La Ertzaintza retira de la erreka Pakea, en el Bosque de Miramon, un obús de la Guerra Civil

A Juan Manuel Rivas, director del departamento de Espeleología de Aranzadi, le gusta salir a explorar y hallar nuevos rincones interesantes. «En el bosque de Miramón», por donde sale a pasear un rato por la mañana, hay mucho recoveco por descubrir. El, cómo la gente de Lantxabe, lo recorre de arriba abajo muchas veces. La erreka le ha deparado una sorpresa: Un obús de la Guerra Civil, que a tenor del musgo que lo recubría debía llevar tiempo a la intemperie y que, finalmente, han retirado los especialistas de la Ertzaintza que se acercaron al lugar tras su aviso.

«Al principio he pensado que era una botella, e incluso lo he cogido con la mano», ha reconocido Juan Manuel. «Pero al ver que pesaba un montón enseguida me he dado cuenta de que era un obús, con la forma de ojiva y en la punta lo que parecía una espoleta, y lo he dejado lentamente otra vez en el suelo». El espeleólogo sabe que la primera norma es no tocar este tipo de artefactos. «Ha sido de forma inconsciente, al creer que era otra cosa».

Arrastrado por el río

Dos patrullas de la Policía autónoma y varios expertos en este tipo de explosivos se han acercado hasta el lugar, a la eureka Pakea que alimenta el pequeño lago artificial Lantxabe ha puesto en valor, y se han hecho cargo del artefacto para desactivarlo. «Seguramente lo ha arrastrado el río, pero creo que llevaría mucho tiempo a la intemperie porque estaba cubierto como de musgo. Igual en su momento estuvo enterrado, pero como ha habido muchas obras también por la zona…», ha elucubrado el espeleólogo imaginando el origen de un tipo de artefactos que de vez en cuando aparecen en algún bosque, playa o camino.

«La verdad es que, puestos a encontrar algo hecho por el hombre, me gustaría haber encontrado alguna pintura rupestre y no una bomba», ha reconocido

La Ertzaintza, cuyo equipo de artificieros se ha hecho cargo del explosivo, asume que la aparición de estos obuses que datan sobre todo de la Guerra Civil es habitual. En los últimos años, destaca la aparición en la bocana del puerto de Pasaia de media docena de bombas y obuses de mortero, arrojados al parecer por un bou del Gobierno Vasco al intentar evitar que cayeran en manos del bando nacional.

Un resumen tomado de AMAIA CHICO (DV)

Martes, 20 marzo 2018, 20:58

 

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