Lantxabe intercedió en el milagro del sábado en Anoeta

La globalización culé pincha en hueso en Anoeta. La Real hace morder el polvo al todopoderoso Barsa

El sábado anterior al primer domingo de mayo es uno de los tres días en que, de forma milagrosa, se licúa la sangre de San Gennaro en Nápoles. Y eso, se mire por donde se mire, es todo un acontecimiento. 

Habrá quien crea que es casualidad que sea justo cuando la Real jugó con el Barcelona. Hay agnósticos por todas partes y hasta algún ateo. Allá ellos. San Gennaro es un santo futbolero, naturalmente. Ahí queda cómo convirtió al Nápoles en campeón haciendo milagros a medias con otro santo, san Diego Maradona, que sigue siendo objeto de las mayores plegarias de los feligreses del San Paolo, el estadio que cada quince días llenaban más de sesenta mil tifosi en los todavía recientes tiempos en tercera división. 

El sábado anterior al primer domingo de mayo se celebra la fiesta del traslado de San Gennaro, del Duomo a Santa Chiara, donde se espera que se licúe su sangre. Se espera porque no es seguro. A veces falla y si la sangre no se hace líquida la tradición dice que graves desgracias caerán sobre Nápoles. Sucedió en 1980 y hubo un terremoto. También en 1987 y salió un alcalde comunista…

No hay santo sin devotos. Esto es muy importante. Los milagros no suceden solos, hay que creer. La sangre de San Gennaro no se licúa porque sí. Los fieles rezan para que se produzca. A veces resulta sencillo, bastan un par de plegarias, pero otras cuesta horas y horas de rezos, angustia, lloros, desesperación y hasta algún altercado por la emoción. Pero al final, sucede.

 El sábado anterior al primer domingo de mayo el Barcelona de Pep, Messi y Xavi Hernadez jugaron en Donostia. No hay triunfo sin devoción, sin esfuerzo, sin fe y sin pasión. Lo sabe San Gennaro, que de fútbol entiende un rato. No caben agnósticos ni mucho menos conversos.

 Que cada cual crea lo que quiera, pero lo único que está claro es que San Gennaro hizo algo grande, serán sus colores azul y el blanco, los de su Nápoles, como los de nuestra Real de Anoeta… o lo que usted quiera -si es entendido en fútbol o intrigas- pero se produjo el milagro…y ganaron los blanquiazules.

Comprobado, fue Lantxabe quien influyó en la voluntad del santo. De esta forma San Gennaro quiere coresponder al viaje organizado por la Asociación a visitar la región de Nápoles y a sus reliquias.

Sobre un artículo de Iñaki Izquierdo DV

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