A vuela pluma: 34 anotaciones de historias de 1813

quema

  1. Los ingleses llamaban a la ciudad “La Roca”. Con la marea alta, la población podía estar segura de que el asalto era una quimera.

  2. Tras el asedio, había un gran número de niños/as abandonados en las calles y caseríos. Se suman 38 niños/as expósitos en estos años de 1813 a 1816.

  3. El cierre de las puertas de la ciudad era estricto. El Muelle, lugar de pensiones y tabernas en las que se quedaban quienes llegaban después de la hora, se conocía como barrio de la jarana, de la fiesta.

  4. Para evitar problemas con la titularidad de las parcelas y del suelo, tras la destrucción de la ciudad decidieron reconstruir las calles, básicamente, siguiendo el esquema anterior.

  5. En 1813 San Sebastián estaba rodeada de caseríos. Se han contabilizado más de 382, la mitad en el barrio de Aiete/Miramon.

  6. Según el censo de 1787, San Sebastián albergaba al 7,5% de la población guipuzcoana, que contaba con un total de 120.000 habitantes.

  7. En 1813 los archivos del Ayuntamiendo de San Sebastián y los libros parroquiales se quemaron.

  8. El Cristo de la Paz y la Paciencia coronaba la Puerta de Tierra de las murallas en 1813 y fue restacado del incendio. Obra de Pierres Picart, se encuentra en la basílica de Santa María del Coro.

  9. El 31 de agosto de 1813 un incendio fortuito causó desconcierto en las filas francesas y permitió que los ingleses se adueñaran de la brecha, llegaran hasta la Puerta de Tierra y entraran en la Plaza Vieja.

  10. El 16 de enero de 1814 los Cabildos municipal, eclesiástico y el Consulado de la ciudad, junto a 169 vecinos/as, firmaron un Manifiesto sobre la conducta de las tropas británicas y portuguesas el 31 de agosto de 1813 y días sucesivos.

  11. En 1813 desaparecieron caudales, mercaderías, documentos y obras de arte, suponiendo para la burguesía local una pérdida de 102 millones de reales y que 1.500 familias quedaran sin recurso alguno.

  12. En noviembre de 1813 se recogieron 79 testimonios sobre lo sucedido. Únicamente se encuentran los de dos mujeres, el número 74 y el 75, que corresponden a Xaviera Antonia Fernández y a Juana Francisca Arsuaga.

  13. Entre 1814 y 1817, los vecinos/as de los barrios de extramuros no obtuvieron permiso del Ministerio de la Guerra para reedificar sus casas. Finalmente recibieron el visto bueno con la condición de que, en caso de conflicto, serían los encargados/as de destruirlas para evitar que pudiera utilizarlas el enemigo.

  14. En 1863 el arquitecto Antonio de Cortázar ganó el concurso convocado para la construcción del ensanche, derribando las murallas.

  15. En 1813 las casas de San Sebastián eran estrechas e insanas, con muchos ángulos y pequeños patios. También las calles eran en su mayoría angostas, tortuosas y malsanas

  16. La ciudad tenía 9.104 vecinos, 5.488 de ellos intramuros. En el interior había 588 casas con 4.727 adultos/as y 761 niños/as

  17. El centro neurálgico de la ciudad amurallada era la Plaza de la Constitución, donde se encontraba la Casa Consistorial y del Consulado, y bajo cuyos arcos se celebraba el mercado».

  18. La mayoría de donostiarras vivían en viviendas alquiladas

  19. A finales del siglo XVI algunas mujeres regían sus propias tiendas en la ciudad y otras mantenían un activo trato en los arenales preparando, haciéndose cargo y vendiendo bacalao en las cabañas de las que, en general, eran dueñas»

  20. La muralla tenía 7 puertas, de las que 5 estaban habitualmente cerradas. La de Tierra y la de Marina se abrían al amanecer y se cerraban con la puesta de sol»

  21. En 1728 se fundó la Real Compañía Guipuzcoana de Navegación a Caracas, cuyo objetivo era hacerse con el comercio del cacao de Venezuela, producto que llegaba a España por manos holandesas y a altos precios. Supuso una reactivación económica para la ciudad.

  22. El lugar donde se produjeron las citadas aberturas comenzó a ser conocido por el vecindario como “la Brecha”, siendo respetada la denominación por los distintos Ayuntamientos que han ido sucediéndose hasta nuestros días

  23. La calle de la Trinidad, hoy 31 de Agosto, fue la única que se salvó parcialmente de la quema. Se libraron del incendio 35 casas, donde se habían ubicado los soldados británicos

  24. La mayor parte de los muertos se produjeron después de las batallas, en el otoño de 1813 y los comienzos de 1814, a resultas de la epidemia de malaria que tuvo su foco inicial en los humedales de Ibaeta

  25. En la Casa Aizpurua de Zubieta, el 8 de septiembre de 1813, los donostiarras acordaron reconstruir la ciudad

  26. Un mes después del incendio y destrucción de la ciudad y la huida de los vecinos, antes y después del sitio, en octubre de 1813 quedaron 300 habitantes dentro de la ciudad. La mayor parte de los que antes del incendio residían dentro de las murallas de la ciudad andaban errantes por los pueblos y caseríos del país

  27. El 16 de enero de 1814 los Cabildos municipal, eclesiástico y el Consulado de la ciudad, junto a 169 vecinos/as, firmaron un Manifiesto sobre la conducta de las tropas británicas y portuguesas el 31 de agosto de 1813 y días sucesivos

  28. La ciudad no había conseguido ayuda económica alguna. Ni el Gobierno inglés indemnizó los grandes daños causados por sus tropas en la ciudad, ni el Gobierno español acudió en socorro financiero. Sólo el vecindario abonando los arbitrios impuestos a su consumo, autorizados por el Rey, y los capitalistas donostiarras con sus préstamos a interés, fueron la base de los fondos con los que la ciudad pudo iniciar y proseguir la reedificación

  29. Entre 1814 y 1817, los vecinos de los barrios de extramuros no obtuvieron permiso del Ministerio de la Guerra español para reedificar sus casas. Finalmente recibieron el visto bueno con la condición de que, en caso de conflicto, ellos mismos serían los encargados de destruirlas para evitar que pudiera utilizarlas el enemigo»

  30. El Rey Fernando VII tomó bajo su protección la reedificación de San Sebastián, de cuya casa consistorial puso la primera piedra en 1828 y a cuya procesión del Corpus asistió el mismo año»

  31. En 1863 el arquitecto Antonio de Cortázar ganó el concurso convocado para la construcción del ensanche

  32. En 1880 José de Goicoa y Barcáiztegui diseña el monumento que en el cementerio de Polloe recuerda a las víctimas de 1813

  33. En 1913, centenario de la destrucción de la ciudad, se erigió un monumento en Alderdi Eder. Quedan fragmentos de él en Ondarreta, el Cementerio de los Ingleses y la plaza de Irun

  34. El cementerio de los ingleses no es contemporáneo a los hechos. Acogió a los cadáveres de los oficiales británicos muertos en la Primera Guerra Carlista

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