
Antes de las 11:30, hora fijada para la llegada del Olentzero desde Katxola, en los alrededores de la escuela, en la plaza de Hiru Damatxo, muchas niñas y niños de la ikastetxe y del barrio, atónitos e ilusionados, esperaban impacientes, alegres y graciosos, con sus imaginativos atuendos de caseritas y caseritos. Las amas y aitas, felices con sus criaturas, también venían vestidos de ‘elegantzia’ para la ocasión. La dulce inocencia esperaba al Olentzero que les compensará sus deseos y sus juegos