La Donostia de las cuatro caras, la suma de todo

Jano es el dios de los comienzos, de los portales, de las transiciones y de los finales (Pertenece a la mitología romana, excepcionalmente no tiene equivalente en la cosmogonía griega).

Jano, en consecuencia, es un dios protector y necesario para los tiempos del Corona Virus

Este diosecillo romano se representa con dos caras, mirando hacia ambos lados de su perfil, las cuales representan el pasado y el futuro.

La ciudad de San Sebastián, como Jano, tiene dos caras: la del marco incomparable, que estos días ofrece un paisaje espectacular, y la cara sur, la cara interior, la del Bosque, la de los Hospitales, la del mundo del trabajo, la de las tradiciones rurales, una de cuyas joyas es el Teatro de Miramón, bajo la tutela de Katxola.

¿Cuál de las dos caras mira la futuro? La Cara Sur, es el futuro y estaba allí en el pasado; la Cara Norte, es el pasado, el presente y, al menos a corto plazo, también el futuro.

El dios Jano, en Donostia, tiene por tanto necesidad de tener cuatro caras, dos que miran al futuro y otras dos que miran al pasado

Si a la Concha la adorna el crepúsculo, el rayo verde, la arena dorada, el mar plateado, el azul marino de los cielos; al Bosque de Miramón, al Teatro, a los jardines de Katxola los arreglan, los asean, estos mismos días, los jardineros y empleados de los parques

Es necesario tener una cosmovisión o visión global de la ciudad, una perspectiva geográfica, humana, histórica integral. Donostia es sus pulmones y balcones y es su marco incomparable. Esta forma de representación, este enfoque cultural, forma parte de la realidad donostiarra, es una forma de interpretarla, que contiene perspectivas, nociones, imágenes y conceptos integradores. En esta concepción, la ciudad es el complemento de muchos factores, la suma de todo

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