Una luna dulcemente azul sobre los jardines de Aiete

Crónica ilustrada de la tertulia sobre Nieve de Pamuk, con Lola Arrieta

La Luna salió anoche a las 18.47 y a los que nos acercamos al Centro Cultural, con la incertidumbre del debate sobre la novela Nieve de Pamuk, nos sorprendió su deslumbrante luz, su belleza azul que radiaba, entre una angélica neblina,  el firmamento que cuelga sobre sobre el palacio de Aiete.

En los jardines, 50 farolas daban una tenue y hermosa luz, por primera vez en este desconsiderado invierno -nos olvidamos de la tropa que se ha dedicado a desmocharlas días atrás-

La Luna grande y pequeña, grande para la vista, pequeña para la foto, colgaba del cielo como un globo hinchado. El hecho es que, el satélite terrestre está en su punto «más bajo» y la sensación de poder bajarla con la mano, es menos real que cuando los viajeros de Lantxabe preparen su viaje a Bolonia y Venecia, allá por los meses de junio y julio; pero los motivos por los que ante nuestros ojos aparezca románticamente hermosa, mientras que en las fotografías lucirá decepcionantemente canija, siguen siendo un enigma.

La vida de Pamuk; los misterios de Nieve; la historia de Turquía y del idioma turco; la fuerza de las “empañoladas”; las dudas sobre la existencia de Dios o la superioridad del ateísmo, o de la ilustración sobre la fe, o del Occidente sobre el Oriente; la existencia y subsistencia de la comunidad turca en Alemania, la muerte, el fin, el ocaso, la debilidad del pensamiento de Ataturk en Turquía, pero también de Erdogan y su monstruosa tiranía (ambos formados en el espíritu militar)…Nos esperaban en la tertulia…

Pero sobre todo la delicia de los copos de nieve en Kasr (en la tertulia hubo intervenciones que recordaron que Kar en turco, es nieve; que en euskera, es Elurra -nos congratulamos de su traducción al euskera, subrayando lo difícil que es traducir el lenguaje gráfico y cantarín de Pamuk y se fijó nuestra atención en algunas semejanzas entre turco y euskera, idiomas caucasianos quizás los dos, en el detalle de las declinaciones del turco y del eskera, el uso de prefijos y sufijos en ambas lenguas). Y vimos “la curva fractal” del copo de nieve -retratado en la novela-, su referencia geométrica estrellada, lugar de dónde cuelgan los poemas de Ka que, ayer, podían haber colgado de esa bellísima luna dulcemente azul, que brillaba sobre los tejados de la ciudad, que se ven desde la casa de cultura de Aiete.

La Novela de Pamuk nos habla del amor más sincero, pleno, descarado, feliz; de las dudas, de las frustraciones, de héroes innecesarios; del teatro de la vida y del teatro como escenario de vias real y drama…De la familia turca; de Kars como antigua capital de Armenia, y en la tertulia se habló del genocidio contra los armenios…

La Luna en el momento de salir y esconderse aparece enorme, casi como si se estuviera desplomando sobre el planeta.

Ayer, sin embargo, parecía la estrella de David, azucarada, inofensiva.

Hubo gente que, como Orham, lloraron en el final de la excelente novela Nieve

En Aiete la ilusión por la literatura (y la luna de ayer ¿llena fuera, mitad dentro?) está servida.

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