Una apasionante velada con Juan Sebastián Elcano, de la mano de Alberto Rodríguez

Tocamos al marinero de Getaria con la punta de los dedos

Las imágenes proyectados nos presentaron a un Elcano en celuloide

Una emocionante conferencia de Rodríguez Peñaranda en el Elcano 1519-1522: el mundo ya no será igual, con profunda erudición, apoyada en un amplio y didáctico despliegue de imágenes, fue desgranando los orígenes de Elcano, las formas y el conocimiento de la navegación en la época, los detalles políticos y geográficos de la travesía alrededor del mundo y las mil penalidades, estrategias y la doliente imaginación de la tripulación marinera y del último de sus capitanes, Elcano, para surcar, por primera vez, la vuelta al mundo y, demostrar así, no sólo que la tierra es redonda -lo sabían los griegos 2000 años antes de Cristo, subrayó-, sino que se podía hacer a bordo de un barco, por mar.

La conferencia tuvo lugar en un repleto salón de actos de la Casa de Cultura de Aiete, ayer 15 enero 2019

En la Conferencia sobre el de Getaria, Alberto Rodríguez, empezó por identificar los orígenes de la familia y de su heráldica. Elcano nació en Getaria y Alberto nos señaló el lugar, identificado por una modesta placa escrita en varios idiomas.

Mostró con amplios detalles verbales y gráficos el papel de Magallanes en el proyecto. Carlos I firmó con Magallanes las conocidas como capitulaciones de Valladolid por las que el monarca –después de que Portugal rechazara el proyecto– ponía a disposición de la expedición cinco naves.

El exquisito relator nos explicó con detalle características y comandante de cada una de ellas. Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago (la más pequeña de las cinco), de ellas, la nao Victoria fue la única que terminó el recorrido.

El objetivo del viaje era encontrar un paso marítimo que llevara al recién descubierto Mar del Sur (posteriormente conocido como Océano Pacífico).

Fue la motivación de hacerse con el dominio de la especiería, la que empujó a oficiales y marineros a hacerse a la mar y completar la vuelta a la Tierra.

En septiembre de 1519 la expedición zarpaba de Sanlúcar de Barrameda.

El objetivo del viaje, por el que compromete la corona de Castilla, son las diversas especias que se pueden conseguir en las Islas Molucas.

Juan Sebastián de Elcano, fue en busca de las preciadas especias pero al completar un giro al planeta, navegando siempre en dirección oeste, el mundo ya no sería igual

Alberto fue desgranando los detalles del viaje, antes de la dura y polémica invernada en tierra en lo que hoy sería el sur de Argentina, alguna deserción y duro motín, con fusilamientos incluidos.

Muy entrenada y gráficamente documentada, la forma de presentarnos cómo la expedición alcanza la boca del paso, la entrada que se conocería con el tiempo como Estrecho de Magallanes. El puntilloso orador fecha la entrada en él a primeros de noviembre de 1520 y cortó aguas del Pacífico con la quilla de su buque el 27 de ese mismo mes. (No era la primera vez que Alberto disertaba sobre Juan Sebastián Elcano o de asuntos sobre el mar. Hace unos meses lo hizo en Chipiona, el título de la conferencia fue  ‘El arte de la navegación en el siglo XVI’. Entre el público de Aiete estaba también Daniel Otegi)

Después de varios requiebros, cambios, la navegación en dirección oeste no se detiene y lo que queda de la expedición atraviesa lo que ahora es el Pacífico -en esa travesía así se portó el océano-, llegaron a las costas filipinas a mediados de marzo de 1521 y lo hicieron solo tres naves porque, nos detalló el ‘doctor en navegación’ que una de las embarcaciones había naufragado durante los cinco meses de parada invernal (La más pequeña Santiago Naufraga el 3 de mayo de 1520 en el estuario del río Santa Cruz en la Patagonia argentina) y la otra había desertado y dado media vuelta en el momento en que la agrupación naval iniciaba su entrada en el estrecho (La más grande San Antonio, la que cargaba con los víveres. Su tripulación se subleva en el estrecho de Magallanes, el 1 de noviembre de 1520 y retorna a Sevilla el 6 de mayo de 1521)

En las Filipinas, Magallanes se compromete en una batalla en la que acabará muriendo. Al parecer, el portugués pecó de soberbia e infravaloró las capacidades de los nativos y se enfrentó contra un líder local llamado Lapu-Lapu a pesar de que sus colaboradores y parte de las tripulaciones se lo desaconsejaron.

Lapu-Lapu es aclamado hoy en día como un héroe de la independencia de Filipinas y el profesor nos mostró una foto de su enorme monumento.

En esa batalla no participa Elcano porque estaba enfermo, como muchos de los miembros de la tripulación: el escorbuto, el hambre hicieron estragos; Alberto fue dando detalles, incluso proyectando imágenes del estado putrefacto en el que iban quedando los alimentos. El precio de las ratas se medía en doblones y terminaron comiendo el cuero del palo mayor

Muerto Magallanes, será Elcano el que se haga cargo de la dirección de la empresa tras pasar por las islas Molucas y cargar de clavo, nuez moscada, gengibrey otras especies, hasta los topes la nao Trinidad y la nao Victoria. La tercera, la Concepción, había sido destruida en la isla de Cebú por la propia tripulación ante la falta de marineros para gobernarla y su mal estado.

El ponente fue dando detalles de cómo se fue diezmando la marinería etapa a etapa -deserciones, motines, enfermedades, etc-

Insistía Alberto en la amplísima documentación de la que se dispone, con todo lujo de detalles, y al final nos proyectó los libros y trabajos sobre esta expedicion que, aseguraba, se multiplicará en estos dos años

La decisión de Elcano de regresar a España por el medio del desconocido Océano Indico, es muy valorada por nuestro experto marinero.

El mismo día de la partida se da noticia de una grave vía de agua que sufre la Trinidad, que la obliga a quedarse en puerto para su reparación. Se acuerda que esta nave regrese por el Pacífico hasta América cuando pueda navegar, intenta regresar por el este cruzando el Pacífico, pero es abordada por los portugueses en las Molucas. La nao Victoria, la capitaneada por el de Guetaria, Elcano, continúe el viaje.

Alberto pone en valor que muchas de las decisiones de la expedición se sometían a votación entre los miembros de la tripulación.

Pasando el cabo de Buena Esperanza, el de Getaria no bordea la costas de África para evitar los puertos controlados por Portugal y se va directo a las Azores, aunque antes hace escala en Cabo Verde para reabastecerse. Allí tuvo que dejar a varios hombres como prisioneros de los portugueses porque, por culpa de algún desliz de un marinero, los lusos no se fiaron de la información de Elcano sobre la procedencia de la nao Victoria (Nuestro profesor explicó la vigencia del pacto de Tordesillas y su estricta aplicación, que la expedición no había respetado en varias ocasiones).

Famélica y enferma la tripulación, el 6 de septiembre de 1522, la nao Victoria alcanzó el puerto de Sanlúcar de Barrameda. Regresaron 17 hombres y su capitán, Juan Sebastián de Elcano. La nao fue arrastrada por el Guadalquivir ante su mal estado y arribó a Sevilla dos días después. Las noticias de la gesta habían corrido por el río mucho más rápido que la embarcación. En la capital andaluza, les esperaban las autoridades y numeroso público.

Esa tradición ayer corrió como la pólvora en Aiete y en la ciudad, y el público interesado, curioso, ávido de conocimiento, llenó la sala y creó el ambiente especial que requería la ocasión

Elcano tiene un reconocimiento en su pueblo natal Getaria, Alberto cree que se merece mucho más entre todos nosotros y nos convenció

Un comentario en “Una apasionante velada con Juan Sebastián Elcano, de la mano de Alberto Rodríguez

  1. La verdad sobre el caso Elcano

    La verdad sobre el caso Elcano
    Magallanes y Elcano: a vueltas con la primera vuelta al mundo
    Magallanes y/o Elcano? Los expertos no tienen dudas: la primera vuelta al mundo fue sin querer, por un cúmulo de casualidades y desgracias. “Magallanes no quería ni podía. Elcano no sabía”. El historiador portugués José Manuel García baja del pedestal a los dos protagonistas de la primera circunnavegación a la Tierra, que va a celebrar los 500 años entre polémicas por los fastos conmemorativos y sus meritocracias nacionalistas; la iniciativa de Portugal de incluir la Ruta de Magallanes en su lista de candidaturas al Patrimonio Mundial de la Unesco, enviada en enero de 2017, magnificaba al explorador portugués y se olvidaba de quien organizó y pagó el viaje (España) y de quien completó la vuelta (Elcano).
    Esto ha despertado críticas en España —pese a que los dos Gobiernos han aclarado que habrá una candidatura conjunta en la Unesco y que invitarán a participar a Argentina, Brasil o Filipinas—, avivadas por el hecho de que los actos del V centenario de la expedición en el país luso se centran solo en Magallanes. “Portugal, al igual que España, es libre de conmemorar como desee sus gestas históricas”, dicen desde el Ministerio de Cultura español.
    Lo que no van a cambiar ni las polémicas ni las celebraciones es lo que dice la historia sobre aquella expedición, una gesta que inició un portugués que ya era famoso, Fernando de Magallanes (1480-1521), y acabó un secundario, Juan Sebastián Elcano (1476-1526), que tuvo el acierto de estar en el lugar adecuado y en el momento justo de la historia.
    “No hay polémica posible. No hay dos versiones de la historia, sino una: la que surge de los documentos”, zanja Carlos Martínez Shaw, que dirigió en Valladolid el congreso Primus circumdedisti me, cuyas charlas ahora se editan en un libro y también coordinador del último número de la revista Andalucía en la Historia del Centro de Estudios Andaluces titulado La primera vuelta al mundo. “Fuiste el primero que la vuelta me diste”, reza el escudo de armas que le concedió el rey Carlos V a Elcano. Aunque para historiadores como Queirós Veloso o Samuel Eliot Morison, el primero fue Magallanes. Todo según se mire.
    Amigos y colegas, Manuel García y Martínez Shaw marcan aquí diferencias. Para García, Magallanes dio la vuelta al mundo antes, pero de otra forma. “Su objetivo era llegar a las Molucas [en la actual Indonesia] por Occidente. Como en 1512 lo había hecho por Oriente, en puridad ya había circunnavegado la Tierra al llegar a Filipinas, aunque en dos etapas”.
    La comisión española para la conmemoración del V Centenario de la expedición de Magallanes y Elcano, constituida en junio de 2017, tiene previstos 126 proyectos, con un presupuesto de 174 millones de euros aportados por el Gobierno central, comunidades autónomas, diputaciones, Ayuntamientos y entidades privadas, explican en Cultura. Aunque “no hay una comisión mixta hispano-portuguesa que plantee una programación conjunta”, sí habrá “algunos proyectos audiovisuales, escénicos o náuticos que circulen o giren por ambos países y se llevarán a cabo iniciativas de manera conjunta, como la travesía de los buques-escuela Sagres y Juan Sebastián Elcano”. En el caso portugués, la comisión se creó el año pasado y estaba dirigida por José Marques, exalcalde de Sabrosa, municipio que se declara lugar de nacimiento de Magallanes y del que partió la polémica (y ya superada) iniciativa de presentar la ruta en la Unesco. El ministro luso de Exteriores, Augusto Santos Silva, sustituyó recientemente a Marques al frente de la comisión.
    Martínez Shaw califica de ridículas las versiones históricas que se desmarcan de los hechos “por fines políticos o absurdos nacionalismos”. “El viaje lo pagan en un 29% los comerciantes burgaleses asentados en Sevilla y el resto, la corona española. A la hora de zarpar, la Corte cree que hay un poder excesivo portugués y el rey deja en tierra a parte de la tripulación de esa nacionalidad y al cortesano Juan de Cartagena le nombra ‘veedor’ de la Corona en el viaje para contrarrestar el peso de Magallanes”.
    Este, por su parte, consiguió en España la ayuda que no tuvo en Portugal. “A don Manuel, el rey portugués, Magallanes le propone ir a las Molucas [fundamental en el comercio de las especias] navegando hacia el Oriente y al español se lo propone viajando por Occidente para, en cada caso, respetar el Tratado de Tordesillas”, insiste García, autor del libro El viaje de Fernando de Magallanes y los portugueses. “El rey portugués despreció el plan porque ya habían ido a las Molucas”, recuerda el historiador. El rey español le advierte a Magallanes en las capitulaciones de Valladolid (1518): “No descubráis ni hagáis cosa en la demarcación y límites del sacratísimo rey de Portugal, mi muy caro y muy amado tío y hermano, ni en perjuicio suyo”. Una vez en la mar, el respeto entre reyes no contagió a los 239 marineros, de nueve naciones. “Magallanes tenía el mando sobre la Armada y nunca le reconoció autoridad a Cartagena”, señala García. “Era el único que conocía la ruta; los españoles no tenían nada que decir pues nunca habían navegado hasta Brasil y no iba a escuchar sus opiniones”.
    El malestar de Cartagena y los otros capitanes españoles acaba en el motín de San Julián, el 30 de marzo de 1520. Aunque los portugueses eran solo 32, Magallanes apagó la rebelión, principalmente española. “La mayoría se puso de su lado, porque era el que sabía de navegación”, según García. Para Martínez Shaw fue una cuestión de coraje. “Magallanes le dio un espadazo al cabecilla y los demás se achicaron”.
    Fueron condenados a muerte 44 rebeldes. Magallanes descabezó, literalmente, la línea de mando: Luis de Mendoza (al frente del barco Victoria) y Gaspar de Quesada (Concepción) fueron decapitados; a Cartagena (San Antonio), por respeto al rey, y al cura Pedro Sánchez, por respeto a la iglesia, los dejó en una isla y hasta hoy. Cuando iba a seguir con las ejecuciones, Magallanes calculó que se quedaba sin tripulación y le perdonó la vida al resto, entre ellos, a un tal Juan Sebastián Elcano.
    “Embarcó como uno más”, señala Martínez Shaw. “Hasta la llegada a Filipinas, su protagonismo era nulo. Ocupaba el cuarto escalafón en la cadena de mando del Victoria, después del capitán, el piloto y el maestre”, dice García.
    La buena estrella de Elcano solo acababa de empezar. Dicen que cayó enfermo cuando Magallanes se fue a guerrear contra los indígenas en Mactán, donde encontró la muerte. Con las escabechinas siguió corriendo la línea de mando, pero ni así le llegaba el turno a Elcano. “Fue la quinta opción de mando de la flota después de Magallanes, Barbosa, Carvalho y Espinosa”, explica García. “Es cierto que había pilotos y otros mandos por lo que cabe deducir que en esos seis meses perdidos por Filipinas, se destacó como líder”.
    Estuvo un año al mando del Victoria, de agosto de 1521 al 6 de septiembre de 1522, cuando llegó a Sanlúcar de Barrameda. “Elcano dio la vuelta al mundo ilegalmente, pues cruzó aguas portuguesas, y por desesperación, pues las encalmadas le impedían dirigirse por la ruta de Panamá”, señala García. “La primera vuelta al mundo”, resume Martínez Shaw, “se completó por casualidad. El objetivo era comprar clavo en las Molucas y reivindicar las islas como españolas, nada más”.
    Hay que distribuir los méritos, resume el historiador portugués: “Fue una expedición española con la colaboración de marineros de nueve países al mando científico del portugués Magallanes, completada por el arrojo de Elcano”.
    JAVIER MARTÍN DEL BARRIO

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