Günter Grass y Theodor Fontane, en el corazón de Aiete

gEl escritor alemán Günter Grass, galardonado con el Premio Nobel de Literatura, ha muerto este lunes a los 87 años en un hospital de Lübeck, en el norte de Alemania.

Günter Grass, nos acompañó en las tertulias en aquel otoño del 2010, todavía en el Topaleku; en el ciclo dedicado a la literatura y el cine alemanes. Grass pertencía al Grupo 47, del que salió el otro premios Nobel que tuvimos oportunidad de disfrutar en ese ciclo, Heinrich Böl. De la mano de Lola Arrieta, conocimos la vida y obra de Günter Grass, que hoy queremos rememorar. La tertulia se centró en su Tambor de hojalata, que se publicó en 1959. Aquellos autores demostraron que se podía seguir escribiendo en alemán después de Auschwitz. No tanto por el hecho de que la lengua hubiera sido o no corrompida por los nazis, sino porque su fuerza literaria es enorme, como estamos viendo estas semanas con Theodor Fontane y su Effi Briest.

Grass, siempre ha reconocido la influencia de la picaresca española en su “Tambor”, y en su discurso de entrega del Premio Nobel 1959 en Estocolmo, explicó que había tratado de sacar el idioma alemán del “paso militar“.

La novela pudo leerse en castellano a los cuatro años de su aparición, pero no en España. Prohibida por el Gobierno franquista, El tambor de hojalata se editó en México. Allí fue presentada en 1964 por su propio autor y por Max Aub, que estaba exiliado en ese país y de quien tuvimos oportunidad de difrutar una de sus obras de teatro en Katxola

El tambor de hojalata fue adaptada a la gran pantalla en 1979 por Völker Schöndorff, que contemplamos en el ciclo alemán nombrado.

Günter Grass, amaba a nuestro Fontane, a quién veía como  “un hombre y un niño” a la vez.

En algunos capítulos de su Tambor de hojalata se siente esa misma ingenuidad que atribuye a Fontane.

En Un cuento largo, la polémica novela autobiográfica de Günter, da el protagonismo al propio Theodor, con el nombre de Theo Wuttke, quien es nombrado como Fonty, una especie de apodo de nuestro Fontane

En la tertulia del próximo jueves, con Theodor Fontane y Effi Briest, como protagonistas, en el centro cultural de Aiete, seguro que aprovecharemos la ocasión para hacer nuestro propio homenaje al extraordinario Günter Grass

3 comentarios en “Günter Grass y Theodor Fontane, en el corazón de Aiete

  1. Nosotros somos Eduardo Galeano

    Y suscribimos su «Carta al señor Futuro»
    «Nos estamos quedando sin mundo. Los violentos lo patean, como si fuera una pelota. Juegan con él los señores de la guerra, como si fuera una granada de mano; y los voraces lo exprimen, como si fuera un limón. A este paso, me temo, más temprano que tarde el mundo podrá no ser más que una piedra muerta girando en el espacio, sin tierra, sin agua, sin aire y sin alma»
    Al señor Futuro, yo le pido, nosotros le pedimos, que no se deje desalojar. Para estar, para ser, necesitamos que usted siga estando, que usted siga siendo. Que usted nos ayude a defender su casa, que es la casa del tiempo».
    Y la ‘Nire aitaren etxea’ de nuestro Gabriel Aresti

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  2. ¿Para qué sirve la utopía?

    Eduardo Galeano recibió una pregunta similar en una charla impartida en una universidad de Colombia junto al director de cine argentino Fernando Birri, quién regaló a los alumnos una respuesta que el escritor uruguayo repitió hasta la saciedad.

    —»La utopía está en el horizonte, yo sé que no la alcanzaré. Si yo camino diez pasos, se alejará diez pasos. Cuanto más la busque, menos la encontraré. Porque se aleja a medida que yo me acerco».

    —»Buena pregunta entonces, ¿no?» —añadía Galeano con una sonrisa pícara.

    —¿Que para qué sirve? Pues la utopía sirve para eso, para caminar.

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  3. Aramburu

    Todo cambió de golpe. A no pocos escritores occidentales la caída del muro los pilló con el pie cambiado. Así Günter Grass, que con ostensible miopía histórica se mostró contrario a la reunificación. Su respuesta literaria a la caída del muro fue una gruesa novela, publicada en español con el título de Es cuento largo (Alfaguara). En su día llegó a ser considerada la novela por antonomasia de la caída del muro y de la posterior fusión en una sola ciudad de las dos partes de Berlín. El libro constituye un homenaje a un clásico de la literatura alemana del siglo XIX, Theodor Fontane, trasuntado en el protagonista, Theo Wuttke, un archivero a ratos esquizofrénico, a ratos cómico. La novela de Grass fue acogida con división de opiniones. Más de unoconsideró que había nacido vieja. El crítico estelar de la época, Reich-Ranicki, arremetió contra ella sin contemplaciones.

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