Algunas anécdotas de la vida de Saul Bellow en la tertulia de Aiete

Lola Arrieta con una disertación ilustrada y experta, propició un ambiente reflexivo y, al mismo tiempo, ligero, divertido, en torno a la novela Herzog de Saul Bellow. En la tertulia de ayer en la Casa de Cultura de Aiete ocupábamos una sala repleta de lectores expectantes ante el debate anunciado.
Fue una intensa y amena exposición de la vida de Saul Bellow, especialmente del ‘Bellow joven’ y de su novela más inspirada ‘Herzog’. En esta apretada columna ni cabe, ni sabemos resumir la riqueza de la reunión, nos limitaremos a destacar algunos chascarrillos o pasajes anecdóticos de la cita:
Antes de la publicación de ‘Herzog’, el editor de Bellow ya tenía la sensación de que estaba ante «la gran novela»

La editorial tuvo que sacar una segunda edición de Herzog a la semana de poner a la venta el libro. Vendió más de 140.000 ejemplares en tapa dura y más de un millón en edición de bolsillo en su primer año de vida. Pasó 42 semanas en la lista de los libros más vendidos del New York Times, que el 20 de septiembre de 1964 publicó la crítica en portada proclamando la novela como una obra de arte.
Se sabe que Herzog le arrebató el número uno a ‘El espía que surgió del frío’ de John le Carréy que los tabloides proclamaban el «festival Bellow» o que el alcalde de Chicago intentaba ocultar que no había leído la novela favorita del año. Bellow fue definido como el sucesor de Hemingway y Faulkner.
La ponente nos contó jugosas anécdotas como que en la primavera de 1964, Saul Bellow reescribió ‘Herzog’ casi por completo las galeradas y las mandó a su editor en Nueva York. Unas 50 páginas no llegaron a su destino. Fueron parte del botín en un atraco de la oficina de correos de Hyde Park, un barrio ‘difícil’ de Chicago donde vivía el escritor y donde tiene su casa el presidente Obama. Los ladrones escaparon en un Cadillac amarillo con el dinero de la caja y las bolsas del correo.
En su huida, los atracadores esparcieron lo que no les servía en solares vacíos al oeste del río de Chicago. Lo que quedaba de las galeradas de Herzog apareció unos días después. ‘Los ladrones han sido capturados y el dinero ha sido recuperado, pero mi trabajo está reducido a trocitos’, contaba Bellow a una amiga.
Lola nos participaba que Bellow volvió a corregir una vez más la novela, la hizo y la deshizo casi hasta en la imprenta.
En los mentideros literarios de Chicago y Nueva York se comentaba que Herzog había cambiado el título de la novela unas cuantas veces y había eliminado algunos de los detalles más crudos. No tocó la primera frase: «Si estoy chalado, tanto mejor, pensó Moses Herzog».
La relatora glosó también ‘Las aventuras de Augie March’ En esta novela Bellow había deja de escribir en el inglés obligado y encuentra su propia voz, su voz inmigrante, educada, ‘jergal’ de Chicago.
Leer Herzog es como escuchar a un gran cantante haciendo su representación magistral.
En la tertulia se comentaron algunos asuntos más anecdóticos, en los límites del debate literario y de la obra de Bellou.
¿A qué se debe el éxito de Herzog? ¿A su fina ironía? -Se preguntaba Lola- O a ¿A su tristeza cómica o a su fuerza vital? comentaron algunos contertulios.
En 1964, ya era una pequeña celebridad en los EEUU. Pero con Herzog, en dos semanas, Bellow era un hombre rico. Vendió los derechos para la edición de bolsillo de Herzog y de su obra anterior, ‘Las aventuras de Augie March’, por 371.350 dólares, lo que, ajustado a los precios actuales, serían hoy más de dos millones de euros.
Uno de los tertulianos se preguntaba por ese éxito de ventas y porqué el público apreciaba tanto una novela «difícil».
Otras tertulianas pusieron el acento de que la novela es casi una autobiografía de Bellow, que utilizó la aventura con su segunda mujer, Sondra y su supuesto amigo y admirador del escritor, el académico Jack Ludwig. Lo original es que Herzog tuvo la audacia de poner los detalles más íntimos de su propia vida en el centro de su arte.
Moses Herzog es Saul Bellow o está muy cerca de serlo.El libro escrito así es un triunfo y es muy divertido. Saul Bellow fue capaz de estar furioso y hacer comedia al mismo tiempo. Algún tertuliano disertó, un poco a su aire, sobre el supuesto hecho de que ‘Herzog’ también le sirvió a Bellow como terapia freudiana «Convirtió todo ese asunto deprimente y amargo en arte. Eso fue una descarga para su mente». Y en este estar fuera de tiesto anecdótico alguno se permitió recordar la socorrida la anécdota -¿leyenda urbana?- sobre que el amante de su mujer -Valentine Gersbach en la novela, Ludwig en la vida real- proclamaba ante sus estudiantes: ¿Qué si conozco a Bellow? ¿Conocerlo? Me estoy follando a su mujer
En la tertulia se comparó a Herzog con el Ulises de James Joyce.
También se comentó en la reunión que cuando terminó la novela Herzog, ya estaba casado con su tercera mujer, Susan, y tenía un hijo con ella. Bellow, que murió en abril de 2005, se casó cinco veces.
Se nos dijo que Philip Roth y Bellow fueron amigos inseparables.
Lola subrayó que Saul adoraba a su madre, Liza, que le animaba a tocar el violín y a leer.
En Herzog, también se encuentran los recuerdos de adolescencia de Bellow en Chicago, al padre, la calle Napoleón de Monteal…
Con Herzog consiguió el Nobel de Literatura y otras distinciones literarias…
Esto que han leído ustedes no es un resumen de la tertulia que fue mucho más trascendente, extensa, inspirada. Son algunas curiosas anécdotas compartidas por las seguidoras y seguidores de Saul Bellow.
Tuvimos la suerte y la gracia de asistir a una agradable y risueña velada

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