Entre unos y otros, el Topo sin hacer

vecinos-loiola--575x323«El Gobierno Vasco actual y el anterior se culpan del parón y los que estamos en medio somos los vecinos del barrio», denuncia la asociación Urumea Ibaia

Loiola vuelve a echarse a la calle. El barrio sigue dividido por un doble viaducto ferroviario a la espera de que se construya la estación del Topo y los vecinos se han concentrado para protestar por lo que consideran una situación de «abandono» por parte de las instituciones.

El acto ha coincidido con la inauguración del nuevo puente para la línea de Euskotren, pero las movilizaciones no acaban ahí. Para julio han organizado otra concentración frente a la estación del Topo del barrio para después trasladarse desde allí a Easo, a la sede de Euskal Trenbide Sarea, gestor de las infraestructuras ferroviarias vascas. El objetivo es que sus demandas tengan el mayor eco posible.

«Estos muros retrasan proyectos importantes como la boulevarización de la carretera principal»

La asociación vecinal Urumea Ibaia ha repartido carteles reivindicativos con la frase «Lanak bukatu-Loiola existe» para que residentes y comerciantes los exhiban en sus escaparates, terrazas y balcones. Se han agotado, dato que refleja el grado de implicación de los habitantes del barrio.

«La gente está un poco harta, pero con ganas de hacer ruido. Aquí no se rinde nadie»

Están hartos de promesas incumplidas y palabras que se vuelan con el viento y su malestar parece justificado. «Hace cuatro años se empezó a levantar el muro, pero se paralizó la obra y se quedó estancada. Lo que era una solución para el barrio que debía servir para eliminar el muro ferroviario se ha convertido en un doble muro y que no haya estación nueva. El Gobierno Vasco tiene que invertir dinero para que sigan adelante los trabajos», explican

Las razones oficiales del parón son de índole económica, si bien la coincidencia en el tiempo con el relevo en Lakua hace pensar en motivos menos transparentes. «Entre unos y otros, el Topo sin hacer. Aquí han venido el viceconsejero de Transportes actual (Antonio Aiz) y el anterior (Ernesto Gasco) a dar explicaciones. Les invitamos a que lo hicieran en la casa de cultura y básicamente el uno le echaba la culpa al otro y viceversa. Y, mientras, los que estamos en medio somos los vecinos de Loiola».

El barrio no se resigna a convivir con semejantes moles de piedra y hormigón delante de sus ojos. «Sentimos desengaño, enfado… La gente está un poco harta, pero con ganas de protestar. La manifestación que hicimos hace unos meses fue un éxito y acudieron más de trescientas personas. Los carteles reivindicativos que hemos repartido se han agotado en tres días y ya hay una nueva remesa encargada».

La palabra rendición no aparece en su diccionario. «Hasta que no terminen la obra no vamos a parar. El objetivo a corto plazo es que se metan partidas en los presupuestos del Gobierno Vasco para acometer la estación. Vemos que se reserva dinero para otros proyectos y éste, de mucha menor entidad en lo económico, está paralizado. Si no es para este año, que ya nos han dicho que no se puede, al menos que sea para los del próximo ejercicio, que se empiezan a negociar ahora. Estos muros están retrasando otros proyectos importantes como la boulevarización de la carretera que dividía el barrio y no lo vamos a consentir».

«Sólo buenas palabras»

La asociación Urumea Ibaia no ha logrado arrancar de los representantes públicos un compromiso de actuación. «Hemos escuchado buenas palabras de todos, aunque nadie nos da una solución a corto plazo. En el Pleno todos los grupos apoyaron que se haga la obra y se lo agradecemos, pero lo que necesitamos es que el Gobierno Vasco mueva ficha. Y que el Ayuntamiento, que nos representa a todos los ciudadanos, pelee también porque aquí todos jugamos el mismo partido. Es responsabilidad suya defender el barrio pese a que la construcción de la estación del Topo no es de su competencia».

Si el proceso se hubiera desarrollado conforme a las previsiones originales, esta infraestructura podría haberse inaugurado en julio de 2014. «Ahora, en cambio, los plazos que nos dan se alargan hasta 2018. Y eso siempre que se meta dinero en los presupuestos de 2015, que incluso el propio Gobierno Vasco lo pone en duda».

jorge f. mendiola

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