Un primoroso otoño en el Topaleku

Encanto por la belleza del edificio y de su entorno, aunque pesar, por su estado durmiente

El rojo rubí del vetusto y renovado edificio enciende todas las miradas; desde el paisaje de los árboles, desde la floresta verde, desde la esquina del jardín, desde el borde del camino, desde el brillante parterre, desde diferentes lugares del parque la mirada vuelve al rojo triste de las antiguas caballerizas

Actualmente, a su pie, se exhiben varias esculturas de Jadeku, principalmente dos.

Marcial, el ángel custodio de los jardines del palacio, que habita en el Topaleku, y Josean Diez de Quevedo,’ Jadiku’, el autor de las esculturas

La administración del espacio también es una cualidad artística de Jadiku, y estas dos creaciones están colocada de manera que una asume la perspectiva del lugar y la otra -la pintarrajeada- se empotra en la madera verde de un puerta-ventanal del Topaleku. Las esculturas posarán en el lugar durante el irisado otoño, pero parece que siempre han estado allí

El autor es un experto en buscar espacios entre el arte y la naturaleza. Así lo demuestran las dos esculturas que adornan dos barrios periféricos de San Sebastián, unidos por el paseo de Oriamendi: en Aiete, la Toka, homenaje a Manuel Matxain, y, en Añorga, la escultura Zergatik.

En esta ocasión el artista crea una perspectiva angulada con el cromático jardín y el compacto edificio cuadriforme

Visitar el otoño en los jardines de Aiete es un ejercicio de apropiación paisajista, cultural, artística, es otra dinámica que nutre la paz y el sosiego, en estos apenados días

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