Ana impartió una charla ejemplar por su contenido didáctico, sobre Doménikos Theotokópoulos ‘El Greco’; éste orgulloso de haber nacido en Candía, la capital de la isla de Creta

Allí recibió su primera formación como pintor de iconos, que Ana documentó doctamente

La antigua ‘restauradora’ proyectó en el salón de actos del centro cultural los trabajos y relaciones de ‘El Greco’ en Venecia y en Roma (donde fue protegido del cardenal Alejandro Farnesio)

Y acabó su charla exhibiendo en la pantalla su estancia en España primero en Madrid (atraído por los grandes conjuntos decorativos de El Escorial) y después en Toledo, dónde se instaló definitivamente y en dónde realizó sus mejores obras.

Ana dio un conferencia extensamente documentada -más de 150 filminas-, soportada en proyecciones y cuadros de carácter histórico, geográfico y artístico; iluminando detalles de las principales obras del cretense, con una destreza dialéctica, sencillez, savoir-faire que deleitó a un público que ya estaba entregado a su magisterio desde antes de que se apagara la luz del salón de actos, para que el único punto de atención fuera el lienzo de proyección

Ella estaba a oscuras dando la conferencia para que los asistnetes vieran mejor lo que proyectaba en la pantalla. No veía el reloj. Preguntó la hora. Los asistentes quedaron sorprendidos ¡Eran las 8 y media!; había pasado la hora y media de charla comprometida, y nadie se había percatado, y todavía quedaba un buen trozo de conferencia por completar.

El salón estaba repleto. No quedaban sillas, 136 se ocuparon. Había personas sentadas en los banco corridos o en taburetes. Se llegó hasta cubrir el aforo de 150 personas, pero el clima era de absoluta atención. El público embebido, estaba absorbido por las explicaciones verbales de Ana y por la fuerza de ‘El Greco’, que ella supo trasmitir.

Un encuentro sobre arte, sobre ‘un pintor adelantado a su tiempo’, manierista, expresionista, impresionista, puntillista, incalificable, …Ana supo trasmitir la energía de la personalidad del candiano; la fibra, el brío, la resistencia del pintor en su periplo desde Creta hasta Toledo. La corpulencia de sus personajes como San Sebastián, la frescura y lozanía de ‘El retablo mayor de Santo Domingo el Antiguo’. Metió al público dentro de su ‘El expolio’. Primero en la vista general (un soberbio cuadro, teológicamente incorrecto porque las cabezas de la escolta sobrepasasen la de Cristo), y luego en el ‘detalle’, (Ana amplía a los pies del cuadro al hombre con el berbiquí que prepara la cruz). Hizo la misma operación con otros cuadros reconocidos como en ‘El entierro del conde de Orgaz’ y en algunos ‘Retratos’ que ilustró. En ‘El expolio’ ella está enamorada de la túnica rojo-bermellón de Cristo, y enamoró también a los asistentes. En ‘El entierro del conde de Orgaz’ con qué contagioso entusiasmo trasmite los detalles que se observan de la ‘parte terrenal’ –obra de encargo- y la ‘parte celestial’ -creación propia del pintor-.

La documentada ‘Conservadora de Arte’ extendió su información sobre Doménikos Theotokópoulos, a los encargos que recibió de diferentes entes religiosos para realizar todo tipo de elementos decorativos en Capilla, Iglesias, Colegios y Hospitales que incluía retablos, esculturas y pinturas; muchas de ellas terminaron troceadas y mal vendidas por la ignorancia y la ambición.

Si la catarsis es la que produce diversas emociones, como pasión o hipnotismo; si este tipo de experiencias, como la conferencia de Ana, hacen que los observadores terminen interiorizando la belleza y el arte, fundiéndose en esa pasión; si cuando una velada logra la catarsis del espectador porque éste proyecta sus emociones en los cuadros que aparecen en escena…Mucha gente pensará que lo vivido ayer en Aiete fue una catarsis.