Ramon Saizarbitoria, sin corbata

Su novela, Martutene, Premio Euskadi 2013, en la tertulia de Aiete,ramon S el próximo jueves

«¿Quién le da el premio a quién? ¿Acaso no nos premia él a nosotros (con su obra)?»

El aludido respondió con humor a tales palabras de elogio: «Suena un poco a In Memoriam; me siento un tanto ausente», bromeó el autor de la premiada novela Martutene. Mendizabal, que entrevistó al escritor para Ortzadar, aludió a la vis cómica de Saizarbitoria: «En los últimos años he tenido la oportunidad de conocerle mejor; los periodistas solemos tener cierto temor a los escritores considerados tímidos, pero en Saizarbitoria he encontrado a una persona cercana, generosa, afable y con un gran sentido del humor».

Uno de los primeros temas que se trataron en el coloquio-homenaje fue la tierra natal del literato. «Koldo Izagirre dice que la ciudad ya no es una plaza, ¿qué opina al respecto?», se dirigió el periodista al escritor. Éste reconoció ser «contradictorio» en relación a Donostia, una ciudad «no demasiado querida en Euskal Herria -por aquello de ñoñostiarras, etc.-, como sí lo es, en cambio, Bilbao en Bizkaia», comentó. «Seguramente delante de Koldo la defendería, pero lo cierto es que hay una Donostia que odio, y una Donostia que amo -señaló-; existe algo contra ella que no llego a entender muy bien; parece que olvidamos esa ciudad liberal y euskaldun de Bilintx, que yo quiero mucho«.

Zupiria se interesó sobre la época en que Saizarbitoria ejerció la política -durante un breve periodo de tiempo fue concejal de Euskadiko Ezkerra en el Ayuntamiento de Donostia-, y este recurrió al chiste de Baroja: «El hijo comunicó durante el almuerzo que le habían nombrado concejal, y cuál fue la reacción de su familia: ¡antes sabíamos que eras tonto y ahora se enterará toda la ciudad!».

El escritor también desveló una anécdota propia: «Una vez me incluyeron como ponente en un mitin; mientras observaba cuán enérgicos eran mis compañeros -se les hinchaban las venas del cuello-, de pronto me dí cuenta de que no iba a ser capaz, así que dije que tenía que ir al baño… y nunca volví», narró entre risas.

Al margen de lo anecdótico, Saizarbitoria reflexionó, serio, sobre sus expectativas en torno al fin de ETA. «Nuestra política, economía, industria, incluso los datos de PISA son diferentes respecto a España; creo que existe una nación vasca a la que se ha dotado de una mayor coherencia en los últimos años; y ETA no ha ayudado absolutamente nada en ello -censuró-; ahora, debemos solucionar y cerrar este capítulo cuanto antes, para lo que es preciso realizar una autocrítica que nos salve frente a la historia«.

Para predicar con el ejemplo, el escritor confesó haber pecado de «tibieza» frente a determinados asuntos. «Creo que mi generación renunció a ocuparse de las cuestiones relevantes, quizá fue el infantilismo lo que nos llevó a delegar lo importante en señores que creíamos serios porque vestían corbata«, se sinceró, al tiempo que lanzaba un mensaje a los jóvenes: «Les diría que tengan cuidado con los señores de corbata; pues somos nosotros, las personas libres, quienes tenemos que ocuparnos de los asuntos importantes». Asegura que la política «se le impone» a la hora de escribir. «No puedo evitarlo, por eso digo que a veces ser vasco es agotador», apostilla este cronista de su tiempo, alguien «incapaz de mentir» cuando escribe. En su particular análisis de la sociedad, Saizarbitoria sostiene que «todos somos bastante parecidos«, si bien distingue entre «las malas personas, que hay bastantes y no siempre reparamos en ello», y aquellos que, como él mismo se autodefine, son «neuróticos buenos«.

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