La contemplación de la «escuela veneciana» de la mano de Ana Sanchez-Lasa

Ayer la Serenísima nos aguardaba en Aiete

Ana articuló un discurso delicioso, atractivo, cautivador, sugestivo sobre el gran espectáculo veneciano. La gente salimos enamorados de la ciudad y, sobre todo, de su arte, de su pintura, en la que Ana es más que una maestra.

La elegante especialista nos describió lo nos espera en Venecia, con sus palacios bañados por las aguas y la luz del Adriático.

Ligada por el agua, construida sobre el agua, la República Veneciana hizo del tráfico marítimo la columna vertebral de su existencia. Esa condición le otorgó durante 200 años unas finanzas que recaudaban un tercio más que la Corona francesa, casi el doble del presupuesto de Inglaterra y una renta per capita 10 veces superior a la media europea.

Ana decidió, antes de presentarnos la pintura, describirnos la geografía y la historia de Venecia, con cuatro trazos y fue una buena elección.

Y luego entró, sin pausa, en “La escuela veneciana” de corte pictórico y sus principales representantes: Paolo Veneziano, Jacobello del Flore, Vittore Carpaccio, Gentile y Giovanni Bellini, Antonio Vivarini, Giorgione, Tiziano, Tintoretto, Jacopo Bassano, Paolo Veronese, Gianbattista Tiepolo y Canaletto.

Presentaba su vida, su obra, sus características y se detenía en algunas de sus principales y más influyentes obras. Fue una entretenida charla y magistral.

El arte bizantino caracterizó en efecto los trabajos de los primeros exponentes de la escuela veneciana, como Paolo Veneziano. Este hecho tiene que ver con la historia de Venecia, que nos había presentado hacía unos minutos.

De Vittore Carpaccio, nacido en la segunda mitad del siglo XV, destacá las obras en la que encontramos calles, plazas y casas, de Venecia, lo mismo que sus característicos canales, unas veces con fidelidad, otras con fantasía. Pero la urbana ya domina su pintura, y con ella sus desfiles, procesiones y demás festividades.

Destacó a cada uno de los autores citados -en este comentario destacamos algunos- a través de transparencias, proyectadas en la pantalla del salón de actos del Centro Cultural. Por ejemplo, de Giorgione subrayó su no siempre claro simbolismo, pero sobre todo su enigmático y bellísimo La tempestad.

Tiziano y su obra rica, voluptuosa, con que recurre a las mitologías. Tiziano, incluye una constante hasta entonces ajena a la pintura veneciana, y es el neto influjo español, representado por sus ilustres clientes Carlos I y Felipe II. Debido a su longevidad e influencia, es a veces difícil conciliar su obra en una sola descripción. Sus retratos y paisajes le dieron fama, siendo asimismo especialista en escenas mitológicas y cuadros de temática religiosa.

Tintoretto caracterizado por un dramático uso de la perspectiva y especiales efectos de luz, siendo un precursor del barroco. Inserta su temática en un marco característico de la escuela veneciana, fuertemente influenciado por Tiziano, dando prelación al color, el paisaje y la luz. Sus temas fueron sobre todo religiosos, tanto bíblicos como evangélicos. Sus escenas, sin embargo, se enmarcan en decorados venecianos, reflejando su alegría y esplendor.

De Tintoretto seguiremos escribiendo por la admiración que causó el cuadro Crucifixión a Henry James, nuestro próximo autor en tertulia.

Paolo Veronese fue por su parte fuertemente influenciado por Tiziano y Tintoretto. Su obra se caracterizó por los grandes formatos, determinando el lujo y la arquitectura clásica sus escenas, que presentan un rico aunque suave colorido. Como sus predecesores, maneja varias escenas de temática religiosa, las cuales sin embargo recuerdan las grandes fiestas venecianas. Vimos las transparencias: Las bodas de Caná de 1563, Venus y Adonis y Alegoría de la Virtud y el Vicio, ambos de los años 1580, entre otras

Gianbattista Tiepolo es un creador de la talla de Tiziano, Tintoretto y Veronés, al que reconocemos por nuestra visita a La Residencia de Wurzburgo -12 de julio 2015-. El impresionante techo que cubre la zona de acceso y de las escaleras alberga la pintura al fresco-obra de Tiepolo- más grande del mundo, de aproximadamente 670m. La pintó entre 1752 y 1753. (En sus bodegas disfrutamos del vino de la región (Franconia) y el que se elabora aquí, el vino Bocksbeutel envasado en botella típica de forma plana, ligeramente abombada, que muchas viajeras se trajeron para Donosti). La construcción de la residencia se inició en 1719 y se concluyó en 1780. Los impresionantes techos fueron decorados por Tiépolo.

La charla acabó con el “paisajista” Canaletto que reprodujo el aspecto más escenográfico de la ciudad.

Una gozada

Una oportunidad magistral de conocer el arte de la pintura y a una excelente maestra.

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