Lágrimas, sonrisas e ilusiones. Esa es la magia del cine, la que te envuelve y te hace viajar a distintos mundos y distintas historias.
Viajar con la Literatura y el Cine, una particularidad determinada en los ciclos de Aiete. En el tercero -primavera 2018- el viaje será la suma de ilusión y realidad. Este año la aventura fue por el Norte de Italia: Bolonia, Rávena, Mantua, Módena, Padua, Verona, Venecia…

Durante todos estos años las personas que han acudido los viernes por la tarde a ver las películas que proyecta el cine club del ciclo de literatura y cine han podido disfrutar de un abanico de cintas que han tocado diversos temas y han vivido emociones  tanto de alegría como de tristeza.
La dimensión narrativa del cine es compleja: la configuran un conjunto de imágenes y de sonidos, que son materiales muy heterogéneos. Si los comparamos con los de la novela vemos que esta se basa exclusivamente en la palabra y que es a partir de ella que construimos mentalmente imágenes. A veces se considera que por esto la literatura es más creativa que el cine, que sería una recepción pasiva de imágenes. En esta línea consideraríamos a la novela como superior al cine, ya que la palabra sería, desde este punto de vista, superior a la imagen. Pero esta afirmación es cuestionable, ya que igualmente se ha demostrado que lo que realiza nuestro sistema visual cuando contempla una imagen para interpretarla son operaciones inteligentes esencialmente activas. Podemos considerar que importa tanto el lenguaje como lo que éste nos ofrece