Lantxabe propone poner a la plaza el nombre de Piet Mondrian

Trasladamos esta propuesta a la “Comisión de calles de Donostia”

La denominación de las calles y plazas de una ciudad constituye una ordenación del espacio urbano que se sitúa en el plano de lo inmaterial. Las ideas y valores evocadas por los nombres de las vías públicas configuran una determinada concepción del pasado histórico y del presente vivido que se encuentra en el centro de la relación entre los ciudadanos y el espacio urbano. La lista de los lugares de memoria es amplísima. Nacen del sentimiento de que no existe memoria espontánea, sino que es preciso crearla.

Es preciso dar nombre que tiene a este espacio sin denominación

Un 29 de junio de 2017, a la convocatoria en el caserío Katxola, asistieron cerca de 30 personas

El motivo de la cita era acordar una de las tres propuestas del departamento de Mantenimiento Urbano para urbanizar y darle utilidad pública a la parcela situada entre las calles Juan Abelino Barriola/Intxaurdegi en Miramón

En el borde de la plaza objeto de debate contiene un diseño inspirado en la obra de la arquitectura neoplástica de Piet Mondrian, se le añadió otro edificio singular, el BCC. Este espacio público no sólo ofrece un diseño vanguardista, sino que los materiales de construcción son igualmente singulares.

Otras construcciones, de hace 20-30 años, jalonan los alrededores de la calle Juan Abelino Barriola: traslado piedra a piedra de Katxola, anfiteatro Miramon y otras en el el marco del Parque de Miramon; se trata de diseños de arquitectura avanzada y/o elevado coste, cuando éstos eran posibles.

El acuerdo fue que “el ayuntamiento mantenga lo esencial de la plaza y que la obra sobre ella sea mínima, manteniendo la esencia de la construcción”.

Si acaso un espacio destinados a juegos infantiles, un circuito de calestenia, bancos, parcela verde, algún árbol alrededor.

La vecindad rechazó la pista multideporte

Reunión celebrada el día 29, a las siete y media, en el caserío Katxola.

La plaza de Piet Mondrian sigue ahí, bella, impertérrita, esperando que el ayuntamiento le ponga su nombre

Piet Mondrian nació el 7 de marzo de 1872 en Ámsterdam y en una familia calvinista. Desde 1892 hasta 1908 estudió en la Academia Estatal de Ámsterdam, en la que su maestro fue August Allebé.

El arte de Mondrian siempre estuvo íntimamente relacionado con sus estudios espirituales y filosóficos. Mondrian estuvo inspirado por la búsqueda de un supuesto conocimiento esencial. Una frase suya lo explica: «solo cuando estemos en lo real absoluto el arte no será ya más necesario».

Al dedicarse a la abstracción geométrica, Mondrian, busca encontrar la estructura básica del universo, la supuesta “retícula cósmica” que él intenta representar con el no-color blanco (presencia de todos los colores) atravesado por una trama de líneas de no-color negro (ausencia de todos los colores) y, en tal trama, planos geométricos (frecuentemente rectangulares) de los ya mencionados colores primarios, considerados por Mondrian como los colores elementales del universo. De este modo, repudiando las características sensoriales de la textura y la superficie, eliminando las curvas, y en general todo lo formal. Expresó que el arte no debe ser figurativo, no debe implicarse en la reproducción de objetos aparentemente reales, sino que el arte debe ser una especie de indagación de lo absoluto subyacente tras toda la realidad fenoménica.

La teoría de Mondrian ha sido relevante en el siglo XX trascendiendo la pintura e influyendo en las demás expresiones estéticas: diseño, decoración, arquitectura, y escultura.

Mondrian no pudo diseñar esta plaza en Aiete-Miramon, pero el que lo hizo -no sabemos quién- era uno de sus seguidores.

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