Roberto Bolaño en Gipuzkoa

en irun 1995El autor deLos detectives salvajes” ganó en los noventa dos premios en Gipuzkoa

  • En 1997 el Ciudad de San Sebastián

  • En 1994 el Ciudad de Irun de Poesía con ‘Los perros románticos‘ (Vino a nuestra ciudad a recoger el premio en 1995)

El 25 de enero de 1997, un por entonces aún desconocido Roberto Bolaño ganó el Premio Ciudad de San Sebastián de relatos con el cuento ‘Sensini’.

Bolaño recibió 700.000 pesetas por el premio, que en aquella época esa era su principal, sino única, fuente de ingresos. El autor siempre vivió con lo justo; él se consideró un poeta. Sólo empezó a escribir narrativa a raíz del nacimiento de su hijo Lautaro. Pensó que, obviamente, únicamente con la poesía no podía  alimentar a su familia. Tuvo que hacer estas “acrobacias de supervivencia” presentándose a toda suerte de premios literarios.

Al jurado del concurso de Kutxa -en suspenso a causa de la crisis- le cabe el orgullo de ser el primero en haber apreciado las virtudes de un Bolaño cuya fama si bien ya creció a partir de entonces, se convirtió en un mito tras su fallecimiento (ahora hace 10 años). Aquel jurado estaba compuesto por Raúl Guerra Garrido, Álvaro Bermejo, Antxon Obeso, José María Mendiola y José Manuel Costas.

El 24 de enero de 1998, fecha de la entrega de los galardones a los premiados el año anterior, Bolaño no pudo acudir al acto. En su lugar, recogió la distinción Julia Otxoa.

La cierto es que la carrera de Bolaño salió disparada tras este premio.

En el Ciudad de Irun, categoría de poesía en castellano, ganó el del año 94. El jurado compuesto por Francisca Aguirre, Antonio Colinas, Ángel García Ronda, Félix Grande y Pepe Hierro galardonaron su poemario ‘Los perros románticos’, un libro esencial en la obra de Roberto Bolaño.

‘Los perros románticos’ reúne casi medio centenar de composiciones en las que ya están presentes buena parte de las constantes formales y temáticas que caracterizan la obra de Bolaño.

Por ejemplo, en estos versos,

«Soñé con detectives helados, detectives latinoamericanos / que intentaban mantener los ojos abiertos / en medio del sueño. / Soñé con crímenes horribles / y con tipos cuidadosos / que procuraban no pisar los charcos de sangre / y al mismo tiempo abarcar con una sola mirada / el escenario del crimen. /Soñé con detectives perdidos / en el espejo convexo de los Arnolfini: / nuestra época, nuestras perspectivas, / nuestros modelos del Espanto»,

nos damos de bruces con los  ‘Los detectives salvajes’ y con “2666”.

Dicho esto si no han leído a Bolaño, no por eso dejen de ir a la tertulia del próximo jueves, pero por una vez -y sin que sirva de precedente- corran a la librería más próxima, llévense “Los detectives Salvajes” y, después de pagar religiosamente el libro (o no, como hacían los real visceralistas), dediquen los próximos días a leerlo. Vengan a la tertulia y después seguirán leyendo el libro que han comprado y, probablemente, el resto de su colección.

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