Basada en la novela “El zafarrancho aquel de Vía Merulana” del milanés Carlo Emilio Gadda.
Presenta el cine-forum Fernando Mikelajauregi
Año1959
Duración115 min.
País Italia
Director: Pietro Germi
Guión: Ennio De Concini
Reparto: Pietro Germi, Claudia Cardinale, Franco Fabrizi, Eleonora Rossi Drago, Cristina Gaioni, Claudio Gora, Saro Urzì, Nino Castelnuovo
Sinopsis: En dos pisos de un mismo edificio se producen un robo y un asesinato. El comisario Ingraballo se encarga del caso e irá desvelando las miserias de todos los que están en mayor o menor grado involucrados, entre ellos la bella Claudia Cardinale y su novio electricista.
Realmente no sé que es más grave, si la situación económica o la impericia del Gobierno en abordarla desde el sentido común más estricto. En cuestión de cinco meses se han intensificado todas las furias que acechaban al país. La palabra bancarrota no ha sido pronunciada, pero corre por los mentideros como una conseja siniestra. Semana a semana los datos señalan un empeoramiento acelerado. Los mercados no parecen haber tomado nota de los atracos permanentes que desde el Ejecutivo se le están haciendo a la ciudadanía. El déficit crece y nadie sabe ya qué contabilidad aplicar para llegar a algún dato fiable y definitivo sobre el que trabajar. Desde el Gobierno se corteja al BCE pero sobre todo a quien tiene la llave del mismo: Angela Merkel.
El G-8, como casi siempre, lanza consignas que luego sus integrantes no pondrán en marcha en sus respectivos países. Combinar crecimiento y estabilidad presupuestaria parece ser la fórmula o eslogan de última hora, pero ¿quiénes la ponen en marcha y cómo? Se conjuran los problemas a base de fórmulas que, presentadas como hallazgos, duran lo que un titular. Ensimismados en sus monólogos ideológicos defienden una posición y también su contraria; tantean la fórmula magistral que se resiste a ser encontrada. Y es que el problema nunca ha sido económico sino político.
No quieren, no saben o no pueden darse cuenta de que el modelo de UE sancionado en Maastricht ha hecho agua. Alemania sigue transfiriendo al FMI, la UE y el BCE los intereses de los bancos alemanes, y los demás o agonizan, como Chipre, o se preparan para ello, como España. O se refunda la UE sobre la base de lo que es necesario para fundamentar y estabilizar una zona monetaria óptima o el desastre está servido. Y ello conlleva, entre otras cosas, que el BCE tendría que cambiar de objetivos, funciones y vínculos con la política para asimilar toda la deuda pública que se le quiere endosar. Y todo ello desde una videncia que no se quiere admitir en España: la deuda es impagable.