“La Cartuja de Parma”, crónica de una sublime velada

Una guía de tertulia a la altura de Standhal

¿Cuántas personas tertulianas quedaron flechadas en el corazón por la lectura de la “La Cartuja de Parma”?

Lo que sí sabemos es que a la salida del Centro Cultural, las personas asistentes salíamos persuadidos de que la más bella novela del mundo no podría ser más que ésta, tanto para aquellos que la habían querido leer, y no lograron llegar al final, antes de la cita con la tertulia, como para los otros que sí lo consiguieron y asistieron expectantes a la cita, y para quienes la leerán una y otra vez.

Tras una metódica reconstrucción de la vida, ideas, compromisos y anhelos de Stendhal, Lola Arrieta nos explicó cómo “La Cartuja de Parma” son varias novelas: la histórica de los tres primeros capítulos, y, avanzando en la lectura, los relatos que se van encontrando diferentes, y ya, en la segunda parte, el libro termina siendo una novela de amor ( como no podía ser de otra forma, porque así fue la vida de Stendhal)

Pero, y se debe subrayar, como hizo la conductora de la tertulia, que el largo aliento del comienzo de la novela continuará impulsándola cada vez más y con mayor fuerza, como una ola, toda la lectura del libro.

La Cartuja de Parma” fue publicada en 1839, aunque es necesario calcular los cuarenta años que transcurrieron antes de que Stendhal fuera comprendido, como lo había previsto él mismo, con una precisión extraordinaria, al despedir su novlea en una frase, escrita en inglés “to the happy few”, sobre la que llamó la atención la presentadora. (La frase es una dedicatoria a las personas que lograran llegar hasta la última palabra de la novela. Ese era el siginificado pesimista de Stendhal cuando la acabó de releer)

Sin embargo, hoy las cosas no son así, y las razones de la mágica fascinación que ejerce el libro sobre sus lectores, nos fueron explicadas por la conductora de la reunión en algunos elementos.

El inicio “allegro con brio” de los primeros capítulos en la Milán napoleónica, donde la historia, con sus disparos de cañón y el ritmo intenso de vida de Fabricio marchan siempre al unísono. Y el clima de pura aventura que azota a Fabricio con sus 16 años, girando alrededor del humilde campo de batalla de Waterloo entre carretas de las cantineras y los caballos que se fugan, una aventura novelada, llena de peligro y de invulnerabilidad alimentada con una fuerte dosis de candor.

Los cadáveres con los ojos desorbitados y los brazos rígidos son los primeros cadáveres verdaderos con los cuales la literatura de guerra ha intentado explicar lo que es una guerra. La atmósfera femenina, amorosa, que comienza a circular desde las primeras páginas, construida bajo los moldes de una ansiedad protectora e intrigante y llena de envidia, revela así el tema verdadero de la novela que acompañará a Fabricio justamente hasta el final.

Lola diseccionaba “La Cartuja de Parma”: son varias novelas y romances, reunidos en un solo cuerpo: crónica histórica y crónica de sociedad, aventura picaresca; más adelante se ingresa en el mundo de la pequeña corte del príncipe Ernesto IV

Aquí la novela se hace tablero de estrategias; lugar gris e inmóvil donde se desarrolla una cadena de pasiones: la del conde Mosca, el hombre del poder, esclavo del amor que siente por Gina Sanseverina; la Sanseverina que obtiene todo lo que ansía y que no ve sino por los ojos de su sobrino Fabricio; Fabricio que, al final, concentra todos sus esfuerzos, en el amor por la angélica y pensativa Clelia. Pero es también el mundo mezquino de las intrigas políticas y mundanas de la corte, en cuyo trasfondo está el príncipe, obsesionado por el miedo porque ha hecho tomar prisioneros a dos patriotas, y el fiscal Rossi, que encarna –por primera vez en un personaje literario- la mediocridad burocrática -tan actual y recurrente- que se admite así misma como una entidad inhumana...

Y la guía nos desvela el trasfondo de la novela. Lo encontramos en las “Crónicas italianas” del autor. Se trata de la vida de Alejandro Farnese quien, después de haber sido muy amigo y protegido por una de sus tías, noble dama galante y llena de intrigas, realizó una carrera eclesiástica en despecho de una juventud aventurera y libertina, antes de convertirse en Papa bajo el nombre de Pablo III (Encontramos uno de los cuadros pintados por Tiziano en el cuaderno que sirve de base en las tertulias). Stendhal trae esta historia del siglo XV, y la convierte en la de Fabricio, de la época napoleónica.

En “Rojo y Negro”, -una novela que muchas personas tertulianas habían leído- la vocación frustrada de Julian Sorel es el eje central de la novela y plantea una situación mucho más profunda y más dramática que la de Fabricio del Dongo. Fabricio no es Julian en la medida en que no está dotado de su complejidad psicológica y no es tampoco Alejandro Farnese, destinado a convertirse en Papa. Fabricio aparece como alguien obligado por los signos del abate-astrólogo Blanés, su verdadero mentor.

Toda “La Cartuja de Parma” es un movimiento incesante.

Cuando Fabricio se halla en prisión, una nueva novela irrumpe en la novela, el relato carcelario, el del regreso y el del amor por Clelia. No hay condición humana más angustiante que la de un ser humano encarcelado, pero Stendhal nos describe un Fabricio extrovertido y lleno de esperanza: “¡Yo, que tenía tanto miedo de la prisión, estoy aquí y no me acuerdo de estar triste!”. (Página 357 de la novela editada por Alianza Editorial, traducción de la gran standhaliana Consuelo Berges)

Esta torre de Farnese, que nunca ha existido en Parma, es uno de los lugares encantados de la novela.

La torre es el lugar donde nace el primer amor romántico de Fabricio por la inaccesible Clelia, hija de su carcelero; pero es también la jaula dorada del amor de la Sanseverina, donde Fabricio está desde hace mucho tiempo prisionero. [Este es el nudo mítico de las novelas de Stendhal, el amor por las mujeres adultas o que tienen una posición más elevada (Julián y Mme de Renal, Lucien y Mme de Chasteller, Fabricio y Gina Sanseverina)].

La torre que posibilita la mirada lejana, fue uno de los asuntos de la velada en el Centro Cultural, ¿Qué panorama se domina desde esas alturas? Una de estas personas, originaria de la zona, aclaró: la cadena de los Alpes, desde Niza hasta Trévise, a lo largo del Po, de Mont Visco hasta Ferrara (Objeto del viaje de fin de ciclo)

Una lectura histórica y política de “La Caruja de Parma” ha sido un camino recorrido por Balzac (definía esta novela, como lo hizo un tertuliano, “El Príncipe” de un nuevo Maquiavelo), quien ha demostrado que la pretensión estendhaliana de exaltar las ideas de libertad y de progreso había sido ahogada por la Restauración.

PD. Esta gran obra sólo podía ser imaginada y ejecutada por un hombre de cincuenta años en todo el vigor de su edad y en la madurez de todo su talento.

Balzac.

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