del sistema totalitario del franquismo, la enseñanza en adoctrinamiento y en el que la Iglesia católica y la Falange se hicieron con el monopolio educativo para perpetuar el régimen.

Con este fin, la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha realizado una ardua y cuidada labor de investigación, selección y recopilación de testimonios de personas que sufrieron en propia carne aquellos años en los que centenares de maestros y maestras fueron depurados y expulsados de sus aulas por no ser afines al régimen franquista y durante la que miles de niños y niñas sufrieron golpes, castigos, humillaciones, adoctrinamiento…

Y muchas otros objetos, textos, vídeo y referencias de aquella época siniestra, cuyo principal agente vivía en temporadas de verano justo arriba del salón de exposiciones.

La exposición Arbela Beltza, ha sido producida por el departamento de Derechos Humanos del Ayuntamiento de Donostia/San Sebastián y como fruto del trabajo de investigación de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Juantxo Egaña es el comisario de la muestra.

El pie de bidegorri de Aiete

bmEl periódico británico ‘The Guardian’ sitúa al carril de Morlans dentro de las mejores infraestructuras ciclistas del mundo. El bidegorri del túnel de Morlans, que se abrió al público en 2009, ha recibido un reconocimiento particular. Este bidegorri está llamado a unirse con el paseo de Aiete a través de un ascensor que, partiendo de este punto, alcanzaría, en dos tramos, el paseo de Aiete.

El barrio lleva años reclamando esta solución a la movilidad peatonal y ciclista.

El reportaje del periódico incluye fotografías de los diversos carriles para bicicletas y caminos especiales para estos vehículos que, a juicio del medio de comunicación británico, son ideales para trasladarse en bicicleta.

El bidegorri del túnel de Morlans es uno de los pocos que circula bajo tierra dentro de la docena de instalaciones seleccionadas. (Otros túneles son: el de Bath, ciudad que visitamos hace un par de años, en el marco de la ruta por el Sur de Inglaterra, organizada en ciclo de Literatura y Ciene; el de Amberes y el de Rottherdam)

La obra del bidegorri fue impulsada por el anterior consistorio, quien lo puso en marcha tras largos años de negociaciones con el Gobierno Vasco, titular del túnel por el que, con anterioridad, circulaba un ramal de Euskotrenbideak.

El túnel que conecta con los barrios de Amara y El Antiguo, está llamado a enlazar con el de Aiete, si el Consistorio municipal así lo aprueba. El subterráneo tiene 840 metros y abre de 7.00 horas a 23.00 horas, momento durante el que está vigilado por cámaras de seguridad. Aunque es solo para bicicletas, numeroso corredores hacen también uso de él, ya que supone importante atajo entre ambos barrios.

No abren el correo más que una vez al mes y luego se quejan

WWWCuando voy a visitar a mi madre pongo mucho cuidado en no dejar a la vista el smartphone para no caer en la tentación de andar manipulándolo cada vez que se enciende la lucecita azul o hace “plink”, ya que se mosquea cantidad si me ve haciéndole más caso al aparatejo que a ella. Yo pongo cara de póker y le pido disculpas o le suelto la mentirijilla de que estoy esperando un aviso de mi hija o mirando la hora, pero no cuela. Y tiene más razón que un santo, vaya que sí que la tiene, pero todavía no soy capaz de encontrar el punto justo de equilibrio con tanta tecnología punta en la palma de la mano.

Bien está querer ir con los tiempos, faltaría más, no vamos a anquilosarnos en el patético “cualquier tiempo pasado fue mejor”, a mí no me apetece ser como algunas personas que abominan de los móviles y sus prestaciones y luego te piden el teléfono para hacer “una llamada urgente” o como quienes tienen ordenador pero no abren el correo más que una vez al mes ni escuchan los mensajes del contestador y luego se quejan de que no se cuenta con ellos para nada. Pero tengo que reconocer que todo no puede ser, que no se puede estar en misa y repicando y que va a llegar un día –a mí todavía no me ha ocurrido y toco madera- que estaremos haciendo el amor y dictando un guasap a la vez o…yo qué sé.

Tengo un blog que mucha gente lee en el teléfono, en formato mini y de mala manera; tengo amigas que ya sólo se comunican conmigo enviándome mensajes por whatsapp –porque los sms se han quedado obsoletos; del twitter me he librado por los pelos y el skype lo necesito como el respirar para poder ver el dulce rostro de mi hija lejana. Podría pasar el invierno encerrada en casa al lado de la calefacción y pidiendo comida a domicilio por email, viendo pelis por Internet y leyendo libros en un ebook. Sin tocar ni que me toquen, sin hablar ni que me hablen, sin más socialización que un chat o una página de contactos a través de los ordenadores de todos los tamaños que van apareciendo por casa. (Sobremesa, PC, Mac, tablet, Smartphone, IPhone…¿etc.?)

Mi madre quiere –y con razón- que cuando esté con ella le dé palique, le cuente cosas, la haga reír con mis (eternas) boutades, le coja la mano o le dé un beso… Yo, para quitarle hierro a la cosa, agarro el “Hola” que siempre anda por encima de la mesa (que ella jura y rejura que “se lo regalan”) y le muestro la foto de la reina Leticia (“la Leti” de toda la vida) en vaqueros por Madrid y con DOS teléfonos móviles en la mano. Argumento contundente para acallar cualquier queja…

Pongo a trabajar los racimos de neuronas que todavía no han sido afectados por la sobredosis de tecnología y decido y prometo firmemente:

Apagar el móvil cuando esté en la cama (aunque no esté durmiendo)

No dejar el móvil al lado de la servilleta cuando me siento a comer o a cenar con OTRAS PERSONAS.

Consultarlo sólo en la intimidad (del wc si es menester)

Dejarlo en casa cuando voy a hacer la compra (no hay nada más ridículo que andar hablando en la cola del súper)

•“Olvidarlo” en el dormitorio si estoy en la sala, en la sala si estoy en la cocina y en la cocina si estoy en el dormitorio.

Usarlo como si fuera un paraguas, que tan sólo se coge cuando se espera lluvia y tan sólo se abre cuando empieza a llover.

Miro a los demás y los veo con una prótesis en la oreja, hablando solos por la calle (pinganillo), absortos y abducidos en sus aparatos aunque estén en compañía. Miro a los demás y siento un gran malestar porque me veo reflejada en ellos de alguna manera y no me gusta lo que mis ojos contemplan, claro está. De hecho, hasta mi perro me pone mala cara cuando lo paseo y voy consultando el móvil en vez de estar atenta a sus juegos al otro lado de la correa porque sé que no le hago caso, como no hago el suficiente caso a mi madre, ni a mis amigas y amigos, ni a mí misma… si permito que mi atención se disperse de tanto hermoso como hay en la vida para estar concentrada en el último “viral”, el penúltimo “me gusta” o la próxima foto de la comida que alguien se está comiendo en algún sitio.

apartirdeloscincuenta@gmail.com

Cecilia Casado | 12-11-2014 | 07:37

Con dos huevos (o tres)

dosTome doña Letizia los tres huevos por prescripción del doctor Perricone o por iniciativa propia, el simple rumor ya ha colocado a esta dieta a la altura mediática de la Dukan, aunque ésta más que contra los kilos, lucha contra las arrugas. «Ayuda a rejuvenecer la piel, es como si te hicieras un ‘lifting’ en tres días», anima Matías López, director de Pure Skincare, la firma que comercializa en España la línea cosmética Perricone: 38 productos (cremas hidratantes, limpiadoras…) entre 53 y 165 euros que complementan la dieta y engordan el negocio.

Ayer, a cuenta de lo de la Reina, llevaban una mañana «de locos». «El número de visitas a la web se ha duplicado», se sorprendía Matías, que se ha animado a probar la crema hidratante con protección solar de Perricone: «Es uno de los productos más vendidos, aunque el número uno es una crema facial con color que los maquilladores de Hollywood le pidieron expresamente que inventara y que cuesta 59 euros». Pero el régimen se lo ha dejado a su mujer.

Hay dos modalidades, una pauta de 28 días o un tratamiento exprés de solo tres jornadas, que es el que ha seguido Raquel González, esposa de Matías y socia en el negocio. «De golpe y porrazo te sientes más descansada. Te deshinchas y te ves más guapa, con más luz en la cara, con los pómulos más marcados, los ojos más definidos… Incluso las piernas y los brazos están más tonificados porque eliminas muchos líquidos. No pasas hambre, aunque cuesta mucho quitarse el café con leche de la mañana».

La base de la dieta Perricone, además de la famosa tortilla (de tres claras y una yema), es el salmón (al horno, al vapor o al papillote), que se toma 24 de los 28 días y como desayuno, comida y cena en la modalidad exprés. Pechuga de pollo, manzana verde, melón, frutas del bosque… y un puñadito de almendras completan esta dieta que demoniza el pan, los zumos de cartón, el alcohol (solo una copa de tinto) y el café.

Hacer el régimen Perricone tres días no es malo, pero mantenerlo en el tiempo puede causar problemas renales o hepáticos. La comunidad médica coincide en que la única dieta que protege la salud es «la que tiende al vegetarianismo, como la mediterránea. Hay que comer mucha verdura, productos integrales, frutos secos, legumbres y aceite de oliva; y poca carne, mariscos, pescados, embutidos… Alimentos de origen vegetal y de temporada, como ahora las alcachofas o la coliflor».

¿Qué le falta a la Perricone? No tiene pan integral, pasta, legumbres, arroz… Son alimentos fundamentales. ¿Cómo vas a aguantar el invierno sin pan y garbanzos? ¡Si es lo que nos han enseñado a comer nuestras abuelas!

Ellas (las abuelas) comían poco salmón, que es el pescado favorito del doctor Perricone y el más vendido en España. «El salmón es un pescado de precio asequible y muy estable, no como el boquerón, que hace diez años costaba cuatro veces menos. Eso y que tiene poco desperdicio ha hecho aumentar mucho su consumo con la crisis, en detrimento del mero, la merluza, el lenguado o el rodaballo. También se ha puesto muy de moda gracias al auge de la comida japonesa» Ayer lunes era día de poca faena en las pescaderías. «Pero a partir de hoy seguro que se nota» el ‘efecto Letizia’.