Escaneamos la acera del paseo de Aiete; desde las ‘monjas de la Caridad’, hasta el ‘exlocal de los radioaficionados’

Susto o muerte

La acera es el hilo del equilibrista. Un hilo imaginario. No tienen alas para volar. Los peatones retan con miedo al tropezón y a los límites de la gravedad. Quizás moviendo los brazos abiertos les verán los de los autobuses, camiones, coches (¿Y por dónde irán los ciclistas?)

Se olvidarán del gran riesgo. No querrán mirar atrás. Saben que la pesadilla acabará. ¿Cuándo el gobierno municipal se digne considerar este problema en los presupuestos?

Supimos de la ocupación irregular de la acera del paseo de Aiete a la altura de las villas de la calle Mendialai -esa que obliga a reducir el bidegorri a su mínima expresión-, ahora nos encontramos otras tres ocupaciones, no sabemos si son irregulares, en todo caso son innecesarias y de fácil solución.

Lantxabe ha hecho una propuesta al ayuntamiento

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