El Topaleku es lugar de encuentro y de descanso.

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Las antiguas caballerizas fueron restauradas hace un lustro. De aquel edificio desconchado, que durante años fue un buen hogar para los jubilados del barrio, se ha pasado a este logrado y bello local intergeneracional en el que convivimos varias asociaciones. Lantxabe tiene el hueco que se ve en la fotografía.

En el día de Nochebuena, el Topaleku, punto de encuentro, de cita y descanso, para el Olentzero de Aiete y los umetxos del barrio, este año protagonizado por los peques de la Aiete Ikasteetxea, acompañados de parvulitos de los otros coles de la zona.

En la entrada del Topaleku, el Olentzero aprovecha para posar para las decenas de gurasos y lucir su mejor sonrisa, destello de la que brilla en la frescura de nuestros rorros.

Dentro del local recuperamos los cantos de Navidad, hablamos de nuestros quehaceres y bebemos un refrigerio

Y seguimos el camino por los indespensables jardines del palacio de Aiete, hasta llegar al centro cultural. Son las 12:30

Allí Mari Domingi, y otros infantes del barrio, esperan al legendario carbonero

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