La modestia y sencillez de Manuel Machain

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manuel

Manuel nació en una familia muy humilde, el día de su 1ª comunión su regalo consistió en bajar a una casa de Donosti y andar subiendo y bajando en ascensor. Su comida fue: sopa de arroz, paella y arroz con leche; ya que el arroz le volvía loco.

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Un día fue a sacar dinero a la Caja de Ahorros y empezó a contarlo en la ventanilla con sus gruesos dedos y claro, se iba formando cola, diciéndole el cajero: los he visto más rápidos, a lo que le contestó Manuel: tu eres muy rápido con el dinero ajeno, me gustaría verte con el propio.

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No era nada presumido con la ropa al contrario que su cuñado Nicolás Urcola, que por no arrugarla ni se sentaba, y le decía Manuel: No sé cómo no te casaste con Tere, esposa de Manuel, harías buena pareja.

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Al final de su vida, enfermo, con secuelas de un ictus, solía estar en una butaca y Tere solía limpiar el salón con las ventanas abiertas y claro, sin calefacción, y Manuel le decía: los del banco si que estarán calientes dinero ajeno.

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Cuando iba a comprar zapatos nunca se los probaba porque no iba a estar molestando a la dependienta, al usarlos si eran pequeños usaba calcetín fino y si eran grandes, gordo.

Cuando fue al Japón estrenó zapatos nuevos y los encontró un poco estrechos pero como allí se los quitaban y ponían a menudo para entrar a los sitios pues aguantó bastante bien hasta llegar a casa: estos zapatos aprietan mucho le dice a Tere y ésta: claro no les has quitado el cartón.

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Estando en Japón todos los gastos los pagaba la TV japonesa que les llevó. Se dieron cuenta que el vino que les sacaban costaba 600 ptas. de entonces la botella y les dio vergüenza y empezaron a pedir de 200 ptas. Les sacaban marisco pero Manuel prefería el arroz.

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Amigo de un famoso cocinero al que conocía desde pequeño un día le invitó a comer. Qué tal has comido Manuel? le preguntó el maestro. “Bien, pero hubiera preferido lentejas y txuleta” le dijo Manuel

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Siempre se desplazaba andando, no usaba bus ni coche salvo si iba a alguna tirada de toka o bolos eran fuera de Donosti, si no le llevaba algún compañero en coche (nunca tuvo coche).

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Gran aficionado a la lectura y autodidacta aprovechaba cualquier momento para leer todo lo que pillaba aprovechando por ejemplo sus caminatas. Un día venia a casa leyendo algo que había encontrado y se dio un golpe con una farola y trajo la cara a casa que parecía que venía de boxear.

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