El Mal Gobierno en San Sebastián

Susana Egibar en su elogiosa carta a Sirimiri, que es muy de agradecer, sugiere a Lantxabe dos reflexiones

Una.- Las propuestas que nacen de la Asociación de Vecinos y, en general, de las asociaciones, colectivos de facto, ciudadanos individuales, que está, cerca de los problemas y ocupaciones de la gente, suelen ser las más eficaces, las más acertadas. Susana cita el Bosque de Miramón y el caserío de Katxola, por nuestra parte añadimos, como iniciativas de Lantxabe, la Casa de Cultura, el Ambulatorio, la Escuela Pública, la Plaza de Munto, el Bidegorri y los Ascensores, el quinto contenedor, etc

Calificamos al gobierno de San Sebastián de Mal Gobierno, porque además de lo tediosa que ha sido su gestión para llevar a cabo cada una de las propuestas citadas; en la actualidad, en las que Lantxabe está haciendo estos días, estos meses, esta legislatura, el apoyo institucional es nulo o casi nulo. Es cierto que no en todos los departamentos (y los no implicados no deben darse por aludidos).

Los viajeros de Lantxabe pudieron contemplar el mural de la foto en su viaje por la ‘Ruta Francigena ‘ que iniciaron en Siena (julio de 2009). Se trata de La Alegoría del Buen y el Mal Gobierno, una pintura mural hecha en el siglo XIV en el Palacio Público de Siena, Italia. Los hermanos Lorenzetti, Pietro y Ambrogio, realizaron esta obra dentro del contexto de la pintura gótica.

Los Lorenzetti situarían hoy al gobierno de Donostia en el lado del mal gobierno

Segunda reflexión.- Un caso paradigmático es el plano turístico de San Sebastián. Hace meses, el pasado año, a raíz de la publicación del Mapa 2018, estuvimos con el responsable municipal de turismo de la ciudad porque, además, compartimos asiento en el Consejo Social. Le hicimos ver que no tiene sentido excluir del plano de Donostia a Katxola, al Bosque de Miramón, a las imponentes gradas del teatro. Ni caso.

El mapa de Donostia se corta en la línea de la autopista y todo lo que está al otro lado no es Donostia (ni el Bosque de Miramón, ni el caserío Katxola, ni el Teatro, ni el frontón…). El mapa, en ese límite, señala tres círculos rojos, 23, 24 y 25, con flechas que indican KutxaEspacio, Chillida y el Museo del Cemento de Rezola ¿Esto es sólo un descuido? KutxaEspacio convoca a cientos de jóvenes, el museo de Chillida todavía no estaba abierto cuando se editó el mapa, ¿Para ir al de Rezola hace falta subir hasta Aiete?

Y hay personas como Susana y otras cientos de personas, y serían miles si tuvieran la información de que el Bosque existe, las que valoran este rincón de la ciudad como excepcionalmente bello; pero la delegación municipal de turismo no. Son los que mal gobiernan.

Las páginas diarias de Lantxabe dan cuenta de la indolencia del Gobierno, al menos para los asuntos de Aiete; el gobierno es, muchas veces, un no gobierno; se salta su promesa de transparencia y participación, de gobernabilidad democrática; gripan, por agotamiento, los motores de las dinámicas inicitivas ciudadanas; abandonan el espacio público o lo ocupan con cachivaches muy llamativos, para los turistas, pero la ciudadanía prefiere que su empeño esté en la cotidianidad y no en el espectáculo autocomplaciente.

Como se afirma en la declaración de principios de Lantxabe, el ámbito local es el que facilita la innovación, es un espacio de relación entre instituciones de gobierno y ciudadanía, lo que importa y lo que defiende Lantxabe es que los asuntos que propone la gente sean objeto de debate y negociación, se compruebe el bienestar que genera entre la ciudadanía, se tome la decisión si es positiva y se garantice una eficaz gestión posterior.

2 comentarios en “El Mal Gobierno en San Sebastián

  1. Jon Matey

    También deberíamos luchar por los cientos de árboles que están talando silenciosamente en el barrio de añorga. (Atotxaerreka Bidea). No paran de talar árboles, y construir casas. Urbanizando la montaña (como por esa zona no pasa mucha gente nadie se queja….)
    Es una vergüenza.

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  2. una entrevista de ainhoa juanikorena

    LisaVollmer (Radolfzell, 1987) es activista en movimientos de inquilinos e investigadora en el Institut für Europäische Urbanistikde la Universidad de Weimar. Su tesis doctoral se centró en los movimientos de inquilinos e inquilinas en Berlín y en Nueva York, y es experta en gentrificación.

    Se ha especializado en gentrificación. ¿En qué consiste?

    -Se trata de un proceso que se da en los barrios y que afecta tanto a la imagen física y estructural como a la sensación de que existe una imagen del barrio. Pero detrás de esto está el mercado inmobiliario, que obtiene beneficios económicos en consecuencia de la subida de los alquileres y los precios de venta a causa de este lavado de imagen del barrio. En ocasiones también coincide con los intereses gubernamentales, ya que fueron los gobiernos municipales los que comenzaron este proceso, porque querían que la población más rica ocupara los centros de las ciudades, siendo ese el elemento central de la gentrificación. Además, el término gentry, en el que se basa este concepto, proviene de una palabra británica que se emplea para denominar a la nobleza británica, y es por ello que la gentrificación conlleva la sustitución de una población pobre por una más rica.

    Se trata de un cambio de imagen.

    -No se trata de la apariencia del barrio exclusivamente, aunque sea una parte importante del fenómeno. En ocasiones existe un discurso positivo acerca del embellecimiento del barrio. Pero básicamente se trata de un cambio de tipo de población, porque la populación rica, al tener una mayor capacidad económica, puede pagar un alquiler más alto o puede adquirir un inmueble de mayor coste.

    El alquiler vacacional y la popularidad de aplicaciones como AirBnb también generan una subida de los precios de las viviendas.

    -Absolutamente. Los apartamentos turísticos también son parte del debate de la gentrificación. Y esto está mayormente relacionado con la gentrificación comercial. De este modo, la estructura comercial tradicional de los barrios que responde a las necesidades del vecindario local, como una tienda de comestibles, es sustituida por restaurantes o sitios para alquilar bicicletas. Es decir, se sustituyen por superficies que responden más a las necesidades turísticas. Por eso, la turistificación está muy relacionada con la gentrificación comercial y también está el conflicto de los apartamentos vacacionales, que es muy prominente en España. Y la concentración de apartamentos turísticos en el barrio, influye enormemente en el precio de los alquileres, es decir, los encarece. Porque los turistas estarán dispuestos a pagar más por noche en el apartamento que de lo que puedes pedir por un alquiler al uso. Otro de los problemas derivados de la gentrificación es el conflicto por el uso de los espacios. Cuanta más gente se concentre en un lugar, cuantas más terrazas existan en un espacio público, más problemas de convivencia y de ruidos habrá.

    ¿El fenómeno se da de la misma manera en todos los lugares?

    -Sí, creo que en general es un proceso muy similar en todos los lugares, un proceso de discriminación de la gente con menos recursos económicos en beneficio del mercado inmobiliario. Pero a nivel local, el fenómeno puede darse de diferentes maneras dependiendo del contexto. Además, es imposible diferenciar entre naciones. La regulación del mercado inmobiliario de cada lugar influye mucho y el contexto local específico de cada ciudad también. La forma que adquiere el discurso frente al problema también juega un papel relevante. Es decir, el fenómeno no se dará de la misma manera si el discurso generado en el vecindario es positivo o negativo.

    ¿Se puede tomar alguna medida para paralizar este fenómeno?

    -Creo que tenemos esperanza mientras la vivienda sea tratada como una necesidad y no tanto como una mercancía, aunque sigan habiendo procesos de gentrificación, ya que los intereses permanecerán ahí. Pero sí que existen una serie de medidas que se pueden tomar antes de abolir el capitalismo. Se debería de regular el mercado inmobiliario y en concreto el sector privado, expandiendo y dando apoyo al sector público. Pero habría que ir más allá, porque la existencia de un sector público de la vivienda no sería suficiente para garantizar precios accesibles para las clases medias y bajas.

    ¿Y en cuanto al turismo?

    -Muchas ciudades intentan regularlo. En Berlín por ejemplo contamos con una forma bastante efectiva, la cual prohibe la conversión de apartamentos normales en apartamentos turísticos. No existen licencias, pero todo el mundo posee una y a su vez, a partir de la implantación de esta ley, nadie puede obtener una para usar su apartamento con fines turísticos.

    ¿Se pueden mejorar los barrios de una forma más sostenible?

    -Se puede transformar un barrio y hacerlo más agradable para vivir, más funcional. Pero siempre teniendo presentes las necesidades de los vecinos. De este modo, ellos no tienen que abandonar sus viviendas, el precio sigue siendo asequible para ellos y en cierto modo, obtienen un beneficio. En Alemania existen grupos organizados que están debatiendo acerca de si se deberían convertir los barrios más feos para evitar la gentrificación, pero creo que esa no es la manera adecuada de comprender el fenómeno y, además, es imposible explicar a tus vecinos por qué deberían vivir en un barrio feo y no en uno funcional.
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