Giulio Romano fue discípulo del Rafael de Urbino, y por su naturaleza viéndole listo, mereció de Rafael, que lo amase mas que a los demás, y que lo tuviera en cuenta en el dibujo, invención y colorido de entre todos sus discípulos pues los superaba en mucho. Y bien lo mostró Rafael, mientras vivió, en hacerlo continuamente trabajar sobre todo en las cosas más importantes.

Hizo Giulio muchas cosas, pero los viajeros se quedaron, el pasado 13 de julio, en su visita al Museo Hermitage, de San Petersburgo, con Los amantes, (1524). Óleo sobre tabla trasferido a lienzo, 163 x 337 cm.

El cuadro se basa en el mito griego de que la joven Alcmena estaba con Anfitrión, pero no consumarían su matrimonio hasta que él regresara de su batalla contra los telebeos, para vengar la muerte del hermano de Alcmena. Luego se meten en el mito Zeus, Helios, Tiresias y aparecen Ificles y Heracles La picardía de Giulio Romano consiste en que, en medio de ese batiburrilo, él pinta un escena de alcoba, con sirvienta en actitud de observando, pero su pícara sonrisa avisa al espectador que en la cama de Alcmena, por esa pierna que va por libre y que también asoma en la viñeta de Olariga, hay más de un celebrante.

Bueno, este asunto, fue tema de debate en la visión del cuadro y algunos afirmaban que la pata suelta no es de un tercero, sino que está distorsinada y pertenece al mismo hombre que da la cara.