El bolardo es un poste de pequeña altura anclado al suelo y que, a lo largo del paseo de Aiete, separa el tráfico en las dos direcciones.

Existes bolardos inteligentes e iluminados, pero esos no se conocen en San Sebastián. Es una característica propia de ciudades cuyo modelo de gestión también se basa en la luz y en la inteligencia.

Los modelos más antiguos de bolardo se fabricaban en hierro fundido, pero la corrosión los atacaba con facilidad.

Los bolardos del paseo de Aiete son unos pequeños pivotes de plástico que tienen 8 años.

Se remontan a aquella iniciativa ciudadana, origen de la Asociación de Vecinos, y que desembocó en los “nueve proyectitos” -rotondas, pasos de peatones levados, seguridad en el tráfico,…- del entonces responsable de Movilidad de Donostia, hombre cooperativo y talentoso, Pepe Arrate.

En ocho años los pivotes han quedado muy deteriorados y ofrecen una penosa imagen de abandono. Pedimos, simplemente, que se reparen y lo hacemos no sólo por la ciudadanía del barrio, o la mala impresión que causan en cientos de guiadores que atraviesan el paseo, sino por la buena imagen de los responsables de movilidad de San Sebastián, hoy por los suelos.

Es una de las once propuestas que rechazó la concejala delegada en la reunión con Lantxabe

Hace un año estuvimos con Josu Benaito, entonces técnico de movilidad y hoy de medio ambiente -con dudas sobre si este cambio de funciones no es una purga, aunque Josu lo hará igual de bien en su nuevo cargo-. Benaito sacó varias fotos a los bolardos, asintiendo de que su lamentable estado necesitaba reparación. En septiembre, cuando la nueva concejala delegada de movilidad encontró un hueco en su agenda, vino a visitarnos -algo es algo, su antecesor no tuvo a bien, ni escucharnos en su despacho- vio el deterioro, parecía dispuesta a hacer algo, pero como dice un colaborador, parece ya otra víctima del agujero negro de movilidad.

Desconocemos qué departamento es el que regenta los pivotes de San Sebastián.

Soportamos la arbitrariedad de su funcionamiento.

La función principal del bolardo es evitar que los vehículos accedan o aparquen en zonas donde lo tienen prohibido. Se instalan para proteger zonas frecuentadas por peatones o ciclistas.

Protegen el espacio público y las zonas peatonales contra el abuso de vehículos automotores.

Favorece el tránsito a los peatones en general y en mayor medida a la gente anciana

Pues bien, el ayuntamiento dice NO-EZ-NIET a reparar los bolardos del paseo de Aiete, mientras que de la noche a la mañana, sin que nadie lo pida, colocan unos gigantescos pivotes en la zona de Solbes, estos sí de hierro fundido y maltraza y unos meses después en la plaza de Hiru Damatxo.

Los de Solbes sólo sirven para atascar más la zona, los de Hiru Damatxo no sirven de nada: los vehículos, incluso municipales, sólo tienes que pasar por encima de la hierba para entrar en la plaza, como se ve en la foto tomada del DV.