De cuando Chejov y el ‘Tio Vania’, visitaron el caserío Katxola (de la mano de ‘Teatro Estudio’)

Los intérpretes de ‘Tío Vania’ durante su representación en el caserío Katxola

Hace más de tres lustros, el 2 de Junio de 2005, se informaba que la Asociación de Vecinos de Ayete, Lantxabe, había organizado en el Caserío Katxola una actuación con el Grupo “Teatro Estudio” que pondrá en escena ‘Tio Vania’ de Chejov. El grupo venía actuando en diferentes escenarios de Donostia pero el que se ofrecía era excepcional. Chejov quizás no se imaginaría que Tío Vania iba a pasar por un Katxola simbólico y centenario.

La representación tendrá tuvo lugar el 8 de Junio (Miércoles) a las 7,30 horas.

Por el modelo de representación (Stanislavski) y las dimensiones de la primera planta del caserío, el aforo se redujo a 45 personas por lo que fue necesario asegurar la asistencia de cada persona mediante una tarjeta de invitación.

El 13 de junio de 2005, el Diario Vasco publicó un amplio reportaje de la representación, a doble página. Titulaba La Rusia de Chéjov en un caserío

La compañía Teatro Estudio de San Sebastián representó ‘Tío Vania’ en Katxola, una construcción del siglo XVIII erigida en el barrio donostiarra de Aiete. Firmaba Elena Viñas, con foto de Lusa

La crónica continuaba así

El precioso caserío Katxola, situado en el donostiarra barrio de Aiete, se convirtió el en un improvisado teatro para acoger la representación de Tío Vania, el montaje que la compañía Teatro Estudio de San Sebastián ha puesto en marcha con motivo del centenario de la muerte de Anton Chéjov. Todo un homenaje a su producción literaria y a su persona que supo sacar partido a unas instalaciones hasta ahora utilizadas como sala de exposiciones.

Cerca de medio centenar de personas aguardaban ya en la primera planta de este edificio del siglo XVIII, dispuestas a disfrutar de una función que distaba bastante de ser como las que habitualmente acostumbran a celebrarse en otro tipo de recintos. No había telón ni decorado ni tampoco ninguna plataforma elevada que hiciese las veces de escenario, sólo una única estancia, cuya disposición permitía adivinar dos espacios diferentes. Uno, dotado de muebles y diversos elementos ornamentales, que simulaba el antiguo salón de una casa. Y el otro, acondicionado a modo de platea, con tres filas de sillas de madera, en las que el público tomaba asiento, tal vez con menos comodidades que en un patio de butacas, pero, eso sí, con mayor interés por la cercanía con la trama que a punto estaba de inundar el lugar.

Lusa

Manolo Gómez, director de Teatro Estudio, era el primero en salir a escena con el fin de dar la bienvenida a los espectadores y presentar a su grupo, «que cuando nació, lo hizo con la vocación de hacer teatro en sitios interesantes y no siempre convencionales».

De la mano de una de las creaciones más importantes de Chéjov Manolo Gómez invitaba a los allí presentes a realizar «un pequeño viaje al interior de nosotros mismos, a vivir experiencias que hemos podido tener en algún momento, o quizás no». Sus palabras daban paso a una melodía de piano que surgía de los altavoces. Así se iniciaba el primer acto de Tío Vania, el espectáculo protagonizado por Fernando Mikelajauregui, en el que también participaron Mercedes Galiana, Mari Carmen Oihaneder, Pilar Arrieta, José Luis de Torres (Un recuerdo emocionado para Karmele Alza, fallecería en el 2017, y para los actores que desaparecieron también José Manuel Suris, poco tiempo después de esta representación y, Luis Fernando Gutiérrez, en marzo 2020).

Los actores daban vida a sus respectivos personajes separados de quienes seguían con atención sus movimientos por una fina línea imaginaria de apenas unos centímetros de grosor. Realidad y ficción se rozaban hasta casi fundirse, logrando que el San Sebastián del siglo XXI se quedara al otro lado de las paredes de Katxola, mientras en su interior se recreaba la Rusia campesina de finales del XIX.

Continuaba la crónica infromando de las ‘nuevas funciones’ que esperaban al caserío

La idea de que este inmueble situado en las proximidades del Parque Tecnológico de Miramón se transformase en un teatro partió de Lantxabe, la Asociación de Vecinos de Aiete. Según explican sus responsables, «ésta es la primera vez que celebramos una función aquí. Nos pareció que traer ‘Tío Vania’, una obra de gran hondura sobre los problemas personales, hasta este espacio tan especial era una forma de mirar hacia el futuro».

El resultado de semejante experimento no pareció decepcionarles, a juzgar por sus palabras. «La interacción entre el público y los actores ha sido perfecta. La sensación que hemos tenido al finalizar el espectáculo es de estar viviendo una especie de ensoñación, y más aún al abandonar el edificio con los rayos del sol cayendo sobre el horizonte», aseguraban.

Igual de satisfecho se mostraba Manolo Gómez por el desarrollo de la representación. El director expresaba su deseo de que el acto se transformase en «el comienzo de una historia que tenga continuidad».

Y así fue: Katxola y el grupo ‘Teatro Estudio’ han seguido su vuelo

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