Gutun irekia Xabi Alonsori

Ez dugu elkar ezagutzen Xabi. Hala ere, joan den asteazkeneko finala ikusita eta zure ondorengo adierazpenak entzunda, animatu naiz gutun ireki hau idaztera, ez bainago bat ere ados azken aldi honetan jokatzen ari zaren rolarekin, zure taldearen indarkeria zuritzen, zurea barne. 

Hasteko, esango dizut beti mirestu izan zaitudala, bai jokoagatik eta baita zelaitik kanpo erakutsi duzun portaeragatik. Liverpoolen zale egin nintzen zeu bertan ari zinenean, eta zuekin batera emozionatu nintzen Champions hura irabazi zenutenean, Milanen kontra. Poztu nintzen, halaber, Real Madrilek hartu zintuenean, ulertu bainuen zuretzat pauso bat gora zela. Jakizu, gainera, txikitan nik ere mirestu nuela Real Madril, Di Stefano handia eta Josetxo Arakistain atezain euskaldunaren garaian. 

Gaurko garaietara itzulita, negargarria iruditzen zait iaz ezkero erakusten ari zareten portaera. Indarkeria erreibindikatzen duzue (“El futbol es para hombres” aldarrikatu zuen Mourinho misoginoak), eta biolentzia erabiltzen duzue jokoan, batez ere Barçaren kontra, gaur egun Real Madril baino hobea den taldea. Azken txapelketako hondar partidak eta Superkopakoak horren erakusgarri izan dira: muga-mugan jokatzen duzue (Khedirak Abidali buruan emandako ostikadak antz handia zuen De Jong-ek zuri Hego Afrikan bularrean emandakoarekin), presionatu egiten dituzue arbitroek zuen indarkeria normaltzat jo dezaten, eta ausartzen direnean zuetako bat zelaitik egozten, sekulakoak eta bost esaten dituzue.

 Superkopa honetan —Pepe, Khedira eta Marcelo ez ezik—, zeu ere ikusi zaitut egurra ematen lotsa barik, eta indarkeria justifikatzen. Are gehiago, azken partidaren ostean erakutsi nahi izan zenuen talde bien errua izan zela gauzak gaizki amaitu izana. Bada sentitzen dut, baina ez. Marcelorena ez dago justifikatzerik. Ezta Mourinhoren erasoa ere. Eta arbitroak atera zituen txartel gorri guztiak ondo aterata egon ziren, nahiz eta, seguruenik, ez ziren nahikoak izan.

 Kosta ahala kosta nahi duzue irabazi (bitartekoek justifikatzen dute helburua: tituluak; horixe da zuen mantra orain), eta galtzen baduzue, kosta ahala kosta saiatzen zarete bestearen garaipena zikintzen, batik bat aurkaria Barça baldin bada. Horregatik antolatu zenuten azken iskanbila eta ez zineten geratu zelaian, ikusteko txapeldunek zelan jasotzen zuten garaikurra. Shame on you!

 Bide arriskutsua hartu duzue, Xabi, zuen jarrerak indarkeriaren eskalada baitakar. Eta hortik segituz gero, zerbait larria gerta daiteke. Pena sentitzen dut, ikusita zu ere Mourinhoren pretoriano bihurtu zarela. Madrilen inork ez dizu horrelakorik esango, edozer onartzeko prest baitaude titulu distiratsuren bat lortzearren, baina, nik, behintzat, horrela ikusten ditut gauzak.

 Zaindu, gaizki esanak barkatu, eta ondo esanak kontuan hartu.

3 comentarios en “Gutun irekia Xabi Alonsori”

  1. Karinho Lastana

    El enunciado exacto de la frase reza “Mourinho: ‘este equipo merece más carinho’”, pero produce un enorme pudor reproducirla ya que, además de cacofónica, resulta demasiado empalagosa hasta en boca de un entrenador merengue. El hombre que ha pervertido un juego de diversión hasta convertirlo en algo indescriptible en el que la victoria es sólo la última etapa de la trifulca se revela a la hora de la victoria como un ramplón guionista de culebrones.

    El Madrid es el único equipo del mundo cuyos jugadores festejan los títulos a base de cortes de mangas, mientras su entrenador profiere frase propias de una sección de anuncios de contactos. Su autoproclamado señorío -una virtud que, como los billetes de 500 euros nunca hemos visto, pero en la que, no obstante, creemos ciegamente-, suele tener efectos devastadores sobre sus rivales, que sin duda agradecerían un poco menos de caballerosidad a cambio de algo más de compostura. Basta comprobar hasta qué punto ha necesitado el club de Chamartín emponzoñar la competición antes de adjudicársela.

    Confieso que tras ver cómo noventa millones de euros lanzados en carrera volvían a fallar estrepitosamente un penalti y escuchar a continuación al locutor decir que la atolondrada cabeza de Cristiano Ronaldo “no descansa ni por un momento” di por amortizado el partido de anoche en San Mamés, a sabiendas de que era ya imposible que el espectáculo fuese a más. Al menos, el debate electoral entre Sarkozy y Hollande garantizaba la ausencia de ayudas arbitrales. De hecho, ninguno de los dos fue expulsado.

    Ahora, veo las fotos del postpartido y, en efecto, ya puede decirse que Mou ha conseguido por fin construirse una plantilla a su imagen y semejanza, de tal forma que cada jugador sienta como propia la incurable desdicha de su entrenador. Las imágenes de lo que debería haber sido la celebración de un campeonato destilan ese inconfundible tufo a festejo de una venganza macerada durante largo tiempo.

    Y menos mal. Sin este título, el portugués, que ya ha ganado no sé cuantas ligas en otros tantos países, se hubiera vuelto para Inglaterra en un intento de dar esquinazo a los fracasos. Una vez retirado el doctor Jekyll, la competición española no puede permitirse el lujo de prescindir de Mr. Hyde. Algún día nos dejará, pero antes, Mourinho aún tiene mucho trabajo pendiente. Siempre habrá nuevos rivales a los que insultar, otras muestras de antideportividad que exhibir, más casquetas que ensayar, otras derrotas que encajar y, sobre todo, un club al que demoler a conciencia desde dentro, el Madrid, loado sea don Santiago Bernabéu. Y nosotros, que lo veamos, dicho sea con todo el cariño del mundo.

  2. Zorionak Xabi zuk eta zure taldekoek lortun duzuten txapelketagatik. Aietear asko poztu gara zuen garaipenagatik.

    Felicidades Xabi, muchos nos alegramos de tus triunfos!!

  3. “Maravillose un portugués de que todos los niños en Francia supieran hablar francés”. En los tiempos de ese ripio tan famoso, con el que aquella escuela equiparaba la poesía, —luego si demostrabas actitud te enseñaban a Espronceda y su pirata, y llegado el caso a Gustavo Aldfolfo Bécquer—, en aquellos tiempos, digo, todos muchos, muchísimos niños eran infelices por un asunto más concreto, tangible y generalmente fungible: tener un balón. Un balón de reglamento. Nada de trapos ni balones de Nivea. Ni de goma. Un balón en condiciones. De reglamento. Muchos, muchísimos de ellos nunca lo tuvieron y por eso muchas veces no jugaban al fútbol en el patio, porque el dueño del balón elegía a amigos y enemigos, y metía todos los goles, y decía cuando había finalizado el partido.

    Pasado el tiempo, hay un niño en España que está triste. Que mete todos los goles, pero le asoman lágrimas secas, que pone muecas de abatimiento, que le dice al público como si fuera su madre, que está triste, que le duele el alma, que no se siente querido, que no se siente apoyado, que vive sin vivir en sí, como Santa Teresa, que es un alma incomprendida.

    El niño infeliz esconde un alma triste bajo un traje de Armani, en los asientos de un Porsche o de un Mercedes, o de un Masserati, el que se le ocurre cada día. El niño infeliz desayuna con diamantes, a veces con su hermosísima mujer, de las oficialmente más bellas del planeta, y mea colonia y caga flores y se baña en bañeras con nenúfares. El niño infeliz es un rey, un príncipe, un emperador, la gente se mata por rozarle los puños de la camisa. La gente mata por hacerse una foto con él. La gente tiene orgasmos cuando el niño infeliz consigue un gol en el recreo de cada semana. Se cuenta que lo del cipote de Archidona de Camilo José Cela es una menudencia respecto a los orgasmos populares que desata el niño infeliz.

    Pero el niño rey está triste., ¿qué le pasa al niño rey? Pues le pasa que es un niño muy alto, muy fuerte, muy guapo, muy rico y sigue soñando con un balón de reglamento. Y claro, para el reglamento es que el suyo debe ser un balón de oro, no un balón cualquiera. Y el niño sufre. El infeliz no vive. Y no celebra sus éxitos. Y se retuerce de dolor porque los compañeros no le dicen lo bueno, lo alto, lo fuerte, lo guapo y lo rico que es. El niño infeliz no es desde luego el niño yuntero al que cantó Miguel Hernández (que estaba prohibido en las escuelas) ni se alimentó de cebolla. El niño infeliz es un farsante de tomo y lomo.

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