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MEMORIA DE LAS VICTIMAS

Los años que tiranizó la dictadura a nuestros pueblos y ciudades

El escultor vasco Juan José Novella iba a presentar su obra “Urte Haietan” el sábado 30 de abril a las 11.30 horas junto a la Casa de Cultura.

Una puerta entreabierta que simboliza la que víctimas de la Guerra Civil y el franquismo pretendían abrir pero se les machacó. “Nosotros hemos abierto esta puerta por ellos”, señaló Novella.

La obra tiene una altura de 3,5 metros y está realizada en acero al carbono. Está instalada, desde esas fechas,  en los jardines del Palacio de Aiete de Donostia, junto a la Casa de la Paz y los Derechos Humanos.

La obra fue la ganadora del concurso público para la creación de una escultura en memoria y recuerdo de las víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura Franquista en el Parque Cultural Aiete.

Aquel acto se suspendió a petición del PP porque podía incidir en la campaña de las elecciones municipales.

Han pasado dos meses desde los comicios ¿Para cuando la presentación de esta hermosa escultura?. Para este acto no se necesita presupuesto, sino decisión.

Las víctimas necesitan reparación y la sociedad, la gente, las personas, se la debemos.

DOS LOBIS: HOSTELERIA Y TAXIS

En San Sebastián tenemos dos lobis. Uno es el de algunos hosteleros que mandan mucho y todo les está permitido. El otro lobi es el de los taxistas. Los dos colectivos tienen la virtud de revolver las aguas donostiarras. Los primeros, en prensa, a base de denuncia y tente tieso (y las autoridades municipales a contemporizar), mientras que los segundos maniobran más en penumbra, pero ambos tienen asegurada la complicidad municipal.

 Por ejemplo, a la chita callando, ha pasado casi de largo la noticia de que la tarifa nocturna de los taxis en fin de semana subirá un 3,5%. Si el precio debe ser proporcional a la calidad del producto, como usuaria, reclamo varias mejoras a cambio de ese plus.

 1) Que solucionen el problema de las paradas fantasma como la del ambulatorio de Gros en la que es más fácil encontrarse a doña Letizia saliendo de la Casa de Cultura de Oquendo que ver uno de esos coches blancos que se llaman ¿taxis?

 2) Que alguien explique a los conductores el concepto de carrera, ‘taxísticamente’ hablando. En mis dos últimas experiencias llegué a pensar que la calle Miracruz era la parrilla de la Fórmula 1. Viajar en el asiento trasero da otra perspectiva de las cosas pero cuando la aguja pasa de los 90 km/h llegas hasta a echar de menos al multacar (algunas personas de Ayete repetirían el comentario cambiando Miracruz por Paseo de Ayete o ambulatorio de Gros por Izaburu Kalea)

 3) Que pasen una encuesta de satisfacción a todos los clientes para comprobar los puntos fuertes y débiles del servicio.

 (De paso se podía extender la encuesta de calidad y responsabilidad al sector hostelero).

 Sobre un artículo de ARANTZA ALDAZ | DV

UNO DE LOS ASCENSORES DE LAS CUATRO TORRES DE ANOETA

En Aiete. con uno de los ascensores de las cuatro torres de Anoeta se conforman…

Aunque el presidente de la Real, Jokin Aperribay, incide en que el planteamiento del nuevo estadio de Anoeta dista mucho de Gipuzkoarena, avalado por el Consejo de Administración que presidía José Luis Astiazaran, existen parámetros que se pueden asemejar.

En el boceto de Gipuzkoarena el proyecto contemplaba cuatro torres de once plantas cada una. Mientras que en el planteamiento actual existen cuatro torres de ocho pisos. En Gipuzkoarena pensaban en 38.500 metros cuadrados. En cambio, ahora la extensión que se pretende asignar al uso terciario es de 15.000 metros cuadrados.

 El actual proyecto es menos faraónico, pero está claro es que una reforma de tal magnitud requiere de una financiación de las instituciones: Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Ayuntamiento y Kutxa. Aquí entraría, por tanto, dinero público.

 Pero las cuentas públicas están diseñadas para no poder controlar los despilfarros (o desvíos presupuestarios)

 ¿Qué quieren decir esto? Que esas infraestructuras realizadas  con tanto boato, como secretismo, suelen tener escasa rentabilidad económica, son un despilfarro y que, como no estaban directamente enchufadas a la Hacienda pública, esos errores de inversión  llevan al desastre a las empresas que las construyen. Pero esas obras son igual de equivocadas y despilfarradoras si son realizadas directamente por la Administración, con cargo a los presupuestos, solo que en ese caso la equivocación no afloraría en las cuentas públicas, salvo como un exceso de deuda, porque la contabilidad pública está organizada de manera que no se pueda saber el verdadero coste de las cosas y su rentabilidad.

La ideología oficial y el sentir popular tienden a considerar equivocadamente que todas las autopistas, puertos, aeropuertos o líneas de tren de alta velocidad, estadio de Anoeta, son inversiones de futuro y que traen riqueza al país, sea cual sea su coste, sea cual sea su ubicación o su diseño. Pero la realidad es otra. Muchas de esas obras no solo no traen un futuro de prosperidad, sino que acarrean la decadencia del país, ya que la economía real se ve lastrada progresivamente por esos errores en la inversión de los siempre escasos recursos disponibles ¿Illumbe?, de manera que se invierte en cosas con poca rentabilidad y se deja de invertir en cosas mucho más eficientes económica y socialmente.

 Lo cierto es que el mito del hormigón y del macroproyecto se mantiene porque las cuentas públicas están diseñadas para no poder controlar esos despilfarros y porque organismos como el Tribunal Vasco de Cuentas no son precisamente aficionados a analizar las ineficiencias de las inversiones realizadas. Peor aun, en estos últimos años hemos asistido a una fabulosa ingeniería financiera pública, similar a la que hemos conocido en el mundo de las finanzas privadas, que ha permitido presentar como éxitos de gestión económica muchos proyectos que no lo son tanto o que, probablemente, son claramente deficientes. El truco principal en los entes públicos consiste en excluir de los gastos computados los costes asociados al pago de la inversión realizada, con lo cual hasta el más tonto de los gestores puede conseguir «beneficios» en su empresa.

 Los estudios de rentabilidad económico-social son cada vez más habituales en los países ricos, que quizás sean más ricos precisamente porque los hacen. Su credibilidad depende de que existan unos baremos razonables y coherentes que permitan asignar un valor económico a un bosque que se destruye, a una hora de atasco que se ahorra, a un paisaje, a un incremento en la libertad de movimiento, etcétera. Por supuesto, también exige no hacer demasiadas trampas con las previsiones de ingresos futuros y gastos que se esperan del proyecto. Y exige un mecanismo de transparencia en la toma de decisiones, muy superior al que tenemos en la actualidad. Es decir, exige un país serio.

 De esta manera, a nivel español podríamos haber evitado, por ejemplo, la masiva inversión en proyectos de trenes que viajan con la mitad de pasajeros que en Europa, de aeropuertos que están vacíos o de puertos que carecen de lógica económica. Por detectar, habría detectado hasta el hecho de que la masiva inversión en vivienda era una rueda de molino colgada de nuestro cuello colectivo que nos ha llevado al fondo del mar.

 A nivel vasco podríamos saber si tiene sentido un nuevo Puerto en Pasaia, al lado del de Bilbao; si conviene invertir en el aeropuerto de Hondarribia cuando llegue el AVE; si el túnel de Artxanda era una carretera prioritaria respecto al desdoblamiento de la conexión entre Durango y Beasain, o si conviene invertir gigantescas cantidades en el nuevo estadio de Anoeta o en un modesto ascensor en Melodi-Morlans que una Ayete con la ciudad.

 Con uno de los ascensores de las cuatro torres de Anoeta nos conformamos