Una opinión (ácida) sobre el nuevo gobierno

Van Cañete, un vendedor de misiles, la niña de Rajoy y un ex alto directivo de Lehman Brothers, y Mariano les dice ‘mire usted’…” El enunciado de los componentes del nuevo gobierno empieza como un chiste y termina como la lista de futbolistas convocados para el próximo partido.

Mariano ha formado un grupo compacto, obediente, con una gran experiencia y unos vastísimos conocimientos en materia económica, con el único objetivo de salvar a España de sí misma mediante la aplicación intensiva de una sola idea: “Habrá que trabajar más para cobrar menos”. Los demás ya puede disolverse porque verán el partido desde la grada. Si en la rueda de prensa de Rajoy no se admitieron preguntas fue tan sólo porque no había respuestas.

La salida de la crisis dependerá de nuestra capacidad de sacrificio, entendida como la virtud de obedecer a ciegas. A los ciudadanos no se les va a pedir nada que no se les vaya a exigir también a los nuevos ministros, esto esto, adhesión inquebrantable y si finalmente el proyecto Rajoy fracasa será porque no supimos estar a la altura de las circunstancias, para qué engañarnos, adversas para los asalariados, inciertas para todos los demás. La juventud mejor preparada de nuestra historia ha elegido un gobierno dominado por los sexagenarios, una edad que quedará progresivamente alejada de la jubilación.

Es éste un Ejecutivo en el que la resolución final del problema vasco no ocupa lugar alguno por la sencilla razón de que Rajoy sabe que es precisamente a pocos minutos de cerrar los mercados cuando los precios de las mercancías caen en picado. Dicho en otras palabras, la Izquierda Abertzale va a realizar el mismo camino con o sin la colaboración de los demás, por lo tanto, no hay motivo para ocuparse de un tema anecdótico cuando apremian cuestiones más urgentes. La ausencia de dirigentes del PP vasco en el nuevo gobierno demuestra la gran influencia que sobre Rajoy ejercen de los hombres de Basagoiti, conscientes de que nada tienen que aportar.

En cuanto a la fusión de Educación (para la ciudadaruina), Cultura (del pelotazo) y Deportes (de Sociedad Anónima) en un solo ministerio, tan sólo constatar que la idea probablemente venga inspirada por un personaje de actualidad que encarna como nadie las tres especialidades: Iñaki Urdangarin.

AM

 

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5 comentarios en “Una opinión (ácida) sobre el nuevo gobierno

  1. Me gusta!

    Urdangarín no sólo como pin-up del movimiento republicano sino como inspiración del gobierno popular y por qué no, Cayetano en el ministerio de agricultura.
    Aunque siempre podemos adoptar el modelo belga y dejar que las cosas mejoren por sí solas, como cuando los semáforos no funcionan y el tráfico fluye mejor que nunca.
    FOROFITO

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  2. Más acidez

    Ni una semana ha pasado desde que el PP se ha hecho con el mando absoluto en el Congreso y ya han cambiado de sitio -sin contárselo al resto de grupos parlamentarios- el busto de Azaña. Les molestaba.
    Y para encontrarle hueco han movido de su sitio el de Ernest Lluch, asesinado por ETA. Extraño respeto a la historia y a una víctima del terrorismo. ¿Verdad que como primera medida de gran talante liberal, de querer contar con todos, de no excluir a nadie, es difícilmente mejorable?
    JMaría

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  3. Recuerden ustedes

    Fue un programa de televisión el que convirtió en personaje a Esperanza Aguirre. “Caiga quien Caiga” hizo una de las mejores campañas a favor de un político al pretender denostarla. Los intentos reiterados por hacer chanza de las lagunas en la formación de la política madrileña, el sacar punta de sus errores, el publicitarla todas las semanas ante los espectadores con sus frases chocantes, sus lapsus y sus despistes, lograron convertir a una política entonces casi desconocida –año 1996, primer gobierno de Aznar–, en un personaje político. CQC hizo de Aguirre un personaje famoso y del que todo el mundo hablaba.

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  4. Rajoy prepara las maletas

    La clase política y los partidos políticos siguen sumando porcentajes de preocupación según el CIS. El barómetro de septiembre del Centro de Investigaciones Sociólógicas señala que un 26,9% señala a la «clase política» y a los partidos políticos como su mayor preocupación. De este modo el apartado referido a los políticos se sitúa una vez más en tercer lugar por detrás del paro y la economía como problemas referidos por los ciudadanos. Con respecto al último barómetro la preocupación sobre la clase política ha subido un 1,5%.

    El método de encuesta en los barómetros del CIS plantea una pregunta abierta sobre problemas percibidos por los ciudadanos de tal modo que la referencia a la «clase política» y a los partidos políticos figura en los resultados por la respuesta espontánea de los encuestados.

    Los datos referidos a la situación política de nuestro país son demoledores. Un 73,2% define la situación política como mala o muy mala y un 76,3% vaticina que en el próximo año las cosas a este respecto estarán igual o peor.

    En cuanto a la configuración del Estado crece la proporción de españoles que abogan por limitar el estado de las autonomías. En el último barómetro de julio un 21,9% manifestaba su prefrencia por una españa sin comunidades autónomas. En el presente estudio ese porcentaje se ha elevado hasta el 24,5%.

    En cuestiones económicas en CIS vuelve a fotografiar el pesimismo de los ciudadanos. Un 40,2% declara tener empleo y un 22,6% dice encontrarse en paro. Entre estos últimos el 39,1% considera poco probable encontrar trabajo en el próximo año y un 21,9% cree que la posibilidad de encontrara empleo es «nada probable». Además, entre los que sí tienen empleo un 18,1% cree bastante probable perder su puesto en el próximo año y un 6,1% considera esa posibilidad muy probable.

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  5. El fondo de armario de Bárcenas

    De la perplejidad al pánico. Del pánico a la incredulidad. De la incredulidad al desasosiego. Del temor al escepticismo. El Partido Popular lleva cuatro meses inmerso en el diabólico laberinto de los papeles de Luis Bárcenas sin que nadie se atreva a aventurar qué tipo de munición guarda el extesorero en su fondo de armario.

    «Conocer que tenía cuentas en Suiza fue como un infarto del que nos costó recuperarnos. Ahora somos más como enfermos crónicos de diabetes, que cada vez que aparece un síntoma sabemos que tenemos que recurrir a la insulina». De esta manera tan gráfica explica un miembro de la dirección nacional del PP los efectos que provoca cada sacudida en relación al ‘caso Bárcenas’. Esta semana ha trascendido que la formación que preside Mariano Rajoy le pagó 724.000 euros por no hacer nada durante 34 meses. Además, el extesorero reveló ante el fiscal que negoció con Dolores de Cospedal el acuerdo de compensación para abandonar el partido. Una versión que contradice la que ofreció la propia secretaria general de los populares, que negó haber tratado con Bárcenas.

    El hilo de esta enrevesada madeja amenaza con mantener vivo este escándalo de presunta financiación ilegal hasta, al menos, la antesala de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2015. Una mochila muy pesada si se suma al lastre de las reformas estructurales y los recortes en el Estado del bienestar, cuyos efectos positivos aún no se aprecian, más bien al contrario, porque el desempleo no para de crecer y apenas hay indicadores económicos que inviten al optimismo.

    En este contexto, la losa de la corrupción puede ser la ola definitiva que arrastre al naufragio al partido gubernamental. De hecho, en el PSOE están convencidos de que, efectivamente, Bárcenas será el «enterrador político» de Rajoy. Sin embargo, estas cábalas electorales aún no quitan el sueño en la dirección del partido. «Dos años en política son un mundo», recuerdan en el edificio de la calle Génova de Madrid antes de aferrarse a la idea de que el Gobierno prevé un leve crecimiento económico en 2014, que será más acentuado en 2015.

    Más preocupa en la cúpula popular el efecto desmovilizador que pueda provocar este terremoto en sus propias filas. «Nuestros militantes y los cargos medios en ciudades y pueblos no tienen ningún problema en partirse la cara para defender las medidas económicas del Gobierno, pero con lo que no pueden es con la corrupción», confiesa un barón autonómico del PP.

    ‘Contabilidad B’

    El afloramiento de la supuesta ‘contabilidad B’ ha tenido además un daño colateral: los altos emolumentos que han recibido, y reciben, los máximos dirigentes populares marean fuera de Madrid. Entre 2008 y 2011, en plena crisis, Mariano Rajoy y el resto de secretarios ejecutivos del partido se subieron el sueldo un 22% de media, según la auditoría interna que hizo pública el propio PP y que aún se puede consultar en su página web.

    El líder popular marcó en febrero la estrategia que el partido debía seguir en relación con Bárcenas, al que continúa sin mencionar en sus intervenciones públicas o en las respuestas que ofrece durante las contadas ruedas de prensa que concede. Rajoy, tras desnudar sus cuentas y su patrimonio -aún espera que lo haga Alfredo Pérez Rubalcaba-, ordenó arriar velas y evitar entrar en una espiral casi diaria de respuestas ante cualquier novedad judicial o informativa sobre las andanzas de Bárcenas en los treinta años que trabajó en el área financiera del PP.

    Desde ese instante, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, rehuyó abordar el tema Bárcenas durante las comparecencias en La Moncloa, posteriores a los Consejos de Ministros, y Cospedal ha tardado un mes y medio en romper los silencios de Génova. Un mutismo que se instaló tras aquella controvertida intervención en la que habló de un «finiquito simulado y diferido» para Bárcenas. Una expresión «inapropiada», según confesó después la propia Cospedal y que provocó una riada de comentarios, casi todos entre jocosos e indignados, incluso en su partido.

    Rajoy, que en público promete que el PP operará en este asunto con «el máximo rigor, la máxima transparencia y la máxima diligencia», muestra en privado su convicción de que esta tormenta, por fuerte que llegue a soplar, amainará. Otros dirigentes del PP recuerdan, sin embargo, que cuando un asunto se judicializa la maquinaria de la Justicia es, aunque lenta, inexorable y que las cosas pintan muy mal para el extesorero con las consecuencias que ello puede tener para el partido. «Está más gallego que nunca», ironiza otro dirigente popular para intentar explicar la falta de contundencia de su jefe de filas en este asunto.

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