Traducir un poema, como nos piden Marisa y otros lectores, no es nada fácil. Eso lo saben bien los propios traductores. Los versos llevan el alma dentro, el poeta palpa y siente el infortunio. Y el bertso-papera que Manuel Matxain dedicó al chaval Alberto Muñagorri, está escrito con el corazón. Y palpita con el dolor causado, con la dubitativa reacción social, con la tragedia de aquellos tiempos oscuros; en el poema late el sufrimiento del poeta.
Ramón y la propia familia de Manuel, han venido en nuestra ayuda
Aquella bomba que puso ETA, que segó la pierna y ametralló al niño Alberto, fue seguida de una amplia controversia. Como en otras ocasiones, ETA no quería asumir los efectos asesinos de su actuación y echaba la culpa a otros. Cómo llegó a los tribunales, se puede leer en los periódicos de la época y en los buscadores de internet, no nos extenderemos.
Los versos de Matxain empiezan con esta opinión que zanjaba la cuestión de fondo
Me disgusta el lio montado en Renteria, preguntando por el responsable del siniestro allí ocurrido. En mi opinión era simple la respuesta, no hay otro culpable que quien puso la bomba en la calle.
En la siguiente estrofa Manuel se dirige a la persona que ha puesto la bomba, tratando de llegar a su corazón
No sé, hermano, si sigues ahí o has huido lejos, pero cargarás en tu interior y para siempre con una angustia. La bomba que pusiste partió el cuerpo en mil pedazos, a un maravilloso niño sin pizca de culpa.
Condena al asesino y se suma al dolor de sus aitas
Has llevado a un inocente hasta casi la muerte, clavando una terrible espada al corazón de sus padres.
Pero da por hecho que este ser humano está arrepentido de su acción “Estoy seguro que hoy arrepentido como una Magdalena nunca volverás a poner ninguna bomba”
Considera un humano al terrorista y se apiada del desastre causado en el cuerpo de Alberto
Esta pelea entre hermanos, niño de mi corazón, te ha dejado tirado, impedido para el resto de tu vida.
Pero Muñagorri encontrará la solidaridad de Euskal Herria
Verdad es que amputado y que no recuperarás la vista, pero Euskalerria no te dejará sin ayuda.
Manuel Matxain está destrozado, ha visitado a Alberto y ha visto las caras de tragedia de sus padres, él mismo es aita y aitona, sus nietos están presentes en el encuentro
“No puedo manifestar en versos la pena de los padres al ver a su más querido hijo de esa forma”
En aquella circunstancia, la madre de Alberto dijo una frase que hemos oído cientos de veces después de aquel junio de 1982 Pero así y todo esto es lo que pide esa buena madre: «que la sangre de nuestro Alberto sea la ultima que aquí se derrame«
Como María y Magdalena, viendo ensangrentado en la cruz el cuerpo de Jesús, Manuel Matxain se encuentra con este inmenso dolor de Alberto, de sus aitas Con todo el cuerpo impedido, muerto casi de dolor un niño de siete años, por culpa de nuestras peleas
Del calvario culpa a todos
Y termina su poema pidiendo que
Oigamos la petición humildísima de esa buena madre
Acabe cuanto antes este terrible derramamiento de sangre
Tuvieron que pasaron más de 30 años. Alberto Muñagorri, es un ciudadano de Rentería comprometido, sin rencor, con la verdad, la justicia y la reparación.