Portugal, tan lejos, tan cerca

Recorrimos el Portugal de las letras rebeldes de la segunda mitad del siglo XIX, con Lola Arrieta. Tuvimos entre manos, para la terulia, El Primo Basilio de Eça de Queirós.

Con Pello Gutierrez, viajamos al vecino pais en el pasado siglo XX y parte del XXI -casi hasta hoy-. Pello se apoyó en el director de cine Manoel de Oliveira -que falleció hace media docena de años-. [En la Casa del Cultura, cine-forum, Oporto de mi infancia’]

De las manos de Lola y de Pello recorrimos los últimos dos siglos de la historia de Portugal

Jueves 13

Lola, como es habitual en sus tertulias, hizo un recorrido por la vida de Eça de Queirós.

Evocó su nacimiento en 1845. A los asistentes llamó la atención que fuera hijo ilegítimo del magistrado José María de Almeida Teixeira de Queirós y de ‘madre desconocida‘ (aunque cuatro años después José María, el padre, terminó casándose con la madre, Carolina Augusta Pereira de Eça, y así se guardaron las apariencias de aquella aristocracia portuguesa).

1861: Estudia derecho en Coimbra pero lo más destacado es que allí conoce al poeta Antero de Quental y a Teófilo Braga, futuro presidente de la primera república portuguesa

Antero de Quental, conferencia ,Cenáculo, Lisboa

1867: Con Antero de Quental, fundó el grupo político-literario Cenáculo, en el que participaron Jaime Batalha Reis, José Fontana, Augusto Fuschini, Oliveira Martins, Teófilo Braga, Ramalho Ortigao y Salomao Saragga.

El grupo del Cenáculo organizó en el casino lisboeta una serie de reuniones llamadas Conferencias Democráticas (1871). Eça interviene con la ponencia La nueva literatura. El realismo como nueva expresión del arte.

El propósito del grupo era concienciar a la sociedad portuguesa de la necesidad de la modernización del país. Terminaron siendo prohibidas por las autoridades.

Lola detalló los contenidos de la conferencia inaugural, sobre las Causas de la decadencia de los pueblos peninsulares que eran principalmente tres: la Contrarreforma, el absolutismo y la expansión ultramarina.

Antero de Quental en 1872 organizó la sección portuguesa de la Asociación Internacional de Trabajadores y se presentó a las elecciones como candidato socialista.

1871: Eça de Queirós funda y dirige junto a Ramalho Ortigao la publicación mensual As Farpas.

1875: Se publica en la Revista Occidental, la novela El crimen del padre Amaro que al año siguiente aparecería publicada en libro.

1878: Se publica El primo Basilio. En esa época estaba destinado como cónsul a Bristol, Inglaterra.

1886: Se casa en Lisboa con Maria Emilia de Castro. La pareja vivirá en Bristol pero pronto se trasladan a vivir a Londres, residiendo en Nottin Hill. La pareja tendrá cuatro hijos.

[Estuvimos en Bristol, el 12 de julio de 2012, en el viaje asociado al ‘ciclo de literatura y cine’ por el Sur de Inglaterra. Visitamos el puente de Clifton, una casa georgiana, un par de iglesias-catedrales y almorzamos en el muelle]

1900 Muere en París el 16 de agosto a la edad de 54 años.

La segunda parte de velada, Lola la dedica a deconstruir la novela de EçaEl primo Basilio’.

Se trata de una historia de seducción y chantaje, pero también un retrato de las pequeñeces y miserias de la sociedad portuguesa de la época. La burguesía lusitana está dominada por el peso asfixiante de la mediocridad

Lola recuerda que El primo Basilio’ se integra en las denominadas «novelas de adulterio» junto con «Madame Bovary» [Tertulia en la Casa de Cultura, 10 de febrero de 2011], «La Regenta», «Ana Karenina» [10 marzo 2011] y «Effi Briest» [16 abril 2015]. En el parénteis la fecha que las tuvimos en la tertulia, todas menos ‘La Regenta’

El primo Basílio fue escrito en Inglaterra (1876-77), publicada en 1878, después de Madame Bovary (1856) y Ana Karenina (1875-1877); Queirós no iba a repetir fórmulas, estaba formado como autor y tenía su propia personalidad e ideas respecto a lo que quería escribir.

Si en «El crimen del padre Amaro», el autor arremetía contra el oscurantismo y la hipocresía de la Iglesia católica en el medio rural, «El primo Basilio» nos desplaza al escenario de una languideciente Lisboa, para alumbrar, a lo largo de su apasionante relato, un variado elenco de personajes en el que destacan, entre otros, la desdichada Luisa, el canallesco Basilio o la amargada Juliana, que para Lola es el más vigoroso de la novela en su trágico resentimiento.

La novela nos narra la historia de amor y descenso a los infiernos de la protagonista con pulso firme, llena de matices y, al mismo tiempo, con una singular riqueza de personajes. Sin desviarnos de la historia, el autor nos hace un retrato fiel de la sociedad de aquel tiempo (burguesía, servidumbre, política, medicina, cultura… hipocresía, racismo, machismo, corrupción, egolatría, ambición…).

El argumento puede parecer convencional pero el tratamiento irónico -observaba la relatora- con el que retrata la sociedad y los personajes, la mirada del escritor, convierten el libro en una obra excepcional.

Lola llamaba la ateción sobre el hecho que Madame Bovary y Luisa están leyendo La dama de las camelias

Luísa es una mujer que sufre todo un gran torbellino de emociones y pensamientos contrapuestos: remordimiento, placer, rabia, miedo, felicidad, impotencia, ilusiones y crudas decepciones. Es una mujer rica y aburrida, inactiva, encerrada en su casa, en el amor tranquilo de su marido. El único soplo fresco que entra en su vida son las aventuras licenciosas que su amiga de la infancia le relata (una amistad que le prohíbe su marido)

Basílio es presentado como un voraz depredador desde el principio, un individuo que busca aprovecharse de las mujeres con el objeto de pasar un rato agradable.

Juliana, la criada, es uno de los perfiles psicológicos más ricos de la novela. Siente envidia y odio hacia las personas a las que sirve, aunque sabe encubrirlo con una sibilina hipocresía. También es capaz de ejercer su tiranía cuando tiene el suficiente poder, entonces resulta aterradora. Al mismo tiempo, es una mujer desgraciada incapaz de adaptarse a su trabajo de criada y es consciente de la miseria en la que caerá cuando ya no sea útil. (Los comentarios despiadados de los burgueses y su forma inhumana de tratar a la servidumbre nos reflejan su mezquindad. El personaje de Juliana da vitalidad a la novela y sirve de contrapeso a la pusilánime Luísa. En ocasiones es la protagonista y, desde luego, uno de sus mayores atractivos.

Sebastián es el fiel y gran amigo de la familia, discreto, honesto y secretamente enamorado de Luísa. Es el único personaje íntegro de la novela.

Uno de los puntos humorísticos del libro gira sobre la relación que mantiene doña Felicidade con el Consejero, enamorada ella hasta el desmayo, huidizo él hasta la descortesía. No tiene desperdicio.

La novela está llena de momentos sobrecogedores como el duelo entre Luísa y la criada, ‘El Paraiso’, habitación privada de los amantes, los comentarios despreciables de sus personajes, especialmente el puto final de la novela que leyó la propia Lola en la velada.

La ironía de la aparente intrascendencia del subtítulo ya nos indica la sutil intervención del autor en el lenguaje de las apariencias: El primo Basílio. Episodio doméstico.

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Viernes 14

La tarde del viernes la colmó Pello Gutierrez Peñalba con el documental ‘Oporto de mi infancia’ y el director de cine Manoel de Oliveira

Portugal, Oporto, el Duero. El río será protagonista de su filmografía.

En 1931, dirigió su primer corto, Douro, faina fluvial, un documental sobre la jornada de trabajo de los pescadores de las riberas del río Duero, y revelaba su particular sensibilidad y su espíritu afín a las vanguardias europeas.

En 1956 dirigió El pintor y la ciudad, película a partir de la cual su estética y su lenguaje fílmico tomaron un rumbo distinto, minimizando la importancia del montaje y priorizando los planos largos y la puesta en escena más teatral, arropada por diálogos densos y textos muy trabajados

La dictadura de Salazar cercenó su carrera de continuo (incluso fue detenido por la policía política salazarista y pudo hacer tan solo doce películas hasta la Revolución de los claveles, 25 de abril de 1974).

Una vez triunfó la revolución de los claveles, recupera su pulso cinematográfico con Benilde, de 1975, basada en la obra teatral de José Régio.

Oliveira rodará con relativa facilidad a partir de entonces, muchas veces inspirados en la literatura, como es el caso de ‘La carta’ (1999) basada en la novela La princesa de Cleves de Madame de La Fayette -en tertulia el jueves 13-. La película ‘La carta’ fue proyectada el 14 de enero de 2011 en la inauguración de la Casa de Cultura

Porto de mi infancia es un documental del año 2001

Pello presentó con breves trazos el film de Oliverira y se reservó lo esencial para el coloquio, largo y muy intervenido porque el documental, encargo de la capitalidad europea de Oporto, dura sólo una hora, por esta razón muchas personas asistentes pudieron dar su punto de vista y se creó un constructivo e interesante estado de opinión.

En este contexto de opinión tras el visionado del film, sobre todo Pello, pero también Lola, y las personas que intervieron fueron desgranando la excelente crónica poética de Oporto

En el documental Manoel de Oliveira está presente en ausencia por la voz en off y en su aparición física en la secuencia que recrea una de sus frecuentes visitas al teatro. Esta inscripción visual funciona como un juego de espejos: el viejo y verdadero Oliveira interpreta el papel de un actor que encarna a un ladrón en una obra de teatro, mientras que su doble está viendo esa misma obra desde un palco [esta presencia no quiso revelarla Pello hasta después de ver la película para identificar, como en un juego, la capacitad de concentración de los asistentes en la sala]

En el documental Oliveira se retrata como un viejo cineasta que trata de recordar mediante secuencias reconstruidas.

Vista de Oporto desde la Torre de los Clérigos

Este diálogo entre pasado y presente se desarrolla tanto en términos temporales como espaciales. Por ejemplo en la muy comentada secuencia [por los asistentes al film] en la que un hombre sube a lo alto de la Torre de los Clérigos; varios planos contrapicados del doble de Oliveira mirando hacia arriba dan la impresión de que la imagen del hombre subiendo a la torre procede de la mirada del cineasta

Otras veces, -destacaba Pello- determinadas escenas de la vida burguesa, como el paseo ritual por la Avenida das Tilias, se muestran hasta en dos ocasiones: primero a través de imágenes de archivo y después mediante su reconstrucción en el mismo emplazamiento.

Otros documentos son: Su pastelería preferida, la Confeitaria Oliveira, ahora una sucursal de Pull & Bear; el Café Central, el lugar en donde se encontraba con sus camaradas bohemios en los años treinta, ahora una oficina bancaria; y el primer teatro construido en la ciudad, el Cinema High-Life, se convirtió en el Cinema Batalha ya en 1947, y posteriormente cerró justo en el cambio de siglo

La única excepción a esta dinámica es el Café Majestic, que todavía permanece abierto.

¿Cuántas de las personas asistentes han visitado Oporto? Preguntó Lola. Conocían el Oporto de hoy, pero ignoraban el que vio nacer y vivir a Manuel. Algunos destacaban el aspecto decadente de la ciudad, otros que, como otras ciudades, esta se había renovado y el film mostraba esos cambios.

Pello hizo nos hizo recordar la secuencia que ofrece la clave de la película como es es la reescritura de la ‘Saída do Pessoal Operário da Fábrica Confiança’.

La vieja fábrica de camisas situada en el número 181 de la Rua de Santa Catarina se convirtió en 2001, en las oficinas de ‘Oporto2001, Capital Europea de la Cultura’; precisamentelas Oficinas encargaron a Manuel de Oliveira este documental

Al sustituir a las costureras que salían de ese lugar en 1896 por trabajadores contemporáneos, Oliveira combina hasta cuatro niveles de lectura dentro de un mismo plano: primero documenta la Rua de Santa Catarina en 2001, después reproduce un documento anterior del mismo emplazamiento, además recrea su propio proceso de rodaje, y por último hace realidad sus fantasías cinéfilas.

Este elogio de la habilidad del cine para estimular la memoria está por suerte muy lejos de ser ingenuo, ya que el cineasta admite las limitaciones de su dispositivo en la narración. Su frustración ante la imposibilidad de recordarlo todo es, de nuevo, una expresión de saudade

Oliveira ha asumido que el cine sólo puede conservar pequeños fragmentos de memoria, lo que no le impidió seguir filmando para crear nuevos recuerdos.

Viaduto do Cais das Pedras

La película termina con un paisaje automovilístico filmado desde el Viaduto do Cais das Pedras, un pequeño puente sobre el río Duero que recorre unos doscientos metros en paralelo a la orilla. Gracias a la curva de esta infraestructura, la ciudad se ve durante unos segundos desde la perspectiva del río, mimetizando la misma visión que los viejos navegantes portugueses tenían de Oporto antes de partir hacia lo des-conocido. El final de este plano refuerza esta idea al hacer zoom sobre el mural de azulejos que se encuentra en la Iglesia Matriz de Massarelos

y que incluye un retrato del Infante Don Enrique, apodado precisamente el Navegante

El plano final -muy subrayado por Pello- muestra un faro en la bruma del anochecer, una imagen simbólica que vincula la amplitud infinita del horizonte con las posibilidades ilimitadas de la pantalla cinematográfica.

Nos decía el presentador que al repetirse una y otra vez la secuencia del faro, Oliveiera trasciende la foto fija, para hacernos ver la importancia simbólica del foco en el mar.

Ese faro en concreto es el Farolim de Felgueiras, el mismo que ya había aparecido en los planos de apertura y cierre de Douro Faina Fluvial

Por lo tanto, al buscar un final para su autorretrato urbano, Oliveira encuentra la imagen fundacional de su carrera cinematográfica y la reescribe, estableciendo un eterno retorno que le permite cumplir su propósito de viajar fuera del tiempo: “a cidade está a ser renovada”, dice el cineasta, “mas por muito que lhe façam é sempre o meu Porto de infância com um fio d’ouro a correr a seus pés”

Gracias al cine, el retorno de Oliveira a sus orígenes implica un nuevo comienzo, que en realidad no hace más que seguir el ejemplo de su ciudad natal: renovar determinadas características para seguir igual que siempre, incluso cuando ya no es posible seguir exactamente igual.

Y dejó de rodar, el 2 de abril de 2015, a los 106 años de edad.

No hubo lugar para el clásico lunch de ‘fin de curso’ por culpa de la pandemia, pero de nuestros corazones surgió la popular ‘estudiantina’

‘Somos cantores de la tierra lusitana

Traemos canciones de los aires y del mar

Vamos llenando los balcones y ventanas

De melodías del antiguo Portugal

Oporto riega en vino rojo sus laderas

De flores rojas va cubierto el litoral

Verde es el campo, verde son sus dos riberas

Los dos colores de la enseña nacional

¿Por qué tu tierra toda es un encanto?

¿Por qué? ¿Por qué se maravilla quién te ve?

Ay Portugal ¿Por qué te quiero tanto?

¿Por qué? ¿Por qué te envidian todos, ay, por qué?

Será que tus mujeres son hermosas

Será será que el vino alegra el corazón

Será que huelen bien tus lindas rosas

Será será que estás bañada por el sol’

Un comentario en “Portugal, tan lejos, tan cerca

  1. Lourdes Lasa

    ‘Todas las familias felices se parecen unas a otras; cada familia desdichada lo es a su manera’.
    El universal e irresistible arranque con el que León Tolstoi invitaba a adentrarse en la pasión y el drama de ‘Ana Karenina’ se ha asomado estos días al mismo tiempo en vuestras tertulias y en las playas de Ceuta
    Nada que ver
    Contemplando el hacinamiento de los migrantes marroquíes cuyos rostros se confunden bajo el sol de Ceuta, quizás Tolstoi estaba errado. Quizás en este mundo globalizado no solo se parecen las familias felices, sino también todas las infelices que cruzan la muga del sur y en busca de una Europa que ha alternado históricamente la materialización de los sueños con la consumación de las tragedias. -El ‘asesinato’ del chaval de la Costa de Marfil ayer en el Bidasoa demuestra que Europa termina en los Pirineos-
    Pero detengámonos unas líneas en esa aspiración a la felicidad para la que, entre otras cosas, el Gobierno se compromete a dar un impulso a las estrategias a fin de que las patologías psicológicas y psiquiátricas dejen de ser un tabú, un estigma, social. Queremos un país ideal y que sus conciudadanos sean felices.
    No hace falta ponerse ni filosóficos ni estupendos: podemos asumir, y basta con evocar las desoladoras imágenes de los últimos días en Ceuta, que si el bienestar socioeconómico no da la felicidad, ayuda, y mucho, a conseguirla. El progreso significa, o debería significar, algo más profundo y arraigado en valores que la mera circulación activa, amplia y juguetona del dinero.
    Al recordar a esa niña salvada de la desgracia más irremediable en las aguas de Ceuta, te invade un amor desgraciado y te arruina el cuadro como a Ana Karenina. Es sugerente aspirar a ser una sociedad feliz. Pero la relación íntima que mantiene cada cual con la realidad que le toca vivir a cada una es otra cosa

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