De las aulas de Aiete a la mejora del día a día de las personas mayores

El covid-19, entre otras miles de consecuencias, ha provocado un mayor aislamiento de las personas mayores y un incremento de las dificultades a las que tienen que hacer frente en distintos ámbitos.

Este es el marco en el que está desarrollando su trabajo un grupo de ocho alumnas y alumnos de St. Patrick’s English School integrado por Laura Villanueva, Nagore Zapirain, Nerea Ugarte y Ane Redondo, de segundo de Bachiller; Elsa Barrenechea y Claudia Martín, de primero de Bachiller y Hugo Kowalski y Mario Domínguez, de cuarto de la ESO. Apoyando, guiando y motivando se encuentra Borja Estomba, docente del centro.

El centro donostiarra es el único que a nivel del Estado está tomando parte en el programa Made to Move Communities, que impulsa OTIS, fabricante mundial de sistemas de ascensores y escaleras mecánicas.

Es este un programa de dimensiones mundiales ya que el desafío de OTIS ha convocado a una veintena de centros escolares a nivel internacional, que competirán divididos en distintos grupos. El St. Patrick’s lidiará con escuelas de Viena, Dubái, París y Estambul.

Estudiantes participantes en el programa de Otis 2020

¿Y cuál es el desafío al que se enfrentan estos jóvenes? Made to Move Communities echó a andar en 2020 con el fin de dar respuesta a los retos de movilidad derivados de la pandemia. En la pasada edición fueron catorce los centros participantes de nueve países que trabajaron principalmente en la presentación de proyectos para mejorar la vida de personas con distintas discapacidades. Como ejemplo, el equipo de Madrid, a trazo grueso, presentó un proyecto dirigido a personas con visibilidad reducida que consistía en un «mapeo en 3D» de las habitaciones a las que accedían, ubicando en el mismo los distintos elementos existentes que podían suponer un obstáculo.

Este año el reto se centra en dar respuesta a las necesidades en movilidad, en una acepción extensa, de personas mayores. En esta edición toman parte 20 centros de 14 países.

¿Y las condiciones? Que la propuesta de mejora del día a día de ese colectivo se sustente en la educación STEM –Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas–, por lo que la mayoría de los alumnos y alumnas que toman parte en el proyecto van decantándose, o ya han decidido, cursar estudios vinculados con dichos ámbitos.


6º de Primaria del Colegio Inglés San Patricio visitaron Katxola el pasado 27 de marzo de 2019 junto a su Ikastola hermana
Iraurgi de Azpetia. Pronto volveremos a vernos

UN RETO

Lo subraya Borja Estomba. El reto lanzado por OTIS no se podía rechazar; y es que resulta difícil decir que no a una experiencia que aúna lo humano y lo tecnológico, las vivencias y las matemáticas.

Para saber de dónde parten y a dónde van en su trabajo, los integrantes del entusiasta equipo de St. Patrick’s han contactado con cerca de una treintena de personas mayores que han compartido con ellos sus experiencias, sus barreras y sus miedos.

Este equipo que, a priori, parece guiar su ruta laboral hacia la tecnología, la ciencia o la matemática ha participado en una clase maestra de humanidad y todos destacan lo enriquecedor de la experiencia.

Sobre el desarrollo de la misma algo cuentan, pero nada quieren adelantar de cuál será la propuesta STEM con la que plantarán cara al resto de equipos para, a partir del 21 de marzo, defender ante un jurado de expertos de OTIS una propuesta que, de resultar ganadora, podría ser merecedora de un premio de 25.000 dólares que los alumnos de St. Patrick’s tienen claro que destinarían a que el centro siga abundado en esta líneas de estudio. Los 15.000 dólares del segundo premio o los 5.000 de las tres menciones honoríficas también serían de gran utilidad con este fin.

El grupo donostiarra está compuesto por chicos y chicas de entre 15 y 17 años

«El equipo OTIS, sin ninguna relación previa, se puso en contacto con nosotros. En la anterior edición a nivel del Estado participó solo un centro de Madrid, por lo que cuando se dirigieron a nosotros y viendo en qué consistía el proyecto, poco lo tuvimos que pensar«, explica Estomba.

Una vez recibida la invitación, y atendiendo a la edad que se requería para participar, Estomba fue «de clase en clase» en las aulas de entre 4º de la ESO y 2º de Bachiller presentando el proyecto para buscar voluntarios. El llamamiento no pudo ser más exitoso, ya que las respuestas positivas rondaron el medio centenar, que se presentaron como candidatos con un vídeo de un minuto.

De ahí se tuvo que hacer la selección para conformar el equipo de ocho personas, el máximo establecido, que trabaja en la iniciativa.

En la celebración Euskal Jaia, el 3 de diciembre del 2015, acudieron a Katxola los alumnos de 3º, 4º, 5º y 6º de educación Primaria, en dos turnos.
En el Tolare del caserío

El proyecto, añade Estomba, «empezó de cero», contando solo con las bases de OTIS, que demandaba que la propuesta se centrara en el ámbito geográfico de Donostia.

Una vez centrado el punto de partida y el objetivo a lograr, comenzó la parte más humana y menos tecnológica del trabajo, las entrevistas con una treintena de personas mayores, principalmente del entorno familiar del alumnado pero también de residencias, para detectar cuáles eras sus principales carencias en el día a día.

Al encuentro con NOTICIAS DE GIPUZKOA además de Estomba acudieron los estudiantes Ane Redondo, Hugo Kowalski y Mario Domínguez. Todos ellos coincidieron al señalar que esta parte del trabajo, pese a ser la menos técnica, había resultado especialmente interesante para «detectar los problemas, desechar lo imposible e identificar con lo que se podía trabajar».

Tiene este entusiasta equipo un proyecto que guarda en secreto y que Estomba fija sobre la base de «tener que ser realista, que no exista pero que se pueda llevar cabo». Y para centrar el foco se ha dejado de lado la búsqueda de soluciones para salvar barreras arquitectónicas para centrar los esfuerzos en mejorar «el día a día» de nuestros mayores en otros aspectos. La solución, en todo caso, se debe basar en «los aspectos STEM».

El bachillerato del colegio en el Museo de La Ciencia (¿La Kutxa será capaz de hacerlo desaparecer?)

Para dar forma al proyecto la clave se halla en el trabajo en equipo. Lo explica Hugo Kowalski, de quince años. «Nos venimos reuniendo tres veces a la semana y una vez a la semana tenemos las entrevistas con los representantes de OTIS España, que nos van aconsejando y dando la opinión sobre nuestro trabajo», llamando la atención sobre las debilidades y fortalezas.

Esa es la parte técnica pero la humana, la del acercamiento a los mayores, ha sido sumamente enriquecedora, como subraya Ane Redondo. «Nos ha permitido ponernos en la piel de las personas mayores porque es una realidad que nosotras no vivimos. Estamos conociendo que más allá de las barreras físicas hay otras. Por ejemplo, en la actualidad con el covid si quieren viajar tienen mucho papeleo que solucionar, códigos QR… Dificultades de las que no éramos conscientes hasta ahora». Mario Domínguez incide en esta idea. «Al principio pensábamos que solo nos encontraríamos con los problemas que consideramos más obvios, problemas para moverse, para acceder a los lugares… Pero hablando con ellos nos dimos cuenta de que hay mucho más, solucionar los documentos para viajar, obtener tarjetas de pago en los autobuses, etc. Para nosotros es fácil, no tanto para ellos, y nuestro proyecto va dirigido a solucionar este tipo de problemas». Ahí acaban las pistas. Habrá que esperar a abril para saber la solución de esta ecuación que suma esfuerzo, ciencia, técnica y cariño.

El Colegio Inglés San Patricio antes de la urbanización de Hiru Damatxo
(Se conocía como la vaguada de Lanberri y el ayuntamiento de entonces se proponía construir ahí la Casa de Cultura; contra tirios y troyanos, la vecindad logró su actual emplazamiento en los jardines de Aiete, en el palacio de Aiete, aunque soterrada)

Tanto de la relación con los mayores como con la de los expertos han aprendido mucho, asegura Ane Redondo. «Nos ha permitido tener una perspectiva más amplia, la humana y la que se refiere a los procesos burocráticos y técnicos», asegura esta joven que en su último curso de Bachiller enfila sus estudios universitarios por el área de las matemáticas. Hugo y Mario no lo tienen tan claro, pero se ven en una ruta «técnica».

Con todo el trabajo de recopilación de información realizado y tras llevar a cabo una limpia de propuestas no viables, el equipo de St. Patrick’s English School, dice Estomba, está inmerso en «dar forma a una idea difusa». Llega el momento de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática, después de que los tutores de OTIS hayan depurado aristas.

Les queda trabajo técnico por delante y se llevan en su mochila mucho aprendizaje humano.

arantxa lopetegi / javi colmenero 30.01.2022

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