8M en Donostia
8M, ya no hay quien nos pare – Aieteko Bizilagunen Elkartea

Miles de personas han marchado hoy, 8 de marzo, en Donostia con motivo del Día Internacional de la Mujer, defendiendo el feminismo y la igualdad. La manifestación, una de las más multitudinarias del territorio, partió a las 12:30 desde El Antiguo y recorrió el paseo de La Concha hasta llegar al Boulevard.

El momento más impactante fue la entrada en el Boulevard, con una marea morada ocupando los cuatro carriles y el lema central: «Gora Borroka Feminista!«. Otro eje clave ha sido el rechazo al fascismo y la ultraderecha: «Faxismoaren aurrean, Ausardia eta Aliantza Feministak!».

La marcha destacó por la participación de personas de todas las edades y un creciente número de hombres acompañando a sus familias y amigas. Se han visto mensajes contra la pornografía, la explotación sexual y la brecha de género, así como pancartas con lemas como «Vivas y libres: Berdintasuna» y «El feminismo no es mujeres contra hombres, es gente contra prejuicios».

Al llegar al Boulevard, se leyó un manifiesto que denunció la opresión de mujeres trans, reivindicó un feminismo fuerte ante el sistema heteropatriarcal, capitalista y racista, y alertó sobre el auge del fascismo y la extrema derecha en diferentes ámbitos, incluyendo redes sociales, prensa y discursos políticos.


Hoy podría escribir
un rosario de versos
gritando ¡Viva la Mujer!,
en plena calle.
Y soñar como un poeta
que soñabais con él
emocionadas.
Podría proclamar
que vuestro nombre
fuese la bandera
que ondeara
en todos los jardines.
Podría enamorarme
de todas y ninguna
y estar preso y libre, y a la vez
cautivo y encantado.
Hoy podría hacer
que la memoria de mis versos
volvieran a la vuestra
cada día
y estuvierais orgullosas
de haberlos inspirado
Hoy podría hacer mil cosas
y plantar un millón de rosas,
mas hoy callarme toca:
las que habláis sois vosotras.
La participación 8M ha fortalecido el movimiento feminista
Las mujeres han sentenciado con su cuerpo y participación masiva que plantan cara a la ola reaccionaria misógina. En las calles de todas las ciudades han defendido sus derechos, conquistas conseguidas durante decenas de años, con la convicción profunda de avanzar de manera efectiva en sus necesidades y prioridades. Lemas, consignas y manifiestos han señalado al trabajo, a los cuidados y a todas las injusticias que sufren las mujeres y la comunidad, asumidos por el movimiento feminista. Al mismo tiempo, la sociedad ha tenido que sufrir el mismo 8 de marzo el asesinato de dos mujeres, en Blanes (Girona) y Martos (Jaén).
Las movilizaciones han sido un gran éxito. Es un orgullo la capacidad de las mujeres en sostener su iniciativa ante la negación, los obstáculos, las discriminaciones, las prohibiciones de los poderes públicos y la irrupción de la extrema derecha en todos los ámbitos, con la amenaza tanto a nivel europeo como internacional.
A pesar de los malos augurios, por la reacción contra el movimiento feminista por el derecho de las mujeres a una vida digna de libertad y libre de violencias machistas, a pesar de la división de la movilización del propio feminismo, miles de mujeres y algunos hombres han salido unitariamente a la calle. La contraofensiva reaccionaria ha perdido en las calles.
La división ha fracasado, al menos por ahora. La reacción procede directamente de los grandes centros de poder, impulsados y financiados por reconocidas entidades de extrema derecha y alimentadas desde el poder económico y el político de los estados. Pretenden que las mujeres retrocedamos a la edad media. El ataque reaccionario influye en frenar el avance de la empatía con el movimiento feminista entre los hombres e incluso entre algunas mujeres. Se observa sus efectos negativos en unas nuevas tendencias entre adolescentes y jóvenes que asumen y difunden los contenidos misóginos. La cultura de la violación es alimentada por las ideologías de la ultraderecha.
La división entre las propias filas feministas, con razones diversas, es víctima de estos problemas. El movimiento feminista, o los diversos feminismos, necesitan clarividencia para sostener que la unidad en la movilización, con la diversidad en las propuestas, es la manera de juntas avanzar para las necesidades de todas las mujeres.
Panorama
Este 8 de marzo de 2025 se ha producido en un contexto de multiplicidad de crisis: económica, sanitaria (post pandemia), militarista (guerra en Ucrania y en Palestina), como las más graves.
La reacción virulenta misógina es una punta de lanza de la extrema derecha, de la involución ideológica política y moral. El acceso de Trump en el país imperialista más poderoso del planeta es una alerta terrible contra los derechos de las mujeres. Que el potente movimiento feminista norteamericano tenga que vivir este oprobio, nos muestra lo mucho que queda por avanzar entre la masa profunda de las propias mujeres y, por supuesto, entre los hombres.
En cambio, en los estados en que oficialmente se defiende a las mujeres, incluso con leyes positivas, como el español, los medios y los presupuestos dedicados a superar les discriminaciones, desigualdades y violencia machista, son claramente insuficientes y totalmente escasos.
Potencia del movimiento
Frente a esto el movimiento feminista es potente en su movilización. Sus propuestas son creativas e innovadoras, interpelan a las generaciones más jóvenes con su incorporación a la acción, incluso de sectores adolescentes.
Se nota el auge de entidades de mujeres dedicadas a cuidados, en violencias machistas, en la defensa de multitud de discriminaciones.
El movimiento sindical amplía los planes de igualdad en las empresas. Las sindicalistas están en primera línea para conseguir su efectividad. En las mismas CCOO han destacado que ha habido una nueva mayor afiliación de mujeres respecto a los hombres. Las mujeres trabajadoras sindicalistas son un puente a la masa profunda de mujeres que aún no han despertado al feminismo.
Este año hemos vivido dos nuevos puntos álgidos de éxitos que penetran en la masa de mujeres y el conjunto de la población. El juicio y condena por violación de Dominique Pelicot, con la magnífica defensa y actitud de Gisèle Pelicot. El lema “la vergüenza ha de cambiar de bando”, ha pasado a grabarse en la conciencia de millones de mujeres.
El otro éxito es el del “se acabó” de las futbolistas, en que en todos los hogares se introdujo que un beso no consentido es una agresión sexual. El juicio ha condenado al agresor Luís Rubiales, aunque con mala praxis cómplice se haya absuelto de las coacciones al expresidente de la federación y a sus ejecutivos.
Retos
El movimiento tiene presente y se plantea importantes retos a resolver.
Las manifestaciones los han expresado con sus diversidades de lemas: el trabajo de los cuidados como esencial; la discriminación salarial y las condiciones laborales en general en las empresas; la falta de derechos de ciudadanía y para la convivencia de todos los sectores de inmigradas y racializadas, permanentemente represaliadas por una ley de extranjería racista, contra los derechos fundamentales y misógina. La dominación neocolonial que se replica en la sociedad y en cada hogar. Al grito de “nos queremos vivas” se rechaza toda agresión sexual, feminicidios y violencias a las mujeres. Ha estado presente la denuncia de la reacción ultraderechista y del fascismo que golpea con extrema dureza a las mujeres. Crece la indignación frente la injusticia patriarcal, la impunidad y la complicidad en hombres y en las instituciones.
La movilización de denuncia contra las discriminaciones a las mujeres fomenta conciencia, organización y movimiento.
El pilar fundamental de la vida humana es la naturaleza, el trabajo y la convivencia social. Sin embargo, se discrimina a las mujeres y se privilegia a los hombres. El doble trabajo a que se condena a las mujeres, el no remunerado del hogar y de buena parte de los cuidados, y el remunerado, falta añadirle el de la reproducción de la especie. Cambiar este paradigma, subvertirlo, significa aunar fuerzas, propuesta, movimiento y organización contra la esencia del poder económico y político estatal, mientras se defiende todo avance en la igualdad efectiva de derechos y realidades concretas de las mujeres.
Termino con una mención a la estimada revolucionaria Alejandra Kolontái, quien fue comisaria en el consejo central de los soviets en la revolución rusa, que creía firmemente en la necesidad de unir la lucha de clases con la lucha por la igualdad de las mujeres. Con ella cuando afirma “la liberación de las mujeres sólo puede ser obra de las mujeres mismas”. Por lo tanto, la lucha de las mujeres trabajadoras y del futuro revolucionario será con las mujeres o no será.