Echamos el cierre por el duro temporal

olasLos primeros efectos del temporal comenzaron a dejarse sentir. Anoche llovía ya con cierta intensidad. El oleaje había ganado altura y el viento soplaba con fuerza. Todas las poblaciones bañadas por el Cantábrico así como las localidades que se alzan sobre los márgenes de las cuencas fluviales están en situación de alerta, a la espera de lo que pueda acontecer en las próximas horas.

Los parques de bomberos, tanto el de San Sebastián como el resto de dotaciones de Gipuzkoa, tuvieron que atender a lo largo de la pasada noche numerosas llamadas por daños ocasionados por las ráfagas de viento. Los servicios municipales realizaron 56 intervenciones hasta las 6:30 horas, por problemas con contenedores, árboles y andamios.

De acuerdo a los pronósticos de Euskalmet, la comunidad autónoma se verá afectada por un «duro temporal», que desplazará diversos sistemas frontales y afectará «de lleno» a Euskadi. La depresión dejará precipitaciones abundantes, con vientos del noroeste muy fuertes y con nevadas en cotas más bajas. Las precipitaciones, desde ayer por la tarde producirán acumulaciones significativas. Además habrá tormentas con granizo.

El domingo se espera que la cota de nieve descienda hasta los 200-300 metros Las acumulaciones de lluvia de hoy podrían superar los 80 litros por metro cuadrado

Los pronósticos indican, asimismo, que el estado de la mar también empeorará de forma notable. La altura de las olas fue subiendo a lo largo de la jornada de ayer. Hoy, todavía podrían alcanzar alturas más altas y superar los 7 metros, especialmente durante la primera mitad del día, coincidiendo con fuerte viento del oeste-noroeste con fuerza 7-8.

El Ayuntamiento de San Sebastián cerró, como hace siempre, el acceso al monte Urgull y los paseos Nuevo y Leizaola. La decisión de cerrar los jardines del palacio de Aiete y los accesos a la casa de cultura se tomarán en función de cómo avance el temporal.

Además se comunicó a los contratistas de obras para que fijasen los andamios y los vallados de las construcciones.

Un temporal de hace dos años se llevó por delante el tejado del recién construido edificio de las Oblatas. El constructor es un viejo conocido en Aiete

2 comentarios en “Echamos el cierre por el duro temporal

  1. Txaro

    A mí los whattsap con las alertas me tienen mosqueada. No les hago mucho caso porque empiezo a tener coraza de tanta alerta meteorológica frustrada. En enero del año pasado acabé apuntando en la agenda cuántas alertas nos llegaron a los medios. 36 avisos amarillos, a más de uno por día, y 6 alertas naranjas. Hubo más días con alertas o avisos que sin ellos.
    ¿Qué hacer en estos casos? ¿Cómo evitar un efecto «El pastor y el lobo», que tras tanta alerta que se queda en nada, el día en que de verdad llegue la nevada del siglo nos pille descreídos y con los brazos cruzados?
    Las instituciones responden que es mejor pecar de exceso que de defecto. Sospecho que para ellas, tan importante como informar es que, si luego pasa algo, no les salpique. Pero es un juego con riesgos. Lo de estos días en Nueva York -nadie hizo caso a los avisos de nevada- puede llegar a pasarnos algún día no muy lejano como sigamos anunciando las borrascas como ciclogénesis explosivas o las nevadas de toda la vida como si fueran la nevada del siglo.

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  2. Cuento infantil. Pedro y el lobo

    Cuento clásico para niños

    Érase una vez un pequeño pastor que se pasaba la mayor parte de su tiempo paseando y cuidando de sus ovejas en el campo de un pueblito. Todas las mañanas, muy tempranito, hacía siempre lo mismo. Salía a la pradera con su rebaño, y así pasaba su tiempo.

    Muchas veces, mientras veía pastar a sus ovejas, él pensaba en las cosas que podía hacer para divertirse. Como muchas veces se aburría, un día, mientras descansaba debajo de un árbol, tuvo una idea. Decidió que pasaría un buen rato divirtiéndose a costa de la gente del pueblo que vivía por allí cerca. Se acercó y empezó a gritar:

    – ¡Socorro, el lobo! ¡Qué viene el lobo!

    La gente del pueblo cogió lo que tenía a mano, y se fue a auxiliar al pobre pastorcito que pedía auxilio, pero cuando llegaron allí, descubrieron que todo había sido una broma pesada del pastor, que se deshacía en risas por el suelo. Los aldeanos se enfadaron y decidieron volver a sus casas. Cuando se habían ido, al pastor le hizo tanta gracia la broma que se puso a repetirla. Y cuando vio a la gente suficientemente lejos, volvió a gritar:

    – ¡Socorro, el lobo! ¡Que viene el lobo!

    La gente, volviendo a oír, empezó a correr a toda prisa, pensando que esta vez sí que se había presentado el lobo feroz, y que realmente el pastor necesitaba de su ayuda. Pero al llegar donde estaba el pastor, se lo encontraron por los suelos, riéndose de ver cómo los aldeanos habían vuelto a auxiliarlo. Esta vez los aldeanos se enfadaron aún más, y se marcharon terriblemente enfadados con la mala actitud del pastor, y se fueron enojados con aquella situación.

    Cuentos clásicos para niños

    lobo

    A la mañana siguiente, mientras el pastor pastaba con sus ovejas por el mismo lugar, aún se reía cuando recordaba lo que había ocurrido el día anterior, y no se sentía arrepentido de ninguna forma. Pero no se dio cuenta de que, esa misma mañana se le acercaba un lobo. Cuando se dio media vuelta y lo vio, el miedo le invadió el cuerpo. Al ver que el animal se le acercaba más y más, empezó a gritar desesperadamente:

    – ¡Socorro, el lobo! ¡Que viene el lobo! ¡Qué se va a devorar todas mis ovejas! ¡Auxilio!

    Pero sus gritos han sido en vano. Ya era bastante tarde para convencer a los aldeanos de que lo que decía era verdad. Los aldeanos, habiendo aprendido de las mentiras del pastor, de esta vez hicieron oídos sordos. ¿Y lo qué ocurrió? Pues que el pastor vio como el lobo se abalanzaba sobre sus ovejas, mientras él intentaba pedir auxilio, una y otra vez:

    – ¡Socorro, el lobo! ¡El lobo!

    Pero los aldeanos siguieron sin hacerle caso, mientras el pastor vio como el lobo se comía unas cuantas ovejas y se llevaba otras tantas para la cena, sin poder hacer nada, absolutamente. Y fue así que el pastor reconoció que había sido muy injusto con la gente del pueblo, y aunque ya era tarde, se arrepintió profundamente, y nunca más volvió burlarse ni a mentir a la gente.

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