La construcción de un sueño

La gente de Aiete disfruta viendo cómo se trabaja en la parcela del ambulatorio

Hace diez y siete años, el 1 de marzo de 2002, unos cuantos vecinos de Aiete, de las diversas zonas del barrio (Etxadi, Bera-Bera, Alto de Errondo, Lanberri, Puio, “La Cumbre”, Munto…) dimos a conocer una carta abierta dirigida a nuestros conciudadanos, titulada “Carta de Derechos (e ilusiones) del barrio de Aiete”, que para muchos convecinos y cronistas municipales era un sueño, una carta a los Reyes Magos, comentó el cronista local.

Era cierto. Soñamos (y reivindicamos) una ciudad que tuviera diversos centros de identidad, distribuidos por el centro y la periferia; una ciudad (su centro y sus barrios) para pasear y disfrutar, una ciudad activa, agradable, amable, a la altura de la persona. Y no una ciudad colmena o de “productores” –la que se construía en los años sesenta-, sino una comunidad con derechos de ciudadanía y personas libres, creadoras, activas, respetadas.

A los gobiernos municipales les cuesta y les sigue costando entender y creer en este modelo de ciudad.

Por ejemplo, Munto formaba parte de ese centro simbólico que necesitan los barrios, pues bien, los gobiernos anteriores encerraron Munto en medio de un planeamiento urbano que lo ignoró. En consecuencia lo afearon, lo convirtieron en un estorbo, lo descatalogaron, lo vendieron y esperaron su ruina para derribarlo. Luego la vecindad, en su lugar, ideó una bella plaza y un museo arqeuológico en su recuerdo

Reclamamos a la representación política que sale de las urnas esté muy cerca de lo que piensan, sienten y aportan los ciudadanos, porque ellos están pegados a la realidad de la vida diaria. Muchos de estos ciudadanos se organizan y dan una opinión colegiada, otros lo hacen a título individual, pero ambas tienen el valor de reflejar las necesidades concretas de cada calle o agrupación de viviendas.

En Aiete, como en los demás barrios, hay personas que se preocupan por las necesidades colectivas y se “hacen cargo” de que se resuelvan en la buena dirección, que es aquella que dicta el sentido “común”, el sentido de ciudadanía.

La carta de convocatoria a los vecinos de Aiete reclamaba el derecho a los espacios públicos, a plazas, zonas deportivas y de paseo, lugares propios para los niños, las personas mayores y los jóvenes; en ella se afirmaba Un barrio sin espacio público no tiene personalidad.

Decía también la mencionada carta Tenemos derecho a la belleza, al lujo del espacio público, a la visibilidad de cada zona de la ciudad porque Aiete tiene sus propios encantos que hacen a Donostia más amable, más habitable. Desde varios puntos de Aiete se divisa nuestra hermosa ciudad, es necesario que la ciudadanía donostiarra pueda disfrutar también de la belleza de Aiete, porque entre todos construimos la ciudad y todos tenemos derecho al “lujo del espacio público”.

Pasamos a concretar qué derechos de ciudadanía quedaban hurtados en Aiete y entre ellos estaba el

Derecho a equipamientos sanitarios

Y decíamos

El Ambulatorio tiene el respaldo del pleno municipal, el compromiso de Osakidetza, pero las incertidumbres que planean sobre este proyecto nos crean dudas sobre la capacidad de compromiso de los gobiernos municipal y vasco actuales

Pasaron muchos años hasta que el concejal de urbanismo Ricardo Burutarán mandatara al arquitecto municipal, responsable de la zona Oeste de San Sebastián, la tarea de encontrar parcelas municipales ubicadas en la zona central del barrio -condición ésta, que ponen Osakidetza y la asociación de vecinos- y el técnico encontró dos fincas que reunían estas características.

Lantxabe, de motu propio, como hizo con la plaza de Munto, es quien organiza encuestas, reuniones, asambleas con todos los estamentos de Aiete, para que sea la ciudadanía quién tome una de las más importantes decisiones políticas para el barrio de Aiete: decidir dónde de construye el Ambulatorio y exigir que se haga en el plazo más breve, sin atenernos al rígido reglamento de consultas ciudadana, se hace a la brava, por la iniciativa ciudadana, con sus propios medios y voluntarismo. En la reunión decisoria participaron todos los sectores del barrio, entidades, escuelas, clubes, centros, conventos…y profesionales.

Ahora vemos cómo se está construyendo nuestro sueño

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