La negligencia administrativa en el abandono del “Bosque” de Miramón

CAMINOSLa zona boscosa de Miramon se extiende por unas 45 ha, con altitudes comprendidas entre los 50 y los 100 metros sobre el nivel del mar. Se divide en tres vaguadas que bajan de sur a norte, pero que no terminan de unirse debido a la construcción de la variante de San Sebastián, que hace de límite norte a todo el conjunto. Sí que se encuentran unidas, en cambio, por sus laderas, de acusadas pendientes, formando un continuo forestal de tamaño considerable para la zona donde se hallan.

Cada uno de estos pequeños valles tiene características propias: el más occidental, el de mayor longitud, presenta el contraste de unos rodales de árboles añosos inmersos en un bosque, que aunque parece de origen espontáneo, es aún inmaduro. El central es el más intervenido, como atestigua la multitud de especies arbóreas exóticas que presenta, herencia de las intervenciones paisajísticas que ha recibido, incluyendo un intento de crear un jardín botánico en la zona ahora dedicada a merendero o pic-nic, abierto a la zona de las torres de arbide. El más oriental es también el de menor extensión, y se encuentra además constreñido entre la variante, una carretera de acceso a Miramon y tendidos de alta tensión.

A pesar de los bonitos rincones que alberga, el bosque de Miramon se encuentra, desde un punto de vista ecológico, en un estado muy deficiente. Esto se debe a las presiones y limitaciones que ha sufrido históricamente. Los cambios de uso de suelo, por un lado, la introducción de árboles exóticos, por otro, o la progresiva urbanización dentro y fuera de su perímetro, entre otros factores, explican su estado de deterioro.

A esto han contribuido las construcciones de las empresas vinculadas al Parque Tecnológico, red de Parques, presididas por Txemi Corres que ahora se lava las manos respecto de sus compromisos con el Bosque natural

Tampoco ayudan las plantas invasoras, que campan a sus anchas por la zona, en ocasiones en masas monoespecíficas. Plantas invasoras que tienen los días contados en el proyecto de Lur Paisajistak que, ahora, gobierno y oposición municipales quieren olvidar.

Nos encontramos ante un bosque inmaduro, estructuralmente pobre, de escaso valor en cuanto al desarrollo de los hábitats que contiene y con baja capacidad de albergar una fauna rica. Nada que no pueda solucionarse si cada cual cumple con sus responsabilidades y sus compromisos

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