La varita mágica de Gorka Miranda

Como dijo Mari Carmen Garmendia en la presentación del director de la Araoz, Gorka lleva más de 15 años viviendo con nosotros en Aiete. 15 años colaborando con las fiestas dirigiendo diversas formaciones de base del Coro Easo; participando en los Olentzeros, y en otras actividades recreativas o de carácter social: El director del Easo ha hecho visible el centro Emaus del barrio

Las jóvenes mujeres del Araoz fueron llegando al caserío Katxola a partir de las cinco y media. Alli estaban esperando las gentes del caserío con la precisión organizativa que les caracteriza. Más tarde, a las seis, llegó Mari Carmen. Muchas personas se fueron acercando, algunas subían desde el teatro de Miramón porque la primera y más popular de las citas estaba en el imponente semicírculo. Se agotaron las sillas de Katxola. Se subieron bancos de la planta baja -los viejos bancos corridos de la sidrería Munto-. Mucha gente tuvo que seguir el concierto de pie. Estaba anunciada una tarde noche de temporal pero, aún y todo, la organización del primer festival de canto en Aiete, se podía arriesgar a iniciarlo en el lugar convenido, porque hacerlo en el teatro de Miramón es uno de los más fuertes motivos para crear el ‘Aiete Kantuz’.

No pudo ser. El riesgo de tener que aplazarlo era grande, pero el remate lo dio el ‘Director Municipal de Mantenimiento’ porque no facilitó que el piano del concierto pudiera encontrar un enchufe (de eso se escribió ayer).

El propio alcalde, como también se ha dicho, junto a muchas personas asistentes, manifestaron su decepción. Lo que no sabían es que el director del Coro no maneja una batuta, sino una varita mágica, y transmutó el concierto en el caserío Katxola, en una sublime creación.

Siguiendo con la crónica, en la inauguración del ‘Aiete Kantuz’, la Araoz Abesbatza (mujeres del coro Easo), bajo la dirección de Gorka Miranda…..Interpretaron las siguientes piezas:

Una primera deliciosa de

G. Fauré (1845-1924): Cantique Jean Racine. Op 11

Tras la cual, nuetra Mari Carmen Garmendia, en euskera y castellano, presentó el festival coral, su entronque con la idea de ‘construir Aiete’ -Aiete Eraikiz– y los pasos en esa dirección que se vienen dando a lo largo de estos años. Hizo un pequeño curriculo del director del Easo y dio la palabra al alcalde de la ciudad, Eneko Goia, quien elogió la actividad de Lantxabe en su doble faceta de actividad: la reivindicativa y la cultural.

El concierto de ‘voces blancas’, con la varita mágica de Gorka, fue embelesando más y más a todos, a público y a protagonistas. Unas fascinantes jóvenes mujeres que arroban con sus voces de ambrosía, y que Gorka, tras intensos años de trabajo, de múltiples ensayos, ha sabido mezclar hasta lograr la perfección. El Araoz entrevera hasta la pureza del canto las voces más agudas, las encargadas de llevar las melodías, con las mezzosoprano y con las que refuerzan la armonía interna de la obra. Crearon una atmósfera de éxtasis en el caserío. En el vetusto recinto molestaba hasta el click de la máquina de fotos. Una imagen no puede reproducir el clima creado, ni siquiera intentarlo, ni pretender ser pálido reflejo; si acaso un testimonio para la memoria de las personas presentes .

Al piano, una virtuosa Ana Belén García.

Desde

F. Mendelssohn (1809-1847) Abendlied

R. Schumann (1810-1856) Im wunder schönen Monat Mai. Dichterliebe. Op. 48.

J. Brahms (1833-1897) Die Meere. Op. 20/3.

hasta

P. Sorozabal (1897-1988)

Y con Sorozabal se para el tiempo y empieza el juego

Gorka tenía preparada la sorpresa de una deliciosa solista, Lorea Lopez -discreta hasta para salir en la foto- para interpretar las tres de Sorozabal (Bihotz bat, Urrundik y Penak). Las encantadoras y limpias melodías responden a la sencillez del texto. Entre canción y canción, el Director presenta la vida y obra del donostiarra Pablo Sorozábal Mariezcurrena, uno de los más destacados autores de obras sinfónicas y del género lírico del siglo XX, y nos deja a los presentes con el reto de saber qué secreto está detrás de alguna de las obras interpretadas.

El concierto se nos hizo breve, fue como un suspiro, las personas asistentes, incrédulas de que había acabado, hicimos una inhalación profunda y, devueltas a la realidad, de manera inmediata, supiemos que habíamos asistido a un acto que conservaremos en la memoria

La pequeña merienda que estaba preparada, fue útil para seguir hablando del concierto, del festival, del coro Easo, de las cuitas y aventuras de la gente y del barrio.

Una velada muy feliz.

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