«El ministro de Cultura español hace declaraciones aberrantes»

daniel richter  002Afirma Tavernier

3.00 P. M. Carreras por los pasillos del Kursaal. Un grupo de periodiotas españoles busca a Bertrand Tavernier. ¿Ha dicho lo que ha dicho en la rueda de prensa sobre José Ignacio Wert, ministro español de Educación, Cultura y Deporte? La rapidez con la que habla ha podido con la traductora simultánea. ¿Se refería al ministro español o francés? Pillado en la calle, Tavernier confirma: sí, sí, el español. «Tengo buenos amigos entre los cineastas españoles, que me informan». Pues allá va, señor Tavernier, su frase: «El ministro español de Cultura hace declaraciones aberrantes, incluso las calificaría de mediocres, que demuestran que no conoce la cultura».

La declaración venía a cuento de que Quai d’Orsay, la película que Tavernier presenta en el certamen de Donostia, una adaptación bastante fidedigna del magistral cómic homónimo, se centra en el día a día de un chaval que es contratado para escribir los discursos de un ministro de Asuntos Exteriores hueco, altivo, un trasunto de Dominique de Villepin quien, sin embargo, ha recibido cierto apoyo del director: «Hay que reconocerle como el autor del más bello discurso oído en la ONU. Tomó postura contra el neoconservadurismo de Bush. En la película nunca nos burlamos de su posicionamiento, sino del caos que crea en su ministerio». Y es entonces, cuando se le ha preguntado por si conocía el bajo nivel de los políticos españoles, cuando ha dicho: «Me resulta difícil conocer ya a los políticos españoles. Solo los que salen en la prensa. El ministro de Cultura hace declaraciones aberrantes, incluso las calificaría de mediocres, que demuestran que no conoce la cultura». Claro que también ha confesado que era más fácil entenderse en las negociaciones con el gobierno Sarkozy que con el actual de Hollande: «Porque los primeros entendían la importancia de salvaguardar la industria. El ministro de Cultura actual apoyó en su momento la piratería. Ahora ha cambiado, porque se da cuenta de la realidad. Hollande cuando arrancó su mandato no entendía nada de nada, no era consciente de lo que significa el coste de la ausencia de la cultura». Gran película de un gran cineasta.

Por: Gregorio Belinchón | 24 de septiembre de 2013

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