Olentzeroren laguntzailea, Mari Domingi, ikastetxez ikastetxe ibiliko da egun hauetan.

Mari Domingi dotore dotore, Olentzerok oparitutako soinekoarekin. (Argazkia: Agurtzane Altuna)

Etxeko txikienak irrikaz badaude ere, oraindik egun batzuk falta dira Olentzero etortzeko. Ikazkinaren laguntzailea, Mari Domingi, ordea, hasi da dagoeneko Donostiako ikastetxeak bisitatzen. Menditik hirirako bidaia neketsuan, Aieteko Azkaratene ikastetxean egin du bere lehen geldialdia.

Alaia eta goxoa da Mari Domingi. Inork baino hobeto ezagutzen du Olentzero, eta ederki daki zein atsegina eta eskuzabala den. Horregatik, gustura kontatu die bere istorioa haurrei: «Ni mendian bakarrik bizi nintzen neskatila behartsua nintzen. Ikatza banatzen nuen etxez etxe, guztiek izan zezaten suaren berotasuna. Herriko jende aberatsak, ordea, barre egiten zidan, nere gona zaharragatik. Egun batean, Olentzeroren bisita jaso nuen, eta mesedetxo bat eskatu zidan: zabal nezala bere berri, oihuka nezala ozen ikazkina laster hasiko zela opariak banatzen», kontatu die Mari Domingik haurrei.

Mezua zabaldu zuen herrian, baina herriko jendeak ez zion sinetsi. Ez zuten uste Olentzero bezalako gizon miresgarri batek hura bezalako neska behartsu bat aukeratuko zuenik bere laguntzaile izateko. Hala ere, zintzo bete zuen Mari Domingik bere zeregina, eta gabon gauean berak ere saria jaso zuen. Olentzerok soineko berria oparitu zion, eta bere laguntzaile izateaz gain, berarekin bizitzeko eskatu zion.

Geroztik, Olentzeroren laguntzaile fidelena da Mari Domingi. Ez da nolanahiko lanbidea, eta Aieteko haurrek aho zabalik entzun dituzte bere hitzak.

Lan askoko egunak dira hauek Euskal Herriko bikote misteriotsuenarentzat. Olentzerori opariak prestatzen laguntzeaz gain, abenduaren 19a arte, Donostiako hainbat ikastetxe bisitatuko ditu Mari Domingik.

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  1. Diez consejos para las compras navideñas

    En vísperas de la amenaza navideña que se cierne sobre todos nosotros, he aquí una breve batería de consejos a seguir a la hora de realizar las compras que nos permitirá acabar la jornada cargados de bolsas y sin salirnos de nuestro raquítico presupuesto. Este año, está previsto que cada vasco gaste 300 euros menos en regalos navideños. Procuraremos que, al menos uno, se vea obligado a gastar 300 más que el año pasado.

    1) Antes de salir de casa, es importante elaborar una lista con aquellas cosas que realmente necesitamos. Una vez escrita, lanzarse a las tiendas y comprar todo lo demás, dejándonos llevar por nuestros instintos más primarios y nuestra pulsiones más bajas porque el auténtico placer radica en adquirir objetos inútiles, ropa que no nos vamos a poner, discos que no vamos a escuchar, libros que en ningún caso leeremos y películas que, bajo ningún concepto, visionaremos.

    2) Si por lo que sea vamos a dedicar la tarde a comprar los regalos para familiares y amigos, conviene realizar una segunda lista: en la margen izquierda apuntaremos los nombres de nuestras personas queridas y en el de la derecha, un resumen de los agravios y afrentas que nos ha infligido a lo largo del año de forma que podamos ir descartándolos uno a uno por inmerecidos hasta llegar a cero. Si al término del recuento aún quedara algún nombre en la columna de la izquierda, ampliar los criterios penalizadores hasta llegar a la simple muestra discrepancia en público. El objetivo, no lo olvidemos, es ahorrarnos cualquier un dinero que no vayamos a disfrutar en primera persona.

    3) Una vez en la jungla de escaparates, no atosigar a los dependientes de las tiendas con cuestiones abismales que podrían hacer trizas la paz de espíritu inherente a estas fechas. Por ejemplo, evitar las preguntas de índole metafísica, tipo “¿y a qué temperatura dice que hay que lavar esta prenda?”. Si necesitamos entablar conversación con los empleados, recurramos a un temario previamente consensuado en torno a asuntos triviales, tales como el origen de la crisis o el sentido de la vida.

    4) A los más audaces se les recomienda realizar las compras el día de Santo Tomás o la misma víspera de Navidad, jornadas en las que la muchedumbre que invade las calles nos facilitará la operación de cambiar nuestras bolsas de regalos por otras ajenas y provistas de mejores regalos, mediante una sencilla maniobra de despiste. Amén del ahorro que supone, esta operación nos permitirá salvar el engorro que supone esperar mientras nos envuelven los regalos.

    5) Para optimizar el engorro que supone entrar en un establecimiento, se aconseja no salir de él sin haber ‘despistado’ algún articulillo. En este punto, contamos con un aliado inesperado, el capitalismo, cuya teoría del valor-mercancía establece que cuanto más pequeño, más caro. Este principio, cuyos orígenes se remontan a la perfumería ancestral, ha saltado a la gastronomía y al mundo de las nuevas tecnologías. En caso de ser descubiertos al pasar por caja, echar la culpa al niño, bien al propio -en caso de disponer de uno-, bien al ajeno -cualquier menor que se encuentre en las inmediaciones-.

    6) Llevar en todo momento algo de calderilla para atender los requirimientos de los menesterosos de toda condición que pueblan las calles más comerciales, una sencilla transacción económica que, sin apenas coste para nosotros, nos permitirá tranquilizar nuestras conciencias y proseguir con las desenfrenadas compras.

    7) Si nos encontramos en una tienda de delicatessen, no olvidar que podemos abrir dentro de la propia tienda un paquete de nuestro producto favorito y a poder ser biencaro, e ingerirlo con aspecto interesado mientras recorremos los pasillos mientras echamos en la cesta algunas minucias. Si el local dispone de una amplia selección de vinos, salir de casa provistos de un sacacorchos.

    8 ) En el caso de las tiendas de ropa, es obligado entrar en el probador bien cargado de prendas de distintas tallas y, al margen de la compra que realicemos, salir del mismo portando un conjunto de vestimentas nuevas cuyo precio en ningún caso abonaremos. Se recomienda quemar dentro del propio probador nuestra propia ropa mediante una sencilla hoguera, a fin de no dejar rastro del hurto. En caso de ser descubiertos en caja, proferir a gritos, de forma que todos los presentes puedan escucharla, las siguientes preguntas retóricas: “¿Pero se cree usted que iba yo a robar esta horterada de camisa y esta cursilería de pantalón? ¿Pero por quién me toma? ¿Por Marichalar?”

    9) No obsesionarse con las compras hasta el punto de despreciar otras posibilidades. En el trajín navideño, es factible que se den ocasiones propicias para la sustracción de carteras ajenas repletas de billetes de 50 y de 100. Estar atento en todo momento, bajo el principio de que en chino crisis y oportunidad se escriben de la misma forma, y si es evidente que la primera la padecemos a manta, es muy posible que la segunda termine por aparecer. En el caso de ser descubiertos en plena operación, alegar ante el juez que nos estábamos limitando a cumplir las instrucciones que nos habían sido dadas a través de un email anónimo.

    10) Con el objetivo de crear un ambiente propicio para todo lo anterior, nada más entrar en el comercio, es conveniente preguntar por el encargado, al que le haremos saber de inmediato que gastar de forma compulsiva es agotador y despierta la sed, de modo que lo cierto es que ya nos tomaríamos una copita de cava. Si conseguimos que el propio responsable de la tienda se termine la botella en nuestra compañía todo resultará mucho más fácil para nosotros y, por qué no decirlo, agradable para todos.

    2012 diciembre 11
    Alberto Moyano

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