Información en el Diario Vasco de los vecinos de Aiete

pasocebraReclaman dos semáforos para reducir riesgos y facilitar accesos.

El anfiteatro de Miramon  busca iniciativas para hacerlo visible y practicable

Las ciudades son lugares orgánicos que se trasforman por la iniciativa humana, cambian de generación en generación heredando la labor de las anteriores, pero son las últimas quienes deciden qué es lo que se queda y qué deciden trasformar. «Estos días la implacable piqueta decidía derrumbar la llamada ‘puerta de Brademburgo’ de Atocha, como ayer lo hizo con el caserío Munto. Las decisiones de estas actuaciones representan la actitud prepotente del gobierno municipal que contrasta con la prudencia de la ciudadanía».

En el caso de Aiete, de Munto, la ciudadanía ha respondido proponiendo una plaza pública en el lugar que ocupaba el caserío y que éste siga formando parte de la memoria colectiva del nuevo barrio.

ANFITEATRO lt«Ahora hace falta que el gobierno municipal se ponga manos a la obra, la ciudadanía se lo ha puesto fácil. Tenemos la oportunidad de diseñar un espacio público habitado por la ciudadanía, rompiendo con las tiranías del mercado, potenciando la vida cultural autónoma en el barrio. La participación ciudadana no es un derecho que nos haya concedido el nuevo equipo municipal, es un anhelo de mucho donostiarras que vemos nuestra ciudad como un espacio de reflexión y de acción, que defendemos lo simbólico y las señas de identidad, en nuestro caso de Aiete, y luchamos contra la marginación en la que, en muchas de sus actuaciones, nos quiere colocar el ayuntamiento», aseguran miembros de la asociación de vecinos.

Las diversas generaciones de vecinos han visto cómo ha ido cambiando Aiete. Este es uno de los barrios más poblados de la ciudad, que ha crecido a lo largo, aprovechando la colina entre Amara y Lugaritz, poblando y colmando la Goiko Galtzara, que en estos días de 200 aniversario de la quema de la ciudad, ha recuperado para la memoria colectiva que el hoy paseo de Ayete era la comunicación más fluida de San Sebastián con el resto de España y Francia. Esa vía que, por ejemplo, era transitada por los bueyes que trasportaban la sidra de los numerosos caseríos de la zona (Katxola y Munto entre otros) hoy es ‘una pista de velocidad’.

Sin paso elevado 

«Hace unos años la vecindad representada por Lantxabe consiguió del ayuntamiento un plan de seguridad vial y de calidad en la circulación de personas y vehículos de motor, pero con ‘nocturnidad y alevosía’ el anterior responsable de Movilidad decidió suprimir el paso elevado de peatones en la puerta de los jardines de Ayete y aquello se ha convertido, otra vez, en un disparadero. Esa vecindad que quiere andar tranquila por el barrio, «sigue reclamando sendos semáforos, uno para proteger a los niños que acuden a Azkaratene (la escuela pública del barrio) y, otro, que permita un acceso, con menos riesgos, a la casa de cultura desde la zona de Munto Berri y la Parroquia».

Había escuela pública en el barrio pero, como en otros de Donostia, fue absorbida por las escuelas privadas y concertadas. «La voluntad inquebrantable de un docena de padres en defensa de la escuela pública a la que luego se han sumado otras docenas más hasta superar los cuarenta alumnos, ha hecho que hoy Azkaratene sea una realidad, aunque el Gobierno Vasco siga remoloneando, año tras año, discutiendo partidas presupuestarias.

Desde el Gobierno Vasco dicen que no hay dinero para el centro de salud de Aiete y, además, pretendían regatear la partida destinada a la escuela, pero parece que al fin, desde enero, las grúas se instalarán en la Hiru Damatxo para tener la posibilidad de iniciar el curso de 2015 en las nuevas instalaciones proyectadas», aseguran los vecinos.

El proyecto de regeneración del Bosque de Miramón sigue su curso. Se empezará señalando y mejorando los caminos por la zona de Katxola, el anfiteatro y el estanque de debajo de la pasarela, tres de los lugares más emblemáticos.

Asimismo, Lantxabe tiene abierta una entrada en su página web para seguir recibiendo iniciativas de qué hacer para que el anfiteatro se integre en su entorno. El teatro es un conjunto arquitectónico de una potencia extrema. Todo es excesivo en el anfiteatro, el aforo, la pendiente, el graderío. Nunca se podrá llenar con espectadores semejante mole, al contrarío, se mostraría inevitablemente vacío. Sería deseable una actuación que hiciera que los usuarios o el público se sintieran más arropados. Y en ello está el comité ad hoc que colabora con Lur Paisajistak, encargado de la obra, y se solicita la colaboración ciudadana en la mencionada página web de la asociación.

GORKA LARRUMBIDE

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