Olivia de Havilland y Kirk Douglas, protagonistas en los cine-forum de Aiete

Olivia de Havilland y Kirk Douglas son las estrellas más longevas del Hollywood clásico.
Los dos han sobrepasado los 100 años.
La actriz Olivia de Havilland hace uno de sus mejores papeles en la película ‘La Heredera’, que veremos mañana viernes en la Casa de Cultura de Aiete, de la mano de José Angel Herrero-Velarde
Kirk Douglas estuvo con nosotros, hace justo 3 años, el 7 de noviembre de 2014, en el film ‘El Gran Carnaval’
‘La Heredera’ la dirige William Wyler
‘El Gran Carnaval’, Billy Wilder
Dos monstruos con nombres parecidos y cine genial y diferente.
La actriz Olivia de Havilland, centenaria, pero muy viva, ni corta ni perezosa se ha lanzado a poner una denuncia contra Ryan Murphy, el creador de la estupenda serie Feud, acusándole de usar su imagen sin autorización. En la serie, que reproduce la ya famosa enemistad que enfrentó a Bette Davis y Joan Crawford durante el rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane? aparecen otras figuras legendarias de Hollywood encarnadas por intérpretes jóvenes de hoy en día. Susan Sarandon hace de Bette Davis mientras que Jessica Lange representa a Joan Crawford. Pero también, entre otras, aparece Olivia de Havilland, encarnada por Catherine Zeta-Jones, como amiga de la Davis y testigo de la legendaria guerra entre ambas actrices, hasta el punto de que fue ella quien acabó reemplazando a la Crawford en la película Canción de cuna para un cadáver que iban a interpretar las mismas dos mujeres tras el éxito de la primera, y que finalmente Crawford no hizo.
Havilland ha hablado maravillas de Bette Davis en la vida real, reconociendo que era la actriz que a ella le hubiera gustado ser. En términos parecidos se expresa su personaje en la serie televisiva, pero también comenta la enemistad entre Davis y Crawford en términos que ahora, a la Havilland real le han parecido inadecuados. Cree que la muestran como una mujer cotilla, lo que ella no ha sido ni es, e incluso ofensiva con su hermana, Joan Fontaine, fallecida hace tres años, con quien en la vida real tuvo un animadversión similar a la que mantienen las hermanas de la película. El odio mutuo fue tal que Fontaine, años antes de morir, afirmó: “Yo me casé antes que Olivia, gané el Oscar antes que ella y, si muero antes, seguramente se indignará porque le he ganado también en eso”. Pero de ahí a llamarla puta como hace en la serie hay un abismo, y la demanda que Olivia ha presentado reivindica “su reputación profesional, su integridad, honestidad, generosidad, sacrificio y dignidad”. Exige una compensación moral y como era inevitable otra económica. La abnegada Melania de Lo que el viento se llevó ha vuelto a enseñar los dientes, como ya hiciera en 1943 cuando pleiteó con la Warner por el contrato leonino al que la obligaban, pleito que ganó tras dos años de lucha. Puede que el recuerdo de aquella victoria la esté animando ahora.
Porque sorprende este lío. Que profesionales serios de Hollywood se hayan saltado a la torera la lógica petición del permiso para poner en boca de alguien frases de dudosa autenticidad parece una chapuza por muy divertido y verosímil que sea lo que le hacen decir al personaje de ficción. Que en verdad lo es. Es indiscutible el buen humor que destila toda la serie, por otro lado, muy recomendable.

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