Quince días después se sigue buscando un barítono para la quincena musical

OPERALa La 77 edición de la Quincena Musical con San Sebastián como Capital Europea de la Cultura está a punto de terminar. Este reconocimiento de capitalidad parecería más que apropiado para ofrecer una edición extraordinaria Festival de Música. Pero no ha sido así. De hecho, la programación de la Quincena está siendo una de las menos atractivas de los últimos años. Si como muestra vale un botón, en la programación de este año hemos tenido una única ópera y además en versión de concierto. Es difícil encontrar una ramplonería semejante. Está claro que para las autoridades donostiarras la música no forma parte de la cultura o, al menos, no forma parte de la cultura tal como ellos la entienden. Poner «Don Giovanni», la obra maestra de Mozart, en versión de concierto es una decisión musical difícil de entender

Una ópera de Mozart con una orquesta de 58 profesores no deja de llamar la atención. Si a esto se une que los cantantes se situaban detrás de la orquesta y en un plano elevado, está claro que los cantantes estuvieron más preocupados desde el principio por hacer llegar sus voces al auditorio, lo que trajo consigo una versión vocal de muy escasos matices y vociferaciones excesivas. A todo esto habría que añadir que el «Don Giovanni» que presenciamos no fue un drama «giocoso» (no es una ópera bufa, como entre otros errores se leía en los sobretítulos), y la interpreatción se olvidó del mencionado calificativo de «giocoso» o alegre.

La actuación de Christopher Maltman fue decepcionante. A su lado José Fardilha hizo un Leporello demasiado vociferante y con afinación dudosa, cuando menos. Esos son los personajes principales. Los demás sin más.

Fue el pasado 13 de agosto. El Kursaal había agotado sus localidades. Mucha gente se fue para el segundo acto.

El público dedicó una cálida acogida a los artistas, y eso puede confundir a las autoridades. Mucha gente va al festival a apludir, las entradas son caras, estamos en verano, no estamos como para ponernos estupendos.

Pero no nos merecemos esto.

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