El animoso club de Aiete con el hábito del buen cine

El ciclo cultural de Aiete estrenó una nueva presentadora, Ainhoa Novo Arbona, para comentar la película ‘Iris’, de Richard Eyre, que se proyectaba el pasado 4 de marzo en la Aiete Kultur Etxea: .

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Ainhoa Novo, era la candidata perfecta para conducir la película ‘Iris’ y para glosar a la escritora Iris Murdoch. En la presentación del film destacó la condición feminista de la escritora irlandesa-inglesa, valorando su ejemplo como mujer independiente, libre y creadora.

Murdoch, nos decía la doctora en este preludio, revolcó, con su ejercicio de la vida, muchos de los prejuicios sociales contra la mujer en su tarea de escritora, en la vida doméstica, en la familia, en la vida de pareja, en sus relaciones con hombres y mujeres; su novela es una novela de género, antes de que se hablara sobre la cuestión de género.

En su campo, Iris Murdoch fue una novelista divertidísima y una gran filósofa, una pensadora que se atrevió a enfrentarse a los dogmas de su época, abriendo un pequeño camino propio en el tupido bosque de la posición subalterna de la mujer respecto del hombre

La presentadora destacó su carácter pionero en muchas facetas de la lucha por la liberación de la mujer, y aprovechó para citar el ejemplo de nuestras propias ‘pioneras’, mencionando a Lola Arrieta, entre ellas.

Iris Murdoch escribió un total de 26 novelas, sin abandonar nunca la filosofía moral.

Iris Murdoch destacaba que no creía en Dios, pero que la moral era fundamental para la vida humana. «El bien es a la vez raro y difícil de escribir (…). Es inimaginable e indefinible”, escribió en una de sus obras. Optó por la filosofía moral cuando se dedicó a esta disciplina y sus novelas son también un claro reflejo de sus inquietudes morales

Ainhoa, además de cinéfila, es una consagrada feminista. Fue Asesora de la Dirección de Emakunde, organismo que diseña, impulsa, coordina y evalúa las políticas de igualdad real y efectiva de mujeres y hombres. Ha colaborado con el EUSTAT, el IVAP y EMAKUNDE aconsejando sobre cuestiones relacionadas con indicadores y políticas de igualdad. Y tiene escritos y publicados decenas de artículos sobre la materia -su currículum es público en la web de la UPV y allí se puede consultar-

Además es Profesora Agregada en la Universidad del País Vasco desde 2012 y en la actualidad, forma parte de la Comisión Académica del programa de doctorado de Estudios Feministas y de Género de la misma Universidad.

El día anterior, en la tertulia sobre ‘El sueño de Bruno’, Lola Arrieta glosó la figura de Iris Murdoch y de su época. De esta suerte el film fue un complemento gráfico de la descripción de la vida de la autora. Lola dijo: “Murdoch estudió a fondo a Platón, a cuya obra nunca dejaría de dar vueltas, sobre todo en lo relativo al concepto del bien. Su vida intelectual, por otra parte, fue tan intensa como su vida sentimental. Fascinada por los demás, como reconocía siempre, no se cansó de enamorarse de muchos hombres y de algunas mujeres, antes y después de su matrimonio en 1956 con el crítico literario John Bayley, su marido hasta el final. Uno de sus amantes más conocidos fue Elias Canetti, a quien Murdoch conoció en Londres en la década de 1950, cuando ella empezaba a publicar sus primeras novelas y ensayos. Canetti ejerció una influencia y una fascinación demoniacas en la joven Murdoch, quien moldeó muchos de sus tiránicos personajes masculinos —por los que sentía una especial atracción y que protagonizan algunas de sus mejores novelas— a partir de la imagen de der Dichter, como le llamaba Bayley. Quizá por ello, Canetti, en ‘Fiesta bajo las bombas’ (2003), escribió unos esbozos autobiográficos publicados póstumamente y que parece que él nunca escribió para que vieran la luz, porque dedicaba a Murdoch un retrato despiadado y resentido”.

La novela es un espacio dramático de averiguación moral y no sólo sigue vigente, sino que constituye un estímulo y un ejemplo de lo que la literatura todavía puede hacer por nosotros.

Ainoha explicaba que veintitrés años después de su muerte, el legado de Murdoch, tanto en su vertiente filosófica como novelística, ha adquirido una gran relevancia. Sus reflexiones acerca de la importancia de la literatura y del arte en un mundo dominado por la ciencia, su reivindicación de una espiritualidad sin religión o sus propuestas acerca de la virtud y la contemplación del bien son más concernientes y edificantes que nunca, sobre todo por la inteligencia y la autoridad con que ahora se enfrentan a la banalidad de ideas sólo aparentemente similares.

En el debate se añadieron reflexiones de interés como que Iris Murdoch se merece otra y otras películas, en las que el punto de vista que la ‘guionice’ sea otro que la ‘Elegía por Iris’ escrita por su John Bayley, su inseparable marido que la cuidó con verdadera devoción. Iris son muchas mujeres, todas ellas admirables

El listón que ha conseguido el foro de los ciclos de Aiete auto-exige claridad y coherencia en la exposición, en los enfoques, y así consigue altos niveles de aceptación entre las personas asistentes.

Este ha sido un nuevo encuentro con la novela y el cine, con el esfuerzo y el espíritu creativo de sus pilotos -dos mujeres- , con los logros de un aprendizaje colectivo profundizando en el relato de la novela y de la película, sobre sus vericuetos y sobre aquellos asuntos que el estudio individual no ha visto; principal aportación de los ciclos de Literatura y Cine en Aiete.

Recuerden lo que dijo Picasso ’El arte es una mentira que nos revela la verdad’. ‘El arte se aleja de la realidad e inventa algo que puede llegar a ser más exacto acerca del mundo que una imagen fotográfica’. Howard Zinn

Un comentario en “El animoso club de Aiete con el hábito del buen cine

  1. Una buena película

    «En los márgenes» no me ha parecido una peli de denuncia previsible o edificante, como he oído por ahí.
    Al revés, presenta una descripción del mundo muy inquietante: el mal, porque de eso trata la peli, es un encadenamiento de automatismos impersonales completamente fuera de control. A ese entramado maléfico podemos llamarle «precariedad».
    Se pierde el trabajo — ya no se puede pagar la hipoteca — tus hijos te pierden el respeto — suicidio. No hay recursos — el trabajo social acaba desarticulando relaciones — impotencia y amargura vital — deterioro de las relaciones familiares. Etc. Los efectos dañinos se encadenan de manera fatal a una velocidad de vértigo. No hay malos en esta peli, simplemente todo conspira para precarizar.
    Dos figuras resisten. Un héroe individual, muy grande Luis Tosar como abogado implicado en las mil causas perdidas que se va encontrando. Desobedece sin parar, porque sabe que la obediencia al propio rol -institucional, profesional, etc.- colabora con el mal aunque no lo quiera. Pero resulta agotador verle correr de un sitio para otro y llegar (casi) siempre tarde, una vez que los automatismos desencadenados han hecho polvo las vidas. Y eso hace polvo la suya. Al final de la película el único desahuciado de su casa es él.
    Por otro lado la PAH, que encarna en la película la dignidad que le queda a este mundo. ¿Cuál es su fuerza? El tiempo. La PAH es un lugar de detención del desastre cotidiano, se puede pensar y organizar una respuesta. Eso es una asamblea. Eso diferencia a la PAH del personaje de Luis Tosar. Ralentizar, pensar, organizar. Pero es una fuerza finalmente muy chiquitita, el mal la desborda y en la última escena los antidisturbios -otro automatismo- van masacrando a los militantes y vecinos que oponen resistencia al desahucio.
    Y no hay más. Ninguna esperanza. Los que quieren hacer el bien al final hacen el mal porque todo está torcido. Sólo quedan vidas diminutas tratando de mantenerse a flote en medio de la tormenta desatada. Sólo queda el tiempo de detención que ofrecen algunos lugares colectivos para tramar respuestas. Pero la metástasis está fuera de control y amenaza con devastarlo todo.
    Y no tenemos ni idea de cómo se para todo esto.
    Amador

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