Nos queda El Roto

ENEKOEn nombre de la estabilidad de mi sistema nervioso me propongo no encender jamás la televisión y renunciar definitivamente a que me cuenten las noticias del mundo desde ese medio. Los informativos están protagonizados mayoritariamente por el parloteo irritante y hueco de la clase política. Parecen actores rancios recitando un texto apolillado y previsible, una farsa perpetuada en la que todos se arrogan la propiedad de esa cosa tan abstracta llamada verdad. Aseguran que representan a la gente (debe de ser cierto ya que les votan y lo seguirán haciendo, la voladura del Parlamento, que fue creado democráticamente pero que sus dueños han transformado en una dictadura, celebrada en las calles por millares de personas que disfrazan su rostro con idéntica y reivindicativa máscara, solo puede ocurrir en las ficciones, en ese gozoso delirio titulado V de vendetta), y en los últimos tiempos certifican machaconamente los que siempre estuvieron a salvo del monstruo que este agoniza, que la crisis ha terminado, que todos volveremos a ser felices y a comer perdices.

La consigna sobre el retorno del bienestar colectivo es apestosa. Imagino el careto que se les pone cuando escuchan esto a todos los que se han quedado perdidos en el camino y jamás lo van a volver a encontrar. O a los jóvenes a los que ni siquiera les han dejado pisar ese camino.

Es grotesco escuchar en la retórica boca del Príncipe: “Los hombres y las mujeres de España han hecho frente con coraje a la adversidad y han mostrado una capacidad de sacrificio fuera de toda duda”. ¿Qué coño significa eso?, ¿qué hombres?, ¿qué mujeres? O: “España es una gran nación y vale la pena luchar por ella”. Pregunto: ¿por qué es grande?, ¿qué significa España?, ¿quién lucha por ella? Casi prefiero la respuesta de Rajoy, de ese plagiario de Groucho Marx, cuando le piden su opinión sobre la abolición de la doctrina Parot y farfullea: “Está lloviendo mucho”. Al menos, su desvergüenza provoca risa. Groucho también hubiera incorporado en su genial repertorio a Maduro al haber creado este en Venezuela el Viceministerio de la Suprema Felicidad Social.

Nos queda El Roto. Su viñeta es el único editorial en el que creo, el veraz y tenebroso informativo diario sobre el estado de las cosas.

Carlos Boyero

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