Una cesta con relucientes manzanas al óleo recibe al visitante en el vestíbulo del Museo Municipal de La Haya

Cien años después el sueño de Mondrian se plasma en Miramon; ese es el objetivo de la filosofía, contrastar los enunciados teóricos o abstractos en la plasmación práctica: Miramón está sembrado de manzanos y tiene una plaza pública inspirada en los diseños del artista. (Mondrian, relevante artista de principios-medianos del siglo XX, trasciende la pintura e influye en las demás expresiones estéticas: diseño, decoración, arquitectura, y escultura).

Fue un descubrimiento para algunos de los que asistimos a la reunión de Katxola el pasado jueves 29, saber que la plaza sometida a discusión como espacio público, estaba inspirada en su obra –el caserío como lugar de depósito cultural–.

1917, es el año de la fundación de la revista De Stijl y Mondrian trató de describir en sus páginas “la ruta en pos del conocimiento de la verdadera realidad”, que le impulsa hacia la abstracción. Recorrer esa senda le ocupará hasta el final de su vida. Un siglo después, pueden seguirse aquellos pasos a partir de las obras salidas de su paleta y de aquellas otras que él inspiró, como la plazoleta objeto de debate.

Las obras más conocidas de Mondrian, las de la etapa final, son una mezcla del reflejo y absorción de la luz, que es el arte de la pintura y de la arquitectura. (¿Y no era esa la sensación que trasmitía la plaza antes de su abandono? ¿Y no debe ser ese el objeto de su recuperación, lo contrario de colmarla de cachivaches? Y eso mezcla bien con la siembra geométrica, lineal, verde de jóvenes manzanos, muy cerca de la plaza, en el claro del Bosque de Miramón, cerca de otra referencia simétrica clásica: el anfiteatro..

Las obras de Mondrian pueden parecer una sucesión de líneas rectas, pero se ve el ritmo y el movimiento. Mark Rothko [el pintor expresionista estadounidense de ascendencia rusa] dijo ‘Mondrian es el artista más sensual que conozco”.