¿Y Miramón? El aire verde, el espeso bosque, el canto en silencio

la septimaKatxola, el Bosque de Miramon, el anfiteatro se están ganando (o se deben ganar)  un lugar imprescindible en nuestra ciudad. Entre los palacios, la arena blanca y las añejas calles donostiarras, el Bosque de Miramon y el caserío Katxola han de encontrar (o pueden encontrar) su propio espacio.

La capital de Guipuzkoa es una de las ciudades vascas más hermosas. Pocos discuten ese estatus. Quizá sea por sus singulares playas, por su naturaleza brava o por su elegancia arquitectónica y cultural con aires de Belle Epoque. Por su gastronomía o sencillamente por el ambiente de su casco viejo. O quizá, como valoran quienes la han visitado, sea por el resultado de unir todo ello. Un resultado que sin duda alguna convierte a San Sebastián en uno de esos lugares que, más tarde o más temprano, todo el mundo debe conocer.

Es una ciudad que no deja indiferente a nadie y, habitualmente, siempre para bien. Sus playas son de postal, su casco viejo resulta mágico para quienes lo recorren y posee una riqueza cultural y arquitectónica variopinta y señorial.

La fascinante bahía de la Concha, gobernada por las playas de la Concha y Ondarreta, es una de las maravillas de la ciudad. La apariencia salvaje de La Zurriola le da un encanto especial a lo que se sitúa al otro lado del Urumea. Playas de arena fina y agua cristalina, pintorescas. Especiales… Miramon y Katxola son el complemento perfecto de la ciudad, su fachada sur, su pulmón de aire y de calor, su montaña cultural.

Todos los públicos, niños, jóvenes y mayores puedes pasear por los senderos del Bosque en pleno verano porque los árboles  protegen del sol y permiten disfrutar del silencio de los pájaros. El coqueto caserío -inmerso en la historia de la ciudad- situado en  la orilla del Bosque posee todo tipo de posibilidades museísticas en torno a la elaboración de la sidra.

Cerca está el palacio de Aiete, con 74.000 metros cuadrados de jardines y un belleza sin par. Para llegar a los jardines del palacio de Aiete y a los bosques de Miramón y Katxola -abierto durante todo el verano- hay que dejarse llevar paseando. Bien subiendo por Aldapeta, Paseo de Aiete y Paseo de Oriamendi, bien desde Amara-Illumbe, o bien desde la policlínica, el museo de la ciencia, el BCC. Quienes no quieran perderse esta experiencia pueden tomar, por tanto, cualquiera de estas u otras direcciones que convergen en la séptima maravilla de San Sebastián.

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