Entrevista a Antonio Cuesta, corresponsal en Grecia de Prensa Latina

ALEXISTranscripción del programa de radio “Plan Baires” (FM La Boca-Buenos Aires 90.1)

Mario Hernandez: Antonio, es importante que aclaremos a nuestros oyentes, por qué son tan importantes estas elecciones en Grecia.

A.C.M.: Yo creo que es evidente que después de varios años, desde mayo de 2010, que empezaron las medidas de austeridad, no ha habido ningún avance, todo lo contrario, ha sido un lastre para la economía real, para la economía productiva. Lejos de solucionar lo que esperaban con las medidas de ajuste presupuestario, los problemas se han agravado y se han alargado en el tiempo, teniendo en cuenta que la vida de la mayoría de los ciudadanos ha empeorado drásticamente. Entonces, por decirlo de una manera suave, son medidas absolutamente absurdas porque no tiene ningún fundamento para mejorar la economía real, ni la vida de los griegos, pero el gobierno no tiene ninguna soberanía ni autoridad para imponerse cuando los poderes financieros o los procedentes de la Comisión Europea o del BCE, que les imponen medidas y no tienen más remedio que aceptarlas.

Sin embargo, la situación a nivel social es calificada por Syriza, principal partido de izquierda, como un desastre humanitario y no le falta razón porque la realidad, que no tiene que ver con esos pequeños márgenes de la macro economía que son los únicos a los que el gobierno de Grecia recurre una y otra vez para decir que todo va mejor, es que los datos sociales siguen siendo malísimos, y después del gran retroceso que ha tenido en estos últimos casi cinco años, salir de ello no parece tarea sencilla y mucho menos con las medidas neoliberales que intentan proponer.

M.H.: ¿Qué significaría para Grecia el triunfo de Syriza, de su dirigente Alexis Tsipras?

A.C.M.: Principalmente creo que significaría una victoria simbólica para imponer la opinión mayoritaria de la ciudadanía que está agotada y muy descontenta con este tipo de políticas neoliberales. Lo que luego realmente pueda hacerse, está un poco por verse, porque lógicamente los poderes financieros son muy fuertes y la campaña del miedo para intentar que los votantes no opten por esta formación de izquierda es también muy fuerte.

Se ha visto cómo cargaban contra el líder del partido Syriza, y más dirigentes europeos han sostenido en estos días que sería el caos si gana y, sobre todo, si no aceptaba seguir con el mal llamado “programa de rescate”, un eufemismo para decir que en realidad son los acreedores los que deciden qué políticas se hacen, que son, desde luego, las que más interesan a los grandes inversores y a la Banca y las grandes empresas alemanas que al fin y al cabo son los únicos beneficiarios de la situación que se vive actualmente en Europa.

La situación, una vez que pase el 25 de enero y si gana la izquierda, va a ser muy complicada, pero en cualquier caso yo creo que será un paso muy importante para demostrar en Europa que es posible otra vía, otros caminos y que la gente puede elegirlos.

M.H.: Al respecto, cuál es la situación concreta en cuanto a los índices de desocupación, al PBI y la producción industrial

A.C.M.: El PBI se desplomó, en el caso de Grecia ha llegado a bajar un 26% desde el 2009, en el último trimestre de 2008 empezó la recesión, también con el tema de la producción industrial que se ha reducido en un tercio el desempleo, hoy precisamente se han dado las últimas cifras desde el mes de octubre, está aproximadamente en el 25,8% y ha bajado en el último año y medio alrededor de dos puntos. Pero estos datos son un tanto engañosos, porque esa bajada de dos puntos porcentuales, en realidad se corresponde con un descenso en el mismo período del salario medio a nivel nacional, cerca de un 10% y con un incremento enorme de la temporalidad de los contratos de media jornada que han aumentado en un 35% en ese mismo período.

Entonces, queda claro que el alta de trabajadores asegurados, que era de donde salían los datos, se corresponde con un fraccionamiento de las jornadas laborales, donde antes trabajaba una persona ahora trabajan dos, y además se ha dado la circunstancia que han sido los sectores menos pagados y peor considerados a nivel laboral, como son los trabajadores inmigrantes y las mujeres, los que se han incrementado las contrataciones exponencialmente, porque en el caso de los trabajadores inmigrantes se ha dado un aumento del 50%. Lo cual quiere decir que el ligero descenso que ha habido, se ha cubierto con gente mucho peor pagada y en jornadas de cuatro horas, con el salario mínimo que hay fijado por ley, que en muchos casos ni siquiera se cumple.

Hay que decir que un trabajo de cuatro horas no sirve absolutamente para nada, porque estamos hablando de cantidades muy pequeñas que no llegan a cubrir las necesidades más básicas de lo que sería la canasta diaria, ni siquiera se cubre con los trabajos de jornada completa y con el salario mínimo, que está cerca de los 500 Euros, hay muchos trabajadores que están por debajo del nivel de la pobreza.

M.H.: Tengo un dato que dice que 3 de cada 5 ciudadanos griegos viven por debajo del umbral de la pobreza y el desempleo juvenil es de cerca del 50%. Alexis Tsipras envió el sábado pasado, un mensaje a los partidos ecologista, comunista y al frente de izquierda anti capitalista Antarsya, pidiendo la confluencia “pues la batalla que tenemos que dar está por encima de las diferencias que existen dentro de la izquierda.” ¿Qué respuesta ha habido a ese llamado del líder de Syriza?

A.C.M.: Hasta ahora los únicos que han respondido positivamente ha sido el Partido Ecologista, que hasta ahora se quedaba por debajo del 3% que es el mínimo legal para entrar al Parlamento y no habían conseguido representación. Ellos ayer acabaron una reunión con la dirección de Syriza y estuvieron de acuerdo en participar, creo que mañana anunciarán la lista de candidatos, porque la reunión fue esta noche a puertas cerradas. Supongo que ante la respuesta positiva del Partido Verde, figurará alguno de ellos en la lista, y con respecto a los otros dos, Antarsya es un partido pequeño también de izquierda anticapitalista, no ha habido todavía una respuesta formal, lo que sí parece muy complicado es que el Partido Comunista, tradicionalista, dé una respuesta positiva porque generalmente tiene una posición muy enfrentada con Syriza, al que consideran que es el recambio de la socialdemocracia del Pasok, el partido que tradicionalmente durante los últimos 40 años se había repartido el poder con los conservadores y que está prácticamente hundido, y cabe la posibilidad de que ni siquiera consiga representación parlamentaria.

En todo caso, todas las encuestas que salieron hoy, dan como vencedor a Syriza aunque con un margen no muy grande con respecto a Nueva Democracia, los conservadores, alrededor del 3 y 4% de ventaja. Syriza necesitaría conseguir una victoria que le permitiera gobernar en solitario porque las coaliciones, para cualquiera de los partidos, van a ser muy complicadas teniendo en cuenta el resto de formaciones que probablemente estén en el Parlamento. Este límite para gobernar en solitario esta en torno al 30% de los votos y se empieza a tener la posibilidad de tener mayoría absoluta, lo cual depende de la representación que saquen el resto de las formaciones.

Se dan dos situaciones, por una parte hay un sector importante de la población, que es el que yo creo que se manifiesta en las encuestas a favor de Syriza, porque son gente que entiende que puede significar un cambio destacado en la política del país, estoy hablando de la gente que puede tener un pensamiento en base al cansancio de la política actual, que tiene una inclinación por un cambio de modelo, sin embargo, otro sector no acaba de ver claro que Syriza sea capaz de cumplir con lo que dice que quiere hacer…

La perspectiva de que gane Syriza la elección en Grecia, este partido político que de alguna manera plantea un discurso contra el ajuste, contra los dispositivos de rescate financieros monitoreados por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, provocaría una situación de cambio, máxime si lo vinculamos a la situación de España, donde está Podemos, que de realizarse elecciones en el día de hoy también ganaría y es un partido político similar al liderado por Alexis Tsipras.

Un comentario en “Entrevista a Antonio Cuesta, corresponsal en Grecia de Prensa Latina

  1. Alberto Garzón

    Lo que está en juego en Europa no es sólo un puñado de gobiernos o la correlación de fuerzas en los parlamentos. Lo que está en juego en Europa es el modelo de sociedad que prevalecerá tras la crisis. Y ello está estrechamente relacionado con la economía.

    Llevamos muchos años diciendo que en España estamos sufriendo una crisis de régimen. Y con ello nos referimos a lo que Gramsci llamaba una crisis orgánica, esto es, una crisis que manifiesta las contradicciones económicas y que al no poder ser resueltas por el bloque social y político dominante –las élites político-económicas– también se traduce en crisis del propio bloque dominante. Eso es lo que abre una oportunidad histórica para la disputa del poder político por parte de las clases populares y de sus representantes políticos.

    Pero, por supuesto, no cabe victoria real alguna si se carece de una propuesta económica alternativa. Una propuesta consistente es necesaria para transformar la sociedad. Sin ella, ganar los gobiernos es puro teatro. Sería un simple recambio de élites, de piezas nuevas que operan en el mismo tablero y con las mismas reglas viciadas. De ahí que sea tan importante tanto hacer un diagnóstico preciso como plantear tales alternativas. Y en eso es en lo que muchos llevamos trabajando años, especialmente en los países de Europa del Sur.

    El caso de Grecia

    Hace unos días me reuní en Berlín con el economista jefe de Syriza, John Milios, para compartir algunas reflexiones sobre el momento actual de la crisis tanto en España como en Grecia. También compartimos nuestras respectivas propuestas económicas, que en esencia son las mismas.

    Ambos impugnamos que en Europa exista por un lado un modelo exitoso, el alemán, y por otro lado un modelo fracasado, el español o griego. Existe, en realidad, un único sistema que ha permitido operar de forma simbiótica distintos modelos de crecimiento económico. Es decir, el modelo de crecimiento económico de España-Grecia y el de Alemania se han necesitado mutuamente. El centro y la periferia de Europa forman en conjunto una totalidad económica coherente.

    Es esa configuración económica particular la que ha permitido que tanto centro como periferia pudieran disfrutar de importantes tasas de crecimiento económico que, a su vez, generaban altos niveles de empleo. Pero en tanto que los fundamentos de ese crecimiento eran frágiles y desde luego coyunturales, puede decirse que en los últimos años hemos presenciado un espejismo económico en toda la Unión Europea. En toda, no sólo en los países del Sur.

    Antes de la crisis los desequilibrios por cuenta corriente, tanto en España como en Grecia, eran alabados por las instituciones europeas como síntomas de la convergencia económica entre países del centro y países de la periferia. Ahora esas mismas instituciones consideran tales desequilibrios la fuente de todo problema. Pero en realidad esos desequilibrios han sido siempre el reflejo de ese modelo de crecimiento simbiótico entre el centro y la periferia. Un modelo en el que, en términos coloquiales, los coches alemanes que se vendían en España se compraban con dinero prestado por Alemania.

    La estrategia neoliberal ignora esta situación. Y por lo tanto, más que resolver los problemas económicos está profundizándolos. En una especie de huida hacia delante se ha optado por una estrategia de devaluación salarial que dice pretender la corrección de los desequilibrios comerciales del Sur. Sólo los del Sur, además. Cuando, en realidad, no sólo los desequilibrios son también del Norte sino que además sólo podrán corregirse si se modifica por completo la estructura productiva y las relaciones comerciales entre los países miembros. Algo mucho más ambicioso –y en cierta medida antagónico- que bajar los salarios a los más pobres.

    Por eso el proyecto económico neoliberal, basado en el ajuste permanente sobre los países del sur, no sólo es un error económico. Es también la agudización radical de las tendencias anteriores de precarización laboral y desmantelamiento del Estado Social. La crisis está siendo utilizada como una especie de “doctrina del shock” con la que justificar la aceleración de la transformación social que promueve el neoliberalismo.

    Nuestra propuesta, la compartida por el Partido de la Izquierda Europea (donde estamos 31 partidos, entre ellos Syriza y Die Linke), es llevar a cabo otro tipo de transformación social. Y para ello es obviamente necesaria la solidaridad internacional. No puede concebirse a la Unión Europea como el cortijo de los grandes capitales financieros, ni de las élites políticas del Norte. Hay que ser tan solidarios como radicales, yendo a la raíz de los problemas y atajándolos colectivamente.

    Las propuestas centrales

    Syriza basa su propuesta en cuatro pilares. El primero, combatir la crisis humanitaria abierta por la crisis y la gestión neoliberal de la misma. El segundo, la transformación productiva a partir de medidas tales como la reestructuración de la deuda privada y pública. El tercero, la recuperación del empleo a través de un plan de trabajo garantizado y la subida del salario mínimo interprofesional. Y el cuarto, la reforma democrática Estado.

    Estos cuatro pilares son el sostén de un edificio alternativo que, ciertamente, impugna el diseño actual de la Unión Europea. Al fin y al cabo, la Unión Europea actualmente existente y su arquitectura ha sido diseñada para evitar cualquier alternativa al neoliberalismo. Pero lo importante de las propuestas de la izquierda es que ponen de relieve que son técnicamente viables y que lo que falta es la voluntad política necesaria.

    Las medidas que forman parte de este programa inicial de Syriza, que en todo caso es un primer paso, son viejas conocidas de la izquierda española. La propuesta de garantizar la electricidad y el agua, la sanidad o la educación para todos los ciudadanos ha sido ampliamente debatida en el Congreso a propuesta de Izquierda Unida. También la creación de un stock de viviendas públicas en alquiler barato. O la reestructuración de la deuda pública, la creación de una banca pública, la regulación del sistema financiero, la reforma fiscal progresiva, el plan de trabajo garantizado o la subida del salario mínimo interprofesional. Entre tantas otras. Yo mismo he sido el portavoz encargado de defenderlas todas ellas durante los tres últimos años. Eso sí, propuestas siempre rechazadas por el Partido del Orden, el bipartidismo del PP y PSOE.

    Pero hay mucho de éxito en todos estos intentos. Decía Joan Robinson que había que estudiar economía para evitar ser engañados por los economistas. Nuestra lucha y la de Syriza ha sido un ejercicio de pedagogía constante para demostrar a los ciudadanos que los economistas convencionales, los Montoro y compañía, mienten y traicionan nuestros intereses. Pero también para demostrar que, efectivamente, la economía puede ponerse al servicio de la gente. Que sólo es necesaria voluntad política para iniciar una transformación diferente, y que es la ciudadanía la que decide en última instancia.

    Estamos ante una oportunidad histórica para transformar Europa. Los tiempos de la economía son muy distintos a los tiempos electorales, y lamentablemente queda aún mucho recorrido de esta crisis capitalista. Son muchas las penurias a las que se empuja a la población, y el deber de la izquierda es, a mi juicio, crear un escenario de esperanza política que cristalice lo antes posible. No cabe duda de que el reto de los pueblos europeos y de la izquierda no es pequeño. Pero como reto ineludible conviene dejar claro ante todo que, como se puso de moda ya en la campaña de Bill Clinton, ¡es la economía, estúpido!

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